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El Efecto Mariposa

De pronto, todo el cosmos se resume en un hecho concreto que pone el corazón en vilo y los ojos al punto de las lágrimas, y un sentimiento íntimo, de esperanza, de fe, de confianza en que ocurra el milagro.

De pronto, todo el cosmos se resume en un hecho concreto que pone el corazón en vilo y los ojos al punto de las lágrimas, y un sentimiento íntimo, de esperanza, de fe, de confianza en que ocurra el milagro. Que la pequeña Frida, con apenas una mano fuera de los escombros, y que a las 4 de la tarde pidió agua, pudiera ser rescatada, junto con los otros 5 niños que fueron detectados con vida en el colegio Rébsamen colapsado.

La gran tragedia de México se concreta, se centra y da sentido a las grandes teorías que hablan de la importancia de un pequeño detalle en el acontecer general, como han explicado científicos de la talla del matemático y meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz, a quien se debe la teoría del Efecto Mariposa, por medio de la cual hizo una explicación del comportamiento caótico de los sistemas inestables, tales como los fenómenos  meteorológicos, expuesto en artículo de 1963, que no fue bien asimilado.

El Efecto Mariposa

Para darle una absoluta sencillez, expresó que: “el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York”, con el que da idea de la indudable interrelación de causa-efecto se da en todos los eventos de la vida. Un pequeño cambio puede generar grandes resultados, cuyas dimensiones escapan a la concepción de la mente humana.

Fue hasta 1987, cuando  James Gleick publicó su libro de gran éxito Caos: la creación de una ciencia, que pudo entenderse a cabalidad el Efecto Mariposa, dando lugar a la Teoría del Caos, que se refiere a la precaria estabilidad de las fuerzas que mueven al universo y cómo un pequeño suceso puede magnificarse por la acumulación de otras energías que pueden ser, con harta frecuencia, de sentidos y direcciones diferentes.

Las diferentes y pequeñas variaciones que pueden afectar en cierta magnitud aquellos sistemas complejos y mayúsculos, por ejemplo sismos y huracanes. Unos debidos a los reacomodos de las capas de la tierra y otros generados por la fuerza de los viento y las mareas que responden a ímpetus que vienen del universo, sean éstos de la fuerza de atracción de la luna, las explosiones solares, los cuerpos celestes viajeros, y demás.

Cuando se ha entendido esto y se acepta que nada es posible oponer cuando son fuerzas mayores, independientes e incontrolables las que vienen a determinar el acontecer del planeta, que se ha dicho con reiteración es un cuerpo vivo, del cual el doctor René Drucker dijo que el hombre, con toda su soberbia, no conoce y es posible que jamás llegue a conocer en toda su complejidad. Cuando la lógica no alcanza, vienen los milagros, como el que durante todo el anochecer de ayer esperaban los mexicanos que movían piedras y removían escombros con las manos llenas de ampollas sangrantes y todos los que siguieron el drama intenso de Frida y sus compañeras que esperaban angustiosamente el rescate, que fue, sin lugar a dudas, un milagro. Una prueba de la bondad del Supremo Creador para recordar a los hombres la esencia de su propia naturaleza.

Un milagro que puede ser el punto de partida para reorientar el sistema político de México y rescatarlo de las manos criminales que han propiciado la inicua e inhumana acumulación de la riqueza que genera el trabajo del hombre, despojando a quienes únicamente tienen sus manos para llevar el pan a la mesa familiar, hasta de su identidad. Nada se puede en contra de la naturaleza; pero, mucho se puede cuando el ser humano vuelve a apropiarse de los valores que durante la mayor parte del siglo XX dio paz, estabilidad y desarrollo al país. Volver a la justicia social, que no es otra cosa que la adecuada retribución del trabajo. No que los ricos regalen su dinero; sólo que no regateen lo que por mandato constitucional corresponde a los asalariados. Respetar al planeta y a sus creaturas.

‘Ya lo señala el libro de libros en Jeremías 22:13:13 “¡Ay del que edifica su casa y no en justicia, y sus salas y no en juicio, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!”.