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El faro internacional

José Mujica, presidente del Uruguay entre 2010 y 2015, actualmente senador, recibirá en La Zubia (Granada, España) el VII Premio de Poesía en El Laurel, el próximo 21 de agosto. Será en la velada final del XV Festival Internacional de Poesía en El Laurel, que inauguraron el viernes pasado en los jardines del convento de San Luis, el alcalde, Antonio Molina, la ministra de Cultura, Rosa Gamero, y el director del Festival, Pedro Enríquez.

Fue, Enríquez, precisamente, quien explicó que el premio se otorga al exmandatario por representar la expresión más genuina de lo mejor del ser humano y de la política hecha poesía. Este reconocimiento no hace otra cosa que confirmar la gran calidad humana del político cuya retórica es tan bella como certera.

El faro internacional

Apenas, la semana pasada, en su videocolumna de enorme proyección internacional ‘Conciencia Sur’, don José Mujica dedicó un emotivo mensaje a México y aconsejó al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, cuando dijo: ¨Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos. Dijo Porfirio hace muchos años que era la tragedia de México; ese pueblo maravilloso, asilo de todos los perseguidos del mundo, que a pesar de sus pesares pudo recibir un millón de migrantes en un año sin quejarse... Que ha forjado como ha podido su cultura, vio pisoteado la mitad de su territorio y ha tenido una historia de padecimiento y está en uno de los trances más peligrosos de su historia.

Golpeado por la droga, porque es el camino natural de la droga hacia el gran mercado norteamericano. Porque, además, su frontera es una frontera de pan, y porque su economía está como soldada con el gigantesco vecino. Pero lo problemas históricos, sociales, su destrucción interna, su creciente camino de corrupción, han provocado una reacción política. Y, vaya paradoja, un luchador que fracasó en varios intentos, acaba de conquistar la Presidencia. Pero uno se pregunta: ¿cuánta voluntad tendrá que tener y cuánta compañía, en el gigantesco desafío que México tiene por delante?, cuando su poderoso vecino determinante, entre otras cosas, ha desatado una guerra comercial, tal vez hasta con el mundo, cuyas consecuencias hoy, ni siquiera podemos entrever los resultados negativos que tendrá para la humanidad.

En ese frente está México, y tendrá que tener habilidad. Y seguramente que muchos no lo van a entender, y muchos, incluso lo van a criticar. Pero salve el destino de ese maravilloso pueblo. Y doy saludo, y le tengo un cariño gigantesco a México porque sé que ha recibido perseguidos por miles y los sigue recibiendo por miles que disparan de la pobreza y del dolor de Centroamérica. ¡Suerte, México! Y contigo, la suerte de nuestra América”.

El expresidente Múgica, con casi 75 años cumplidos, asumió la Presidencia de la República Oriental de Uruguay, el 10 de marzo de 2010. Su extraordinaria vida y su ascenso al poder quedó plasmada en el documental “Pepe Mujica: El presidente”, de la directora suiza Heidi Specogna. En este trabajo audiovisual da cuenta de su incansable labor social, de su compromiso con la ciudadanía, su vida austera al lado de su esposa; su amor por la tierra, de los duros días como preso político y del modesto gusto que tiene por los autos Volksvwagen. Un hombre de sonrisa afable amante de los perros.

José Mujica, que ve al poder como un par de zapatos nuevos, que una vez que te los quitas sientes alivio.

El alcalde de La Zubia, Antonio Molina, definió al galardonado con el premio, como un faro internacional de valores y humanismo, y decencia y buen hacer, para el porvenir de la humanidad.

Otras voces lo definieron en su momento como “un hombre insobornable e irreductible, al que no es posible cambiar”. Se ganó los títulos de “el último héroe de la política” y el “presidente más pobre del mundo”. Mújica (Montevideo, 1935) decidió seguir viviendo de forma sencilla -que no austera; odia esa palabra porque piensa que “Europa la ha prostituido demasiado”- cuando lo nombraron presidente de Uruguay. Utilizaba su Escarabajo de 1987 como medio de transporte, calzaba alpargatas, manejaba un tractor y vivía en una granja. “La mayor parte de las personas que componen las naciones no viven como viven los presidentes. Los dirigentes entran a vivir como vive la minoría. Y se supone que la democracia es para la mayoría. Yo vivo como vive la mayoría de mi país”, explicó de sí mismo. Quizá don Pepe no conoce a los políticos del norte de México; donde, todos pasan a mejor vida luego de desempeñar los cargos políticos.

Felicidades a este ser humano de excepción.