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Juárez y la mujer

Benito Juárez, luego de escucharlo, lo comisionó para reformar la escuela

Al celebrarse hoy el Día Internacional de la Mujer, es oportuno hablar del largo camino que ha debido recorrer la sociedad mexicana para llegar a este momento; quizá uno de los eventos más significativos haya sido la promulgación de la Ley Orgánica de Instrucción Pública, expedida el 2 de diciembre de 1867, por medio de la cual se daba un novedoso impulso a la educación de las niñas y niños de México en un marco de igualdad de género.

Esta ley recoge el espíritu de la Oración Cívica, un magnífico discurso pronunciado por Gabino Barreda durante la celebración de la Independencia el 16 de septiembre de 1867, en Guanajuato. Entre otras cosas decía: “La principal y más poderosa rémora que detiene a nuestro país en el camino del engrandecimiento es la ignorancia; la falta de ilustración de nuestro pueblo, es la que lo convierte en pasivo e inconsciente instrumento de los intrigantes y parlanchines que lo explotan sin cesar, haciéndolo a la vez víctima y verdugo de sí mismo”. Benito Juárez, luego de escucharlo, lo comisionó para reformar la escuela.

Juárez y la mujer

Así, tras de la derrota de los conservadores y el fusilamiento de Maximiliano, se dio pie a la educación bajo los lineamientos pedagógicos del liberalismo: “A la teoría se añadirá la práctica en el estudio de los fenómenos naturales, pugnaremos por una educación en la que se cultive al mismo tiempo el entendimiento y los sentidos, sin el empeño de mantener por la fuerza tal o cual opinión, tal o cual dogma político o religioso, con el deseo de hallar en la verdad un manantial inagotable de satisfacciones, como el más seguro preliminar de la paz en el orden social”. Una visión ampliada del apotegma juarista.

Con anterioridad, Ignacio Ramírez Calzada, como ministro de Justicia e Instrucción Pública había decretado la educación laica y gratuita para niños y niñas, y promovió las escuelas mixtas, llenando con ello un gran vacío en la formación de las nuevas generaciones y la posibilidad de que las mujeres puedan acceder a otros niveles de educación que les permita mejorar su condición social y económica, propuestas rechazadas por la derecha.

Como director de la Escuela Nacional Preparatoria tendrá Gabino Barreda entre su cuerpo docente, a personajes como: José María Vigil, Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Payno, Alfonso Herrera, Manuel Orozco y Berra, Amado Nervo, Justo Sierra, Leopoldo Río de la Loza, Francisco Díaz Covarrubias, Rafael Ángel de la Peña, José Barragán y Ladislao de la Pascua. Todos ellos apoyados por los grandes pedagogos europeos liderados por Pestalozzi, Comte, Froebel y Enrique Conrado Rébsamen. La enseñanza es, obligatoria, gratuita y laica, conforme a las Leyes de Reforma.

Con la restauración de la República, establecida por Guadalupe Victoria y el triunfo de los liberales, la educación se vio directamente impactada por el progreso. Los tiempos exigían una población mejor preparada y especializada. Se incrementa el número de planteles de primaria y secundaria, especialmente los de niñas, que hasta ese momento resultaban casi inexistentes. Además, se crea la escuela preparatoria, la escuela para personas ciegas y la de artes y oficios. Otra acción en beneficio de las mujeres por parte del presidente Juárez, es que la ley que decreta la educación preparatoria, posibilita que las mujeres la cursen.

Gabino Barreda hace suya la propuesta de El Nigromante, suspendida durante la guerra de Reforma y en Segundo Imperio, para crear escuelas mixtas, en donde niños y niñas tengan la misma currícula de instrucción desapareciendo las materias exclusivas para hombre y para mujeres, aunque se siguen dando oficios con ese carácter; pero sin ser exclusivos.

Desde luego, no puede desligarse la educación liberal de la Reforma de la influencia de los grandes pedagogos que en México formaron una escuela popular de honda raigambre, como Johann Pestalozzi, quien por medio de su libro clásico Cómo Gertrudis enseña a sus hijos, dio a conocer las novedosas técnicas de la enseñanza-aprendizaje en total libertad.

Decía que: “Educación elemental: Debía partirse de la observación de las experiencias, intereses y actividades educativas; de no enseñar nada que los niños no pudiesen ver y consideró que la finalidad principal de la enseñanza no consistía en hacer que el niño adquiera conocimientos y aptitudes, sino en desarrollar las fuerzas de su inteligencia, dividiendo aquella en forma gradual, de acuerdo a su evolución y donde se tomara en cuenta al individuo como una unidad de inteligencia, sentimiento y moralidad. Sostenía que cualquier irregularidad en estas características, conlleva a la nulidad de una educación integral”.

Con la Revolución Mexicana, hecha por hombres y mujeres en busca de justicia social, la educación como instrumento de liberación y de integración, recupero su esencia en el Artículo 3º constitucional, abriendo camino a la mujer para su plena realización como ser humano.