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Amistad muy cuestionable

En los tiempos aquellos, iba la familia de visita a la casa de un amigo y, de inmediato, se hacía presente la científica división trabajo: las mujeres a platicar en la cocina mientras preparaban deliciosos manjares de una poética sencillez, como las migas con huevo; los chiquillos al patio a derrochar energía mientras contaban historias fantásticas propias o de héroes imaginarios; los señores, a deleitarse con una cerveza si hacía calor o con un tequila en tiempo de frío, y platicar.

Ir de visita al hogar ajeno o recibir amigos en el propio era motivo de fiesta, de regocijo, de placer incomparable. Las despedidas eran prolongadas porque nadie quería irse, aunque al día siguiente hubiera que madrugar para ir al trabajo, hacer el desayuno o llevar a los peques a la escuela. Igual, ir de compras al lado americano, ir en los restaurantes de comida rica y admirar su admirable nivel de urbanidad. Todo limpio, brillante, reluciente, como si todos y cada día entrenaran escaparates.

Amistad muy cuestionable

Lo de las visitas familiares se fue espaciando hasta casi desaparecer y aunque sean cada venida de obispo, siguen produciendo el mismo placer, idéntico regocijo. Las idas al lado americano si continuaron, porque no ha evolucionado en México la mentalidad de los empresarios y siguen con la idea de hacerse de mulas a la mala vendiendo muy malo y muy caro. Si había que adquirir algo bueno y a precios razonables, no habían más que acudir a las tiendas de allende la frontera norte.

Pero, ahora resulta que los buenos vecinos de los Estados Unidos, con cuya relación se generaba un beneficio mutuo, han decidido hacerle la vida de cuadritos a los aborígenes, a los de clase media para abajo, por supuesto, que los potentados viajan en avión a las grandes urbes y los de medio pelo tienen 'sentri' y  en un santiamén están desayunando en Lubys; han decidido estrangular el tránsito de vehículos a medio puentes internacional, así que el cruce tarda horas.

¿Existe algún argumento válido y con sentido lógico para perpetrar este atentado en contra de las personas que desean visitar el territorio americano? Hasta la fecha no existe reporte alguno de que se haya detectado o detenido a algún terrorista disfrazado de huehuenche o que se ampare con documentos expedidos por autoridades mexicanas. Ciertamente que no todos los que quieren ir de visita son blancas palomas; pero, sí padecen el síndrome de los 28 pesos que los redimen.

¿Cuál es la ganancia? ¿Quién se beneficia? O, es verdad lo que asegura Paul Krugman, según el editorial del New York Times, en su edición del 17 de los corrientes que asegura textualmente que: "los únicos estadounidenses aún dispuestos a trabajar con Donald Trump conforman un equipo de zombis que han abandonado cualquier pretensión de trabajar a favor del pueblo estadounidense". 

Desde luego, no es la primera ni la única vez que el Premio Nobel de Economía se lanza en contra de quienes aprovechan la política para sacar a flote sus tirrias y fobias y el poder que se les ha confiado para dividir pueblos atentar contra el derecho de las personas y de las naciones de vivir en paz y en armonía. Sin la solidaridad en el pensamiento y en la acción, hace mucho tiempo que la humanidad hubiera dejado de existir, con el agravante de que no van a sobrevivir los mejores ni los más aptos; sino aquellos que a base de aguantar abusos y vejaciones se han vuelto resistentes.

Letra por letra, el editorial del NYT, expresa que: "Por lo regular, trabajar para el presidente de Estados Unidos es una distinción que abre puertas para tu carrera profesional, un punto excelente en tu currículo. En contraste, la presidencia de Trump es tan caótica y corrupta, y existe un riesgo tan grande de que quede enredada en sus líos con el extranjero, que cualquier persona relacionada con ella se contamina". En ese sentido, quienes ahora estorban el paso de quienes han cumplido con los requisitos y han pagado por una visa de acceso a EU, vivirán con ese peso.

No hay forma de inconformarse o recriminar, pues, en su país pueden hacer lo que quieran; pero, la falta de criterio y el abuso en la aplicación de la ley, tarde o temprano genera cargo de consciencia y de ese sentimiento no hay quien pueda huir. Las historias venidas desde los más apartados confines de la tierra, ahora se viven en carne propia en la frontera que ante era de fiestas, de amistad y de entendimiento. ¿Por qué McAllen fue la ciudad de mayor crecimiento?

Con la renuencia de las autoridades americanas a facilitar el tráfico fronterizo, las costumbres de los mexicanos van a cambiar. Antes, la Isla del Padre, cangrejo de Alaska y Moet Chadon; ahora, la Playita, alitas de pollo y una caguama.