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Llegó la hora

Corresponderá a tres mujeres altamente calificadas hacer un examen de los resultados que ha tenido el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá a casi un año de su entrada en vigor. De manera especial habrá de tratarse el tema laboral, que fue uno de los más importantes en las largas negociaciones que se llevaron a cabo, con cambio de régimen en dos de los firmantes. Cabe recordar que el amargoso secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, opuso una feroz resistencia en el tema.

Será la nueva secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, quien presidirá mañana lunes y el martes la primera reunión de la Comisión de Libre Comercio del T-MEC. Katherine Tai, la representante Comercial de Estados Unidos, será la anfitriona del encuentro virtual, en el que participará Mary Ng, ministra de Pequeñas Empresas, Promoción de Exportaciones y Comercio Internacional de Canadá.

Llegó la hora

Aunque se habla de tratar asuntos generales y revisar los logros del tratado, la realidad es que ocupará la agenda el tema laboral, luego de que México recibió la primera queja laboral del T-MEC hecha por sindicatos estadounidenses que denunciaron a una planta automotriz en Matamoros, Tamaulipas, por violar las disposiciones relativas a los salarios que fueron establecidos para el ramo; además de una solicitud de la USTR para revisar los derechos laborales en la planta de General Motors en Silao, Gto.

Así mismo, estará en el tapete de las discusiones la nota que la Embajada de México en Washington envió el miércoles al Departamento del Trabajo para denunciar la falta de aplicación de leyes laborales en la industria agrícola en Estados Unidos. Clouthier dijo que confía en los mecanismos de acción rápida del T-MEC porque previenen asuntos jurídicos complicados, además de que "México busca una política para América del Norte que nos permita superar los retos que enfrentamos y caminar, juntos, hacia una recuperación económica incluyente para los tres países". Sobre todo luego de la pandemia.

Cabe señalar que en el primero de los casos, referente a los salarios de los trabajadores de la industria automotriz, el tratado estipula que 40% del valor agregado a los vehículos ligeros y 45% del de los camiones deberán incorporarse en zonas de Norteamérica donde se ofrezcan salarios superiores a los 16 dólares por hora (Art. 4-B.7-1). Este nivel de percepciones, no debe considerar a las prestaciones, se refiere al promedio de la tasa salarial base por hora de empleados involucrados directamente en la producción de una parte o componente, y no incluye salarios de administración, I+D, ingeniería y otras actividades ajenas a la producción directa de las partes o a la operación de las líneas de producción.

Por otra parte, vale decir que el T-MEC es una gran oportunidad de crecimiento económico del país, pero también puede ser un excelente detonante para hacer efectivo el marco jurídico laboral, no sólo de los trabajadores del sector manufacturero o industrial, pues al parecer es al que mayor interés se le puso en ese Acuerdo comercial y dando poca importancia a los jornaleros y peones que prestan sus servicios en el sector agropecuario, donde se presentan cuadros dramáticos de violación de derechos humanos. 

Los problemas de incumplimiento del tratado por parte de los productores agrícolas de los Estados Unidos fueron resumidos claramente en la carta que el embajador Esteban Moctezuma hizo llegar a las autoridades laborales estadounidenses. Entre ellos expuso la falta de pago de salario ordinario y el tiempo extraordinario correspondiente; la exclusión de los jornaleros del pago de tiempo extra, del salario mínimo en supuestos específicos y del derecho a organizarse y negociar de forma colectiva.

Otros casos mencionados fueron el incumplimiento de los empleadores de los protocolos de descansos e instalaciones para trabajadores del campo; la falta de regulación federal respecto al estrés por calor en la industria agrícola; disparidad salarial entre los trabajadores de las empacadoras y los trabajadores de las plantas de procesamiento de proteína. E incumplimientos en el acceso a estaciones de lavado de manos y sanitarios; incumplimiento de empleadores de los protocolos de Covid-19 y la falta de medidas de seguridad y salud para evitar el contagio y propagación; la falta de asistencia legal así como la reinstalación o el pago de salarios caídos, y falta de atención a los casos de violencia y acoso sexual.

