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Fe de erratas (y de ratas)

En los tiempos heroicos de la prensa, se acostumbraba poner al final de los textos una ‘fe de erratas’, por medio de la cual, ante la imposibilidad de modificar las matrices, se daba cuenta de los errores cometidos en la redacción. Con los avances de la tecnología, eso ya no es necesario; pero, se siguen cometiendo yerros, como los que se colaron en el especial de migración indocumentada hacia los Estados Unidos en los siglos XIX y XX. 

Se dice que el Central Park de Nueva York tiene 22 kilómetros de largo por 800 metros de ancho, cuando en realidad su largo es de 4 kilómetros. También se asegura que el magnífico Museo Metropolitano está sobre la Sexta Avenida, cuando la verdad es que está ubicado en la famosa Quinta Avenida, que delimita por el este al mismo parque y de hecho, atraviesa de norte a sur casi todo Manhattan, iniciando en el río Harlem para desembocar en la Plaza Washington. Tiene las más célebres tiendas de lujo.

Fe de erratas (y de ratas)

Dicho lo cual, es necesario señalar que fue impactante la información proporcionada por la Auditoria Superior de la Federación con respecto a irregularidades cometidas por algunos alcaldes de Tamaulipas; pero, no deja de ser lamentable que en muy pocos casos puedan fincarse responsabilidades y que se derivaran de las denuncias ante la Procuraduría General de la República órdenes de aprehensión y devolución de fondos.

Dos casos llevados por el auditor, Juan Manuel Portal, vienen a resultar ilustrativos: el del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, a quien se denunció en febrero de 2012 por severas irregularidades en la Cuenta Pública del 2010, sin que pasara nada porque el gordito sabía operar muy bien los negocios de la corrupción. Acumuló, durante su exitosa carrera de bandido 58 denuncias más, hasta que fue insostenible.

El otro sonado caso denunciado por la Auditoria Superior de la Federación, es el de Oceanografía, empresa que falsificaba documentos y contratos de Pemex para obtener créditos bancarios, especialmente en Banamex, cuya matriz, Citigroup, fue la que evitó que el caso fuera sobreseído. Finalmente, la PGR, sin atender la opinión de la Comisión Nacional Bancaria, decidió que las faltas no eran graves y, sin tomar en cuenta el alto monto del quebranto, por al menos a 400 millones de dólares, hizo factible que Amado Yáñez pudiera obtener su libertad provisional, estableciendo un funesto precedente. 

Así que las denuncias de la ASF pueden tener la mejor intención del mundo; pero, el denso entramado de la corrupción en las instancias de procuración y administración de justicia, aunado a la complicidad, no dan muchas esperanzas de que quienes hayan incurrido en algún delito vayan a pagar o que puedan resarcirse los daños ocasionados.

En su informe del Programa Anual de Auditorias del 2016, afirma Portal que: “Como resultado de estas revisiones, la ASF emitió un conjunto de acciones que se clasifican de la siguiente manera: 1,587 recomendaciones, 796 pliegos de observaciones, 798 promociones de responsabilidades administrativas sancionatorias, 238 solicitudes de aclaración y 41 promociones del ejercicio de la facultad de comprobación fiscal por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT)”. ¿Cuántas se harán efectivas?

Así mismo asegura que: “Respecto a la revisión de la Cuenta Pública 2016, incluyendo las entregas de junio y octubre, las recuperaciones, al día de hoy, ya ascienden a 1,927.2 mdp”. Esa cantidad puede ser mucha o puede ser poca, dependiendo del cristal con qué se mire. Si se le compara con el quebranto por 24 mil millones de pesos que se atribuyen a Javidú, es magra; pero, con respecto a los menos de 20 millones que no justifica un alcalde, resulta harta. Ahora, falta ver si no se trata de un error como los que se perpetraron en el especial que dio lugar a la ‘fe de erratas’ y se configura la fe de ratas.