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Por qué debemos celebrar la Resurección

Todos y cada uno de nosotros ha experimentado el dolor y la incertidumbre en algún momento de nuestra vida, tal vez porque nos encontramos atrapados en la adicción a las drogas o al alcohol, tal vez porque vivimos en adulterio, cayendo una y otra vez en las redes de la pornografía, o porque no podemos superar la depresión que nos ha causado la muerte de un ser querido, o el abandono del esposo, o porque nos hemos enterado que padecemos cáncer. 

Creemos desfallecer, nos sentimos abatidos. Sin embargo, como creyentes nunca debemos perder la fe. Jesús nos demuestra que hay vida después de la muerte, que hay un nuevo horizonte para la vida y un nuevo sentido para la muerte. 

Por qué debemos celebrar la Resurección

¡El está vivo, Resucitó! Es la buena nueva que hemos predicado desde hace dos mil años. Por eso el día de hoy en todas las capillas, iglesias y templos, hay flores de todos los colores que representan la vida, y la alegría de saber que Jesús está vivo. Sin la resurrección nuestra fe no tendría razón de ser. Los apóstoles de Jesús comenzaron su predicación anunciando este hecho indiscutible: Jesús de Nazaret, quien fue clavado en una cruz, muerto y sepultado, ¡resucitó!  Todo su mensaje giro alrededor de esa noticia. 

Hoy en día, en todas las iglesias se celebra este gran acontecimiento, el triunfo de Cristo.  San Pablo nos dice que “aquel que ha resucitado a Jesucristo devolverá asimismo la vida a nuestros cuerpos mortales”. Y es con esta esperanza que debemos vivir nuestros sufrimientos, pensando que todo es poco en comparación con lo que padeció Jesús, y que junto a Él estaremos cuando nos llegue nuestra hora. Nuestra fe procede de los primeros que creyeron, que vieron a Jesús resucitado, que comieron junto a Él, que lo tocaron, y que empezaron a propagar esa buena nueva.  

Jesús le dijo a Tomás “Tú crees porque has visto. Felices los que creen sin haber visto” (Juan 20,29) y esos que creen sin haber visto somos los cristianos de hoy en día, pues tenemos la certeza de creer en algo real, algo que nos llena de esperanza y de felicidad. 

Si te sientes víctima inocente de una injusticia, si te han calumniado, insultado, o discriminado, piensa en Jesucristo, como Él fue perseguido y crucificado pero fue resucitado y volvió de entre los muertos para que tu y yo y fuéramos redimidos de nuestro sufrimiento. 

...Y recuerda que Dios te ama y yo también. 

Mons. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.