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Encadenar al Demonio

A ver: la tasa Libor es la tasa bancaria diaria que se basa en los tipos de interés a los que los bancos británicos se prestan el dinero en el mercado mayorista interbancario

Desde antes de que apareciera la pandemia que mantiene en vilo a la humanidad, ya se sabía que el poder del Demonio estaba en declive. Evidencias hubo muchas; pero, la puntilla fue el descarte de la tasa Libor para fijar el precio del dinero. Libor es un acrónimo de London Interbank Offered Rate, que se puede entender como el tipo de interés interbancario del mercado de Londres, que aparentemente debía llegar a su fin el 31 de diciembre del año pasado, para ser sustituido por otro instrumento: Sofr.

A ver: la tasa Libor es la tasa bancaria diaria que se basa en los tipos de interés a los que los bancos británicos se prestan el dinero en el mercado mayorista interbancario. Para la fijación de las tasas de referencia se tomaba en cuenta únicamente el interés de los propios banqueros, que no tiene nada que ver con la realidad lacerante de un mundo en el que la constante es el crecimiento de la desigualdad, en que unos tienen en abundancia y quieren más y el resto que apenas sobrevive en un mundo hostilizado.

Encadenar al Demonio

En cambio, la tasa Sofr (Secured Overnight Financing Rate, que debe entenderse como tasa de financiamiento seguro nocturno), está basada en precios reales, especialmente de derivados. La Sofr se basa en transacciones reales de una serie de empresas que incluyen a corredoras, fondos del mercado monetario, administradoras de activos, compañías de seguros y fondos de pensiones. Es diferente de la Libor en que es una tasa garantizada, ya que las tasas de recompra derivan de préstamos garantizados, o respaldados por activos. Es una tasa de interés basada específicamente en préstamos a un día. Hoy, su volumen de transacciones es significativamente mayor: en 2017, superó los 700.000 millones de dólares.

Este es un paso importante en los afanes por racionalizar los mercados del dinero y aplicar mecanismos que impidan que la especulación financiera sea el negocio más rentable del planeta. Es de esperarse que no sea el único, como está haciendo actualmente el gobierno de México a través del Congreso de la Unión que ha introducido algunas reformas regulatorias a las operaciones del Banco de México para que sea una institución que sirva a México y a los mexicanos. Los vientos de cambio soplan con fuerza.

En apoyo a estos esfuerzos, la presidenta del Banco Santander (de España), Ana Botín, expresó que: “Con el comienzo del año es necesario volver a pensar en la regulación financiera porque los desafíos que supone la pandemia de covid-19 son distintos a los causados por la crisis financiera de 2008. En aquella crisis crediticia, las autoridades llegaron a la conclusión de que los bancos eran parte del problema, por lo que se requirió mayor capitalización; pero hoy las entidades están más capitalizadas. Esta regulación necesita un reajuste para atender tres importantes desafíos: la recuperación, la transición hacia las finanzas verdes y la revolución digital. La recuperación se puede acelerar si los bancos conceden más préstamos a las empresas, lo que implica poder desplegar más el capital que han acumulado. Y, si quieren acumular más capital para desplegar, necesitan poder atraer a inversionistas”.

Simple y claro. Utilizar el dinero para financiar la producción de bienes y servicios y con ello generar empleos, una tesis con la que coincide la próxima secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, doña Janeth Yellen, quien durante su tránsito por la presidencia del Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos, estimuló la canalización de los fondos financieros para la creación de empleo decente. 

Así mismo, la banquera que vino a México a ofrecer cuantiosos fondos de inversión en infraestructura, expresó: “Los mercados necesitan nuevos incentivos para apoyar la transición hacia una economía de baja emisión de carbono, por lo que los reguladores deberían considerar cómo reducir el costo del capital para los bancos que financien actividades verdes. El tercer desafío, es la revolución digital, ya que las grandes compañías tecnológicas se están volviendo plataformas de préstamos sin tener que cumplir con la mayoría de la regulación bancaria y su labor, si bien en general es aún pequeña, crece”.

Para el Banco Mundial, un buen acceso a financiamiento mejora el bienestar general de un país, ya que permite que la población prospere y maneje mejor sus necesidades, amplíe sus oportunidades y mejore sus niveles de vida. Cuando las personas son incluidas en el sistema financiero, es más fácil administrar el consumo, los pagos y el ahorro; tener mayor acceso a vivienda, atención de salud y educación.

Para ello, hay que encadenar al Demonio a fin de que no siga convirtiendo al ser humano en verdugo de sus hermanos.