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Cambio de horario

Según Mundo Digital, portal de Ciencia y Tecnología, en 1784, Benjamín Franklin, en aquella época embajador de Estados Unidos en Francia, envió una misiva al diario Le Journal de París, en la que proponía algunas medidas para el ahorro energético. Estas fueron: imponer impuestos a personas cuyas contraventanas impidiesen la entrada de luz a sus habitaciones; regular el consumo de cera y velas, y repicar las campanas de la iglesia al amanecer para dar a conocer la hora de levantarse.

Esa historia, casi anecdótica, es la primera referencia que se hace para aprovechar mejor la luz natural. Con el paso del tiempo, se obtuvo la conclusión de que una buena idea sería el cambio de horario; hasta llegar a la crisis del petróleo en 1973, cuando en los Estados Unidos se tomaron varias medidas que tenían como propósito el mejor aprovechamiento de los recursos energéticos, entre los que se cuenta la impopular restricción de la velocidad del tráfico por carretera, con límite de 55 millas por hora, poco más 80 kilómetros. Además se implementaron los cambios de horario.

Cambio de horario

El cambio se hizo por razones de economía y buscando la eficiencia energética; sin embargo, al paso de los años, se ha desatado una polémica que no acaba de terminar y que toma en cuenta otros elementos y otras realidades. Principalmente en Europa, se ha desatado una intensa campaña en contra y el año pasado se llevó a cabo una votación en los 28 países miembros de la UE, en la que se tuvieron resultados interesantes que han obligado al replanteamiento del tema.

El punto toral de los argumentos en las discusiones del Parlamente Europeo es que si se está buscando la protección de los sistemas ecológicos para contribuir a detener el cambio climático y sus efectos en la vida del ser humano, no pueden cambiarse las variaciones que devienen del movimiento de la Tierra, su centro giratorio, el Sol, y su satélite de impacto gravitatorio, la Luna. Si se dice y se acepta que la Naturaleza es sabia, como se entiende generalmente, ¿por qué cambiar? 

El resultado de los estudios realizados con respecto de los efectos del cambio de horario en el ser humano, determinó que: "Los efectos negativos en la salud se derivan de la necesidad que tiene el cuerpo a adaptarse al nuevo horario que, aunque sea solo de una hora de diferencia, produce: irregularidades en los horarios de sueño; irregularidades en los horarios de hambre; irregularidades en el reloj biológico que regula el ritmo circadiano de la salida y puesta del sol".

Estos efectos negativos conducen a insomnio, fatiga, dificultad para concentrarse y, en algunos casos, desorientación. Estos síntomas duran un promedio de tres días, que es lo que el cuerpo humano tarda en adaptarse al nuevo horario; aunque, en el caso de personas mayores y niños estos síntomas pueden llegar a prolongarse hasta las dos semanas. Pasado este tiempo, el cuerpo se acostumbra a los nuevos ritmos y el reloj biológico se ajusta sin presentar mayores problemas.

Otro de los argumentos en contra dice que el problema del derroche energético no depende tanto del cambio horario como de unos horarios laborales más eficientes, así como del uso de tecnologías y rutinas de trabajo que ayuden a ahorrar energía independientemente de la hora que sea. En este sentido, se afirma que el problema no depende tanto de trabajar o hacer vida diaria durante las horas de más luz; sino de sustituir las bombillas por equipos más eficientes. Un ejemplo es la iluminación LED, que permite aprovechar hasta el 90% de la energía gastada

Pero, quizá el alegato más sólido es el que señala que una gran parte del consumo energético actual no se dirige solo de la iluminación; sino a muchas otras actividades y, además, la mayoría de los centros de trabajo no adaptan su iluminación a la luz natural. Es decir, que mantienen las luces encendidas de forma permanente independientemente de la luz natural que entre por la ventana. De este modo, hay personas que se muestran a favor de mantener este cambio de horario entre invierno y verano y personas que consideran que tiene más consecuencias negativas que positivas.

Para la región, donde, además del cambio de horario oficial en todo el país, se establece uno diferente para la zona fronteriza, que se empareja con el cambio en los Estados Unidos, el asunto cobra mayor relevancia, puesto que la experiencia acumulada en las más de tres décadas de cambio, ha demostrado que resulta más perjudicial para la seguridad de las personas que deben levantarse e ir por la calle a oscuras, sea muy temprano si se adelanta, o muy tarde si se atrasa.

Quizá sea tiempo de que el nuevo gobierno tome cartas en el asunto y como en la Unión Europea, se haga una consulta.