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‘¿Quién sufre más ante un divorcio?’ «¿Los hombres o las mujeres?»

Estarán de acuerdo conmigo que atravesar el puente del divorcio es una de las travesías más dolorosas. Naturalmente existen diferentes variantes que hacen de la separación un verdadero viacrucis, particularmente si hay hijos pequeños. Les diré una cosa, en mi experiencia profesional he descubierto que es mucho más complicado sacar adelante a un hombre que a una mujer que se han divorciado. De hecho, como dato estadístico, dos de cada tres divorcios son solicitados por mujeres que por hombres. Pero ¿quién sufre más?

Obviamente (sin importar el género), la persona que no quería o no esperaba el divorcio lo sufrirá más en un inicio. Y peor aún, si el divorcio es porque ya se consiguió a alguien más. Asimismo, es casi un hecho que la persona que solicita el divorcio es porque ya tiene dándole vueltas al asunto desde antes, que el que recibe la noticia, por lo tanto, digamos que lleva unos cuantos pasos de ventaja en el proceso de duelo. 

‘¿Quién sufre más ante un divorcio?’ «¿Los hombres o las mujeres?»

Pero a ver, vayamos por partes. Tanto a hombres como mujeres sufren de igual forma el divorcio, pero seamos honestos, las mujeres lo padecen de forma muy distinta por todas las creencias y estigmas sociales. Por ejemplo, un hombre divorciado vuelve a ser “libre” y una mujer divorciada entra a la categoría de las “solas”. Como si la mujer necesitara de un hombre que las “cuide” para ser validadas socialmente. También he notado que una mujer que no sufre y llora “lo suficiente”, la gente de su entorno asegura que está en estado de negación, cosa que es totalmente falsa. 

Consideremos otro escenario. Cuando un hombre se divorcia lo que sus amigos le dicen que necesita son “unas chelas y unas nenorras”. Pero cuando una mujer divorciada se inscribe a un portal en internet para buscar pareja, lo que se piensa de ella es que anda urgida. Lo hemos platicado anteriormente y me parece una barbaridad que lo que al hombre se le condona a la mujer se le condena. 

Otro tema del infierno son las expectativas sociales referentes a la edad. Por ejemplo, los hombres divorciados tienen un espectro o rango mucho más amplio que las mujeres. ¿A qué me refiero? Un hombre divorciado de 50 años que sale con una señora de 35 años nadie le dice nada (es más, aunque tuviera 25), pero en el caso de las mujeres lo que se espera es que ella salga con alguien de su edad o más grande. Pobre si sale con uno 10 años menor que ella, ¡la van a etiquetar de “cougar”! 

Definitivamente uno de los puntos más sensibles es el tema de los hijos. Sé que siempre hay excepciones, no obstante, es mucho más común que las mamás se queden con los hijos y los papás los tengan en su casa cada quince días. Lo cual, en términos generales, les permite a ellos tener mayor flexibilidad en sus tiempos para conocer, distraerse y salir en plan de conquista. 

Otro asunto que generalmente complica la situación es la cuestión financiera. Es casi una norma que los divorcios generan resentimientos y ponerse de acuerdo con el dinero es toda una travesía. Por esta razón (y por muchas más) es que frecuentemente invito a las mujeres a que se sigan preparando, actualizando y aunque no haya un divorcio en puerta decidan trabajar. Créanme, el proceso de recuperación de un divorcio es complicado, pero si la mujer no cuenta con sus propios ingresos, se complica más el duelo y se disparan la frustración, la impotencia y el deseo de venganza. 

En conclusión, les puedo decir que un divorcio duele de la misma forma tanto en ellas como en ellos, pero el camino se vuelve cuesta arriba para las mujeres cuando deciden rehacer su vida. Muchas mujeres aseguran que “ya no hay hombres”, pero te puedo asegurar que, así como tú eres una mujer valiosa (porque el divorcio no te define), también hay hombres valiosos (solteros o divorciados) que estarían fascinados de conocerte. Sólo te recomiendo que evites precipitarte para hacer un mejor casting. Todo a su momento. El dolor de una separación lo capitalizas cuando aprendes de la experiencia y te das la oportunidad de volver a descubrir quien en realidad eres, pero ahora con más sabiduría. No más victimilandia. ¡Somos muchas personas las que seguimos creyendo en ti! Anótele y hasta la próxima.

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