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El agua santa

El agua es vida, concepto irrebatible con sentido universal. El agua es, demás, el componente natural más común en el planeta. Casi tres cuartas partes de la superficie terrestre están cubiertas por agua líquida en mares, ríos, lagos, lagunas y veneros; en los polos de la Tierra existe agua congelada; en forma de nieve, en las montañas más altas del planeta. También en forma de nubes. Y; sin embargo, esta riqueza se acaba.

Recientemente se informó, según los organismos internacionales más interesados en el tema que 2,1 billones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura y regular; 4,5 billones de personas carecen de servicios de saneamiento; 340 000 niños menores de cinco años mueren al año por afecciones diarreicas a consecuencia de la falta de agua potable; la escasez de agua ya afecta a cuatro de cada diez personas en el planeta; el 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua; el 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas. El agua potable es cada vez más escasa y difícil de obtener.

El agua santa

En la región, hace una semana se informó que el nivel de las presas, especialmente del estado de Nuevo León, de donde viene parte del abastecimiento de agua dulce para la comarca del norte de Tamaulipas, es muy bajo: la presa El Cuchillo con capacidad de más de mil millones de metros cúbicos,  tiene un 65 por ciento de llenado; La Boca de un 48 por ciento de su total de 40 millones  y Cerro Prieto de sólo un 41 por ciento.

Por lo que hace a las presas de  Tamaulipas y Coahuila, ubicadas a lo largo del río Bravo, Falcón y La Amistad, también presentan niveles muy bajos: la primera de sólo un 25% de su capacidad, y la segunda de un 53%, con el agravante de que son la fuente de abasto de agua potable, para riego y uso industrial de las poblaciones ubicadas a lo largo de la línea divisoria de México con los Estados Unidos.  

Los controladores del sistema de embalse confían que, con el arribo de la temporada de ciclones, haya lluvias suficientes como para la recuperación de los niveles de captación. Si ello no ocurre, habrá problemas graves para poder satisfacer las altas necesidades del vital líquido en las abigarradas poblaciones que dependen de este afluente que viene desde los deshielos de las montañas de la zona sureste de Colorado.

Para acabarla de amolar, el agua que es compartida de acuerdo con los Tratados y al uso, varía la cantidad disponible para México y Estados Unidos. En este momento, EU es propietario de casi tres veces más que México. En el último reporte de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), la propiedad del agua era de 55.6% para Estados Unidos, de la capacidad total, y el 21.4% para México, del total disponible.

Las poblaciones mas importantes de la frontera tamaulipeca ya están resintiendo los efectos de la escases y se han presentado cortes en el suministro y dificultades en la potabilización, pues mientras menos agua corra por el río, los mecanismos extractores absorben mayor cantidad de lodo y de materias sólidas, que debe ser separadas. Quizá vaya a ser necesario un racionamiento del líquido si es que no ocurren lluvias prontas.

En ese sentido, vale la pena recordar que según la ONU: “El agua está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía y la producción de alimentos, los ecosistemas saludables y para la supervivencia misma de los seres humanos. El agua también forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es el vínculo crucial entre la sociedad y el medioambiente”.

Es por ello que ha señalado que: “El agua es, además, una cuestión de derechos. A medida que crece la población mundial, se genera una necesidad creciente de conciliar la competencia entre las demandas comerciales de los recursos hídricos para que las comunidades tengan lo suficiente para satisfacer sus necesidades. Para el desarrollo del ser humano, el agua y los sistemas de saneamiento no pueden estar separados. Ambos son vitales para reducir la carga mundial de enfermedades y para mejorar la salud, la educación y la productividad económica de las poblaciones”.

Además, plantea la problemática, que compete a la región, de que alrededor de dos tercios de los ríos transfronterizos del mundo no tienen un marco de gestión cooperativa; que la agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua y que aproximadamente el 75% de todas las extracciones de agua industrial se utilizan para la producción de energía, sobre todo ahora con la extracción de petróleo y gas con el sistema “fracking”, que ya ha sido prohibido en varias partes del mundo por los terribles daños que provoca el ecosistema y los perjuicios a los mantos de agua.

Por todo ello, hay que cuidar la bendita agua.