La legislación laboral del nuevo tratado contempla que: "Artículo 23.8: Los trabajadores Migrantes. Las Partes reconocen la vulnerabilidad de los trabajadores migrantes con respecto a las protecciones laborales. Por consiguiente, al implementar el Artículo 23.3 (Derechos Laborales), cada Parte asegurará que los trabajadores migrantes estén protegidos conforme a sus leyes laborales, sean o no nacionales de la Parte. 

Artículo 23.9: Discriminación en el Centro de Trabajo. Las Partes reconocen el objetivo de eliminar la discriminación en el empleo y la ocupación, y apoyan el objetivo de promover la igualdad de la mujer en el centro de trabajo. Por consiguiente, cada Parte implementará políticas que considere apropiadas para proteger a los trabajadores contra la discriminación en el empleo basada en el sexo (incluyendo con respecto al acoso sexual), embarazo, orientación sexual, identidad de género y responsabilidades de cuidado; proporcionar licencias de trabajo para el nacimiento o la adopción de infantes y el cuidado de los miembros de la familia y proteger contra la discriminación salarial".

Muy importante es destacar las magníficas relaciones políticas que sostienen México y los Estados Unidos con los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden. Este último pidió el pasado miércoles a México que examine las presuntas violaciones de derechos laborales en una fábrica de camionetas de General Motors, una medida que podría derivar en aranceles sobre algunos de los vehículos más rentables de la automotriz bajo el nuevo acuerdo comercial TMEC. Su representante comercial Tai dijo que se dialogará con el gobierno mexicano para evitar una feroz competencia salarial a la baja para los trabajadores estadounidenses y mexicanos.

Por su parte el presidente mexicano, saludó la acción y reconoció las disposiciones del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, que tienen como objetivo fortalecer los sindicatos mexicanos y ralentizar la migración de la producción automotriz estadounidense al sur de la frontera. Cuando hay voluntad, todo se arregla amistosamente y con la ley en la mano.

Llegó la hora de que las empresas mexicanas o asentadas en México compitan con precio y calidad, no con la explotación laboral. A todo santo le llega su capillita y es la hora de la justicia social que han entendido muy bien los presidentes. 

Análisis

Llegó la hora

por Fortino Cisneros Calzada

Corresponderá a tres mujeres altamente calificadas hacer un examen de los resultados que ha tenido el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá a casi un año de su entrada en vigor. De manera especial habrá de tratarse el tema laboral, que fue uno de los más importantes en las largas negociaciones que se llevaron a cabo, con cambio de régimen en dos de los firmantes. Cabe recordar que el amargoso secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, opuso una feroz resistencia en el tema.

Será la nueva secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, quien presidirá mañana lunes y el martes la primera reunión de la Comisión de Libre Comercio del T-MEC. Katherine Tai, la representante Comercial de Estados Unidos, será la anfitriona del encuentro virtual, en el que participará Mary Ng, ministra de Pequeñas Empresas, Promoción de Exportaciones y Comercio Internacional de Canadá.

Aunque se habla de tratar asuntos generales y revisar los logros del tratado, la realidad es que ocupará la agenda el tema laboral, luego de que México recibió la primera queja laboral del T-MEC hecha por sindicatos estadounidenses que denunciaron a una planta automotriz en Matamoros, Tamaulipas, por violar las disposiciones relativas a los salarios que fueron establecidos para el ramo; además de una solicitud de la USTR para revisar los derechos laborales en la planta de General Motors en Silao, Gto.

Así mismo, estará en el tapete de las discusiones la nota que la Embajada de México en Washington envió el miércoles al Departamento del Trabajo para denunciar la falta de aplicación de leyes laborales en la industria agrícola en Estados Unidos. Clouthier dijo que confía en los mecanismos de acción rápida del T-MEC porque previenen asuntos jurídicos complicados, además de que "México busca una política para América del Norte que nos permita superar los retos que enfrentamos y caminar, juntos, hacia una recuperación económica incluyente para los tres países". Sobre todo luego de la pandemia.

