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La Patria es primero

En los tres grandes movimientos político-sociales del México de antaño, se observan las mismas características: en el primero, la transición de la estructura política de la Colonia y del Imperio, a la formación de un estado nacional basado en el orden constitucional; en el segundo, la lucha contra el conservadurismo y la invasión extranjera y, en el tercero, la conversión de un movimiento político en la primera revolución social del siglo XX. En todos los casos, se fue contra los privilegios.

La Guerra de Independencia inició en 1810 y terminó en 1821, la Guerra de Reforma comenzó en 1857 y culminó con el fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía en 1867; la Revolución dio principio en 1910 con el llamado de Madero a las armas y tuvo su fin en 1929 con la creación del Partido Nacional Revolucionario que convocó a todas las fuerzas políticas a la paz y el progreso.

La Patria es primero

El camino fue escabroso y lleno de dificultades. La Independencia se hubiera frustrado si se queda en un simple cambio de mando y el poder que el coronel Agustín de Iturbide, comandante general de la provincia de Guanajuato, a quien se iba a procesar por abuso, desfalco y corrupción, asume al traicionar a su compromiso con la Corona española y proclamar, junto con Guerrero, el Plan de Iguala y convertirse en Emperador de México es real; sin embargo, Victoria proclama la República.

Los conservadores opuestos a las Leyes de Reforma fueron derrotados en toda la línea por los liberales, cuyo triunfo se proclama al ingresar a la Ciudad de México el Ejército triunfante de Jesús González Ortega; derrotados, aprovecharon la invasión francesa para ir a ofrecer el trono de México a un emperador extranjero. Por fortuna, fueron nuevamente aniquilados por las fuerzas leales al presidente Benito Juárez que se erigió como el campeón del derecho y de la libertad.

En la Revolución, las ideas de Madero por la democracia, luego de 30 años de porfirismo, cada vez peor, se convirtieron en anhelos de transformación social con su artero asesinato. Los hombres que no habían sido atraídos por la política, tomaron las armas por la justicia, que, con el triunfo de la causa se convirtió en la más avanzada legislación en la que brilla con todos su esplendor la justicia social, que no es otra cosa que el adecuado reparto de la riqueza que genera el hombre.

Nada fue gratuito, por el contrario, cada paso dado en cada una de las etapas de consolidación de la nación mexicana ha sido tremendamente difícil y doloroso, con elevado costo de sangre y de sacrificio; pero, de todos ellos ha emergido una patria libre y generosa que no pocas veces ha sido vista como un jugoso botín para los corsarios que van por el mundo engullendo todo lo que encuentras a su paso, aunque con ello vulneren los principios esenciales para la vida en sociedad.

Ahora, cuando se plantea la Cuarta Transformación, las castas privilegiadas, los que durante tres décadas han quitado el pan de la boca a las familias de los trabajadores para amasar colosales fortunas que se disputan los primeros lugares a nivel global, han lanzado su cuarto de espadas y van a poner su resto a jugar las contras. Se han manifestado dispuestos a cualquier cosa, menos a pagar salarios justos y a competir en los mercados abiertos con elevada calidad y buenos precios.

Todos los días sueltan un feroz fuego de metralla verbal, cuyo objetivo es confundir a la opinión pública y seguir escudándose en la piel de oveja para que no se echen de ver sus garras y afilados colmillos. Como en las veces anteriores, tienen apoyo de fuerzas extrañas, que han decidido aplicar en México las tácticas de desestabilización que tan bien les resultaton en otras latitudes, empezando por crear necesidades, carencias y tomar medidas que provoquen irritación popular.

Lo de generar desabasto de gasolina para proteger el robo de combustible dentro y fuera de las instalaciones de Petróleos Mexicanos y de las estaciones de servicio, no les cuajó y los mexicanos estuvieron al lado de su presidente aunque hubiera que esperar la normalización; ahora se observa la falta de energía eléctrica en algunas regiones del país y no sería peregrino que ésta también sea una mala jugada, que el régimen solucionará más pronto de lo que se espera.

Las largas filas para acceder a algún servicio, para cruzar un puente o para hacerse de algún insumo necesario, son parte de las estrategias para provocar descontento entre la gente; pero, a estas alturas del baile y luego de la noche obscura del capitalismo salvaje y predador y la entrega de los recursos a las multinacionales, ya los aborígenes no se asustan con el petate del muerto. Saben que la Patria es primero.