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Cancelan nuevo aeropuerto

Atendiendo las demandas de los pobladores de la región y la oposición de los grupos ambientalistas que consideraban que el nuevo aeropuerto habría de generar un grave deterior del entorno ecológico, el presidente de Francia, Emmanuel Macron decidió dar por cancelada la construcción de lo que habría de ser el tercer aeropuerto más grande e importante de Francia: el Notre-Dame-des-Landes, con beneplácito general. 

El anuncio fue hecho el  miércoles, 17 de enero de este año, en cumplimiento de las promesas de campaña del mandatario, quien dijo que al asumir el cargo habría de realizar una encuesta ciudadana, además de consultar con un panel de expertos de diferentes disciplinas acerca de la obra. Fue el primer ministro, Edouard Philippe, el encargado de anunciar la decisión, que calificó de excepcional y que justificó por la división entre la población que generaba esta infraestructura paralizada durante casi medio siglo de discordias. Se trata de una medida con un alto contenido simbólico.

Cancelan nuevo aeropuerto

Pero, no sólo se trata de la cancelación de una obra altamente cuestionada; sino, de la puesta en marcha de una nueva política de sensibilidad ecológica. Al abandonar el proyecto de forma definitiva, se devolverán las tierras expropiadas a los agricultores.

A cambio, Philippe aseguró que agrandarán el actual aeropuerto de Nantes y pondrá en marcha soluciones que al tiempo que mejorarán los enlaces ferroviarios entre la región y los aeropuertos de París, cambiarán el arquetipo de la aviación, optando por priorizar los vuelos internacionales, con alternativas de transporte para los locales. 

La lección más importante de esta decisión de nuevo presidente de Francia, es el cambio substancial de paradigma en la construcción de los grandes proyecto a través de la modificación del entorno, como en el caso del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, que se construye en el vaso del lago de Texcoco, que a lo largo de los siglos ha sido objeto de los más absurdos atentados para contener sus aguas en lugar de llevar a cabo obras de armonización con el medio ambiente, para potencializar su utilización. 

Recientemente, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, aseguró que: “Se perdería la confianza y el crédito de México, porque no puede un país suspender una obra de esta dimensión, de un día para otro o de un momento para otro, creo que sería lo más grave”. Lo dijo ante los integrantes de los grupos parlamentarios del Partido Revolucionario Institucional y Partido Verde Ecologista de México del Senado; ¡se le olvidó la cancelación del tren rápido de Cdmx a Querétaro!

Caso por el que México deberá pagar una elevada indemnización a los inversores del exterior que ya habían hecho planes para crear lo que habría de ser una de las más importantes alternativas al desplazamiento masivo de personas en el centro del país.

Quizá es tiempo de que un grupo multidisciplinario de expertos haga un estudio más a fondo de este proyecto, que ya lleva muchos meses de retraso a un alto costo y que no ha resultado tan atractivo como se pensaba para los inversionistas del exterior, que tienen su dudas; dudas que no despejó el propio Ruiz Esparza cuando fue convocado por la Cámara de Senadores para dar una amplia explicación, no en petit comité de cuates y de aplaudidores, sino ante el pleno en donde se han expresado muchas dudas.   

La perorata de Ruiz, terminó cuando afirmó que: “Algo que más reclamamos los mexicanos es apego al estado de derecho, respeto a la ley, respeto a las normas legales, esta es una obra abierta a la información pública, totalmente trasparente y si queremos respeto al estado de derecho lo primero que debemos respetar son los contratos que estamos firmando como gobierno”. De plano, se fue hasta la cocina y sin baranda, porque lo que dice, es lo que menos han demostrado sus contlapaches.