Cabe señalar que en el primero de los casos, referente a los salarios de los trabajadores de la industria automotriz, el tratado estipula que 40% del valor agregado a los vehículos ligeros y 45% del de los camiones deberán incorporarse en zonas de Norteamérica donde se ofrezcan salarios superiores a los 16 dólares por hora (Art. 4-B.7-1). Este nivel de percepciones, no debe considerar a las prestaciones, se refiere al promedio de la tasa salarial base por hora de empleados involucrados directamente en la producción de una parte o componente, y no incluye salarios de administración, I+D, ingeniería y otras actividades ajenas a la producción directa de las partes o a la operación de las líneas de producción.

Por otra parte, vale decir que el T-MEC es una gran oportunidad de crecimiento económico del país, pero también puede ser un excelente detonante para hacer efectivo el marco jurídico laboral, no sólo de los trabajadores del sector manufacturero o industrial, pues al parecer es al que mayor interés se le puso en ese Acuerdo comercial y dando poca importancia a los jornaleros y peones que prestan sus servicios en el sector agropecuario, donde se presentan cuadros dramáticos de violación de derechos humanos. 

Los problemas de incumplimiento del tratado por parte de los productores agrícolas de los Estados Unidos fueron resumidos claramente en la carta que el embajador Esteban Moctezuma hizo llegar a las autoridades laborales estadounidenses. Entre ellos expuso la falta de pago de salario ordinario y el tiempo extraordinario correspondiente; la exclusión de los jornaleros del pago de tiempo extra, del salario mínimo en supuestos específicos y del derecho a organizarse y negociar de forma colectiva.

Otros casos mencionados fueron el incumplimiento de los empleadores de los protocolos de descansos e instalaciones para trabajadores del campo; la falta de regulación federal respecto al estrés por calor en la industria agrícola; disparidad salarial entre los trabajadores de las empacadoras y los trabajadores de las plantas de procesamiento de proteína. E incumplimientos en el acceso a estaciones de lavado de manos y sanitarios; incumplimiento de empleadores de los protocolos de Covid-19 y la falta de medidas de seguridad y salud para evitar el contagio y propagación; la falta de asistencia legal así como la reinstalación o el pago de salarios caídos, y falta de atención a los casos de violencia y acoso sexual.

La legislación laboral del nuevo tratado contempla que: "Artículo 23.8: Los trabajadores Migrantes. Las Partes reconocen la vulnerabilidad de los trabajadores migrantes con respecto a las protecciones laborales. Por consiguiente, al implementar el Artículo 23.3 (Derechos Laborales), cada Parte asegurará que los trabajadores migrantes estén protegidos conforme a sus leyes laborales, sean o no nacionales de la Parte. 

Artículo 23.9: Discriminación en el Centro de Trabajo. Las Partes reconocen el objetivo de eliminar la discriminación en el empleo y la ocupación, y apoyan el objetivo de promover la igualdad de la mujer en el centro de trabajo. Por consiguiente, cada Parte implementará políticas que considere apropiadas para proteger a los trabajadores contra la discriminación en el empleo basada en el sexo (incluyendo con respecto al acoso sexual), embarazo, orientación sexual, identidad de género y responsabilidades de cuidado; proporcionar licencias de trabajo para el nacimiento o la adopción de infantes y el cuidado de los miembros de la familia y proteger contra la discriminación salarial".

Muy importante es destacar las magníficas relaciones políticas que sostienen México y los Estados Unidos con los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden. Este último pidió el pasado miércoles a México que examine las presuntas violaciones de derechos laborales en una fábrica de camionetas de General Motors, una medida que podría derivar en aranceles sobre algunos de los vehículos más rentables de la automotriz bajo el nuevo acuerdo comercial TMEC. Su representante comercial Tai dijo que se dialogará con el gobierno mexicano para evitar una feroz competencia salarial a la baja para los trabajadores estadounidenses y mexicanos.

Por su parte el presidente mexicano, saludó la acción y reconoció las disposiciones del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, que tienen como objetivo fortalecer los sindicatos mexicanos y ralentizar la migración de la producción automotriz estadounidense al sur de la frontera. Cuando hay voluntad, todo se arregla amistosamente y con la ley en la mano.

Llegó la hora de que las empresas mexicanas o asentadas en México compitan con precio y calidad, no con la explotación laboral. A todo santo le llega su capillita y es la hora de la justicia social que han entendido muy bien los presidentes.