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Los desafíos de México

México está ante una de las más altas encrucijadas de su vida política-económica en su historia. En la segunda década de este siglo XXI –siglo de la energía– debe de tomar decisiones para definir su rumbo para las siguientes décadas.

Así nuestro país ha enfrentado otros desafíos como nación y se han tomado decisiones por parte de diferentes gobiernos o líderes políticos que han marcado su legado histórico.

Los desafíos de México

El poner fin a la guerra de independencia después de 11 años de lucha interna fue una buena decisión que se pactó para establecer un gobierno monárquico (mala decisión), y que finalmente produjo una serie de gobiernos inconclusos e inciertos que significaron que en los siguientes 30 años hubiesen más de 50 presidentes de la República que no permitieron consolidar un buen proyecto de nación.

La decisión de Benito Juárez de implementar las leyes de Reforma fue una determinación políticamente correcta, avanzada a su época y que terminó con el segundo imperio y dio inicio a la “República Restaurada”. La determinación de Porfirio Díaz de permanecer 30 años en el poder generó avances económicos, pero desató la primera guerra interna del siglo XX y generó más de un millón de víctimas. 

Este conflicto revolucionario dio origen a la constitución de 1917 que fue el mayor fruto de este movimiento social que le dio la base constitucional al país y terminó con la guerra, dando inicio al acceso al poder por medio del voto ciudadano.

La decisión de tener finanzas sanas de la década de los 50´s y 60´s produjo el “desarrollo estabilizador”, añoranza económica que no hemos podido igualar con crecimientos económicos del 5% anual, tipo de cambio estable y tasas de interés accesibles.

La decisión de cerrar la economía a los movimientos de apertura económica que iniciara en los años 70’s nos afectó enormemente, así como el descontrol de las finanzas con altos déficits fiscales; economía petrolizada, que trajeron devaluaciones severas. 

La integración de México al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) en 1985 fue una buena decisión aunque tardía pero nos anexamos al mundo de la competitividad.

La firma del Tratado de Libre Comercio en 1992-1994 fue una extraordinaria decisión de política económica que potencio las exportaciones e incremento la inversión extranjera directa e indirecta, creando más y mejores empleos que de otra manera nos hubiese llevado años en generarlos.

Después del tratado los mexicanos sabíamos que lo que seguía para entrar de lleno a la modernidad era hacer las reformas estructurales (energía, competencia, económica, justicia, educativa, telecomunicaciones, laboral, hacendaria, financiera, sistema penal acusatorio, politico electoral, transparencia) y ya se hicieron entre 2013-2015.

De todas estas etapas hay datos públicos de organismos independientes, que nos dan claridad de cuáles fueron buenas decisiones y cuáles se quedaran cortas o fueron erróneas.

Ahora México sigue teniendo grandes desafíos que han prevalecido durante décadas, tales como la desigualdad social, la corrupción y la inseguridad (creciente desde el año 2000). Lograr un crecimiento económico por encima por el crecimiento de la población y la implementación del nuevo modelo educativo. Ante esta realidad, nuevamente el país tiene que tomar su rumbo en medio de un gobierno nacional que está a poco más de un año de concluir, ante las decisiones trascendentales de las elecciones ejecutivas y legislativas federales, más densas y competitivas de su historia.

Este gobierno federal, junto con el Congreso de la Unión y los Congresos estatales han cumplido con las reformas pero aún está en trámite la implementación del Sistema Nacional Anticorrupción y algunos Sistemas Estatales. Esa decisión no tiene reversa. La renegociación del TLC ya está en marcha y le tocará a este gobierno acordar una actualización que permita el seguimiento de este crecimiento de las exportaciones y la generación de más inversión extranjera directa e indirecta.

Este gobierno ha generado más de 2.8 millones de empleos, aún cuando es una cifra récord es un gran pendiente seguir con este ritmo. La decisión que tiene México en los siguientes años es como poder generar un gobierno con una sociedad participativa que cierre la brecha de la desigualdad, con empleos mejores y con un modelo educativo que nos lleve a tener un nivel educativo actual de nueve años en promedio nacional a 12 años en una primera etapa, y aumentar la eficiencia terminal en las universidades. 

Para tener mejores profesionistas y técnicos que generen proyectos productivos que les permitan entrar a la clase media, media alta o alta, y así cerrar la desigualdad social, ese es el gran reto que tenemos como país, y del cual todos debemos poner y aportar nuestro máximo esfuerzo para poder ver un mejor México más vigoroso y en paz.