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Necesitamos héroes

Las acciones de los héroes y la gloria de sus arduas hazañas serán duraderas; solo ellas escaparán a la aniquiladora guadaña de la muerte. -Ovidio

“No está en moda hablar de héroes”, me dijo un joven hace poco tiempo. En un mundo bombardeado por notas de “súper estrellas”, “influencers”, deportistas encumbrados y series de narcos; la sola palabra héroes, parece desfasada, arcaica. No creo que lo sea. Como los clásicos en la literatura, los héroes no tienen fecha de caducidad y su ejemplo es necesario siempre. Sobre todo en tiempos de adversidades. Y no hablo de santos, ni héroes de piedra, sino los de carne y hueso, con aciertos y errores; personas quienes con sus acciones dejan o dejaron un precedente de valor.

La palabra héroe tiene su origen en el griego “eros”, amor; así pues un héroe es alguien con amor en su corazón. La Real Academia Española define a un héroe como “persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble”. En ese sentido, cualquier ser humano puede ser un héroe, cualquiera es capaz de algo extraordinario. En mi manera de ver, siempre se necesitan héroes. Y su valor representa un baluarte social indiscutible. Incluso cuando son anónimos. Gracias al ejemplo de los héroes, sabemos lo que una persona puede lograr. La historia universal es maestra al respecto. Y en nuestro país, los héroes han sido fundamentales en las luchas libertarias. La independencia, la reforma y la revolución fueron sustrato de heroísmo.     

Necesitamos héroes

Muchos de estos conflictos nacionales tuvieron presencia en los estados y adquirieron características propias. En Tamaulipas, la defensa de la tierra y de las libertades fueron causas asumidas con valentía y decisión. En ese contexto y años después de la Intervención Norteamericana, (una de las guerras más dolorosas en la que nuestro estado perdió más de la mitad de su territorio), otro conflicto motivó a grandes grupos de tamaulipecos a sumarse a la causa republicana encabezada por el Presidente Juárez. Entre ellos estaba, quien más tarde se convertiría en un grande de Tamaulipas: Pedro José Méndez Ortiz. Nacido en la Villa de Hidalgo en 1836, en el seno de una familia acomodada, decidió unirse a la causa juarista cuando apenas tenía 22 años.

Al término de la guerra de Reforma, Méndez se retiró a su vida personal, pero en 1862 cuando los franceses lanzan su ofensiva contra México, después de la cancelación de la deuda, el joven tamaulipeco asume otra vez su compromiso con la soberanía nacional. Enterado de la invasión en Tampico, Pedro tomó las armas y sustentado por su conocimiento del terreno empezó a propinar derrotas a los franceses mostrando su capacidad estratégica por lo que le nombraron coronel en el año 1863. Desplegando la táctica de guerra de guerrillas, el coronel Méndez siguió cosechando triunfos y más tarde fue nombrado jefe de las fuerzas de los tres estados del noreste.

Muy apreciado y poseedor de la confianza del presidente Juárez, Pedro José Méndez era también respetado y querido por su ejército denominado “Fieles de Hidalgo”,  en alusión a la indeclinable lealtad que profesaban. En un ambiente rodeado de traidores, los Fieles acompañaron a Méndez, quien en 1865 es nombrado general por el mismísimo presidente Juárez después de sus consecutivos triunfos en las principales ciudades del noreste. Un año después, en Tantoyuquita, un puerto fluvial con aduana de gran movimiento comercial, Pedro José Méndez ganó su última batalla. Después de apoderarse del botín de guerra y hacer capitular a los franceses, el valiente general tamaulipeco es herido en el pecho por una bala enemiga para expirar horas más tarde, el 23 de enero de 1866 a los veintinueve años. Las últimas palabras del héroe fueron: “Me han muerto, no desmayen, allí está el camino”, señalando el enemigo.

Muerte victoriosa que se constituye en un ejemplo de valor incuestionable. Pedro José Méndez lo arriesgó todo, enarbolando siempre los ideales liberales y la defensa de la República. Ya lo dijo el ideólogo del liberalismo, Jesús Reyes Heroles: “Contrariamente a los equivocados que creían que los privilegios se podían mantener sumando a ellos una fuerza externa, subordinando la nación a otra nación, Pedro José Méndez tuvo la fe en la fuerza que su patria derivaba, precisamente de la razón”. 

Este 23 de enero conmemoramos en Tamaulipas un modelo de amor por la patria, honestidad, congruencia y fortaleza que es aliento para nuestras adversidades del presente. Considerado por muchos como el más grande de nuestros héroes regionales, su ejemplo de lucha en la defensa de nuestra tierra es hoy más vigente que nunca. Pedro J. Méndez nos marcó el camino. Ahora nos toca a nosotros construir un mejor porvenir, fieles a sus principios libertarios. Ya lo dijo el poeta: “hay que ser héroes de nosotros mismos”.