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La revolución en reversa

A esta lamentable circunstancia, debe agregarse el hecho vergonzoso de que el pueblo mexicano paga a sus verdugos para que que lleguen a los cargos públicos avalados por un sistema electoral inepto y viciado

México es uno de los pocos países en que todavía el pueblo financia las campañas de sus verdugos para que lleguen a los puestos públicos y cargos de representación popular, desde los cuales pueden amasar colosales fortunas, la mayor parte de ella depositadas en cuentas del exterior, preferentemente en los paraísos fiscales que al parecer fueron ideados para atender la demanda de los políticos mexicanos amafiados con los grandes capitales, que no han dejado piedra sobre piedra de la gran nación mexicana.

De acuerdo al apartado II del Artículo 41 constitucional: “La ley garantizará que los partidos políticos nacionales cuenten de manera equitativa con elementos para llevar a cabo sus actividades y señalará las reglas a que se sujetará el financiamiento de los propios partidos y sus campañas electorales, debiendo garantizar que los recursos públicos prevalezcan sobre los de origen privado. El financiamiento público para los partidos políticos que mantengan su registro después de cada elección, se compondrá de las ministraciones destinadas al sostenimiento de sus actividades ordinarias permanentes, las tendientes a la obtención del voto durante los procesos electorales y las de carácter específico”. Premia a bribones.

La revolución en reversa

En un país con características similares, Venezuela, hace tiempo que ese yerro fue corregidos y ahora la ley señala que: “Artículo 67.- Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de asociarse con fines políticos, mediante métodos democráticos de organización, funcionamiento y dirección. Sus organismos de dirección y sus candidatos o candidatas a cargos de elección popular serán seleccionados o seleccionadas en elecciones internas con la participación de sus integrantes. No se permitirá el financiamiento de las asociaciones con fines políticos con fondos provenientes del Estado”.

Puede alegarse que Venezuela está viviendo un estado de excepción y hasta afirmar que no hay democracia; pero, eso nada tiene que ver con el hecho, incontrovertible, de que el sistema electoral venezolano es muchas veces mejor que el mexicano, pues fue uno de los primeros en utilizar los equipos cibernéticos para la identificación de los votantes, la recepción de los sufragios y su contabilidad prácticamente en tiempo real. Aquí todavía el trabajo se hace a mano por manos quién sabe si más ineptas que corruptas, o al revés.

Para dar una idea del pozo profundo en que está sumergido el sistema político mexicano costeado con recursos venidos del pueblo mediante el pago de impuestos de los que sólo escapa la élite privilegiada, habría que recordar que Raúl Salinas fue metido en la cárcel por el presidente Zedillo, luego de que la procuradora suiza, Carla del Ponte, viniera personalmente a México para exhibir la pruebas de los enormes depósitos hechos en su país por Salinas, utilizando una serie de identidades y nombres falsos.

Además, se le imputó la autoría del crimen en contra de José Francisco Ruiz Massieu, ‘porque apoya una serie de reformas que no convienen’, utilizando una trama siniestra que involucra a personajes de la vida política tamaulipeca y, ¡quien lo creyera!, los servicios contratados de manera oficial por la PGR a través de Pablo Chapa Bezanilla, subprocurador encargado del caso, de una ‘vidente’ de nombre Francisca Zetina, para desentrañar el misterio de la desaparición del inculpado como autor intelectual.

Llegó a la presidencia Vicente Fox y el 14 de junio del 2005 , Raúl Salinas fue exonerado del cargo de homicidio. Más tarde, en julio del 2013, le fue obsequiada la sentencia absolutoria dictada por el juez 13 de Distrito de Procesos Penales Federales, Carlos López Cruz, a su favor, en el juicio que le quedaba pendiente por el delito de enriquecimiento ilícito. Se ordenó la devolución de 41 propiedades, además de que la CNBV debió descongelar sus cuentas bancarias y de cheques, incluyendo las suizas.

Según el estudio de Transparencia Internacional (2018), México es hoy el país más corrupto de toda América Latina. Más de la mitad de los mexicanos (el 51% de los encuestados) han tenido que hacer una tributación informal e ilegal a través de la corrupción. En 2016 México recibió un puntaje de 30 puntos/100 en el Índice de Percepción Global de la Corrupción. El país es más corrupto que la mayor parte de las economías emergentes, más que naciones con monarquías y dictaduras; e inclusive más que algunos países que en fechas recientes tuvieron guerras, genocidios, crisis humanitarias y hambrunas.

A esta lamentable circunstancia, debe agregarse el hecho vergonzoso de que el pueblo mexicano paga a sus verdugos para que que lleguen a los cargos públicos avalados por un sistema electoral inepto y viciado.