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Los baches de Río Bravo

Hoy acompáñame a hacer un Viaje al Pasado para recordar a los baches de Río Bravo, y no, no estoy hablando de ningún grupo musical, sino de esos pozos con los que a diario hacemos corajes, los que nos hacen zangolotearnos de un lado a otro cuando vamos por las calles en nuestro coche o tropezar cuando vamos a pie, hay de diferentes formas y tamaños, algunos que por su antigüedad ya deberíamos festejarles su aniversario, si los llegaran a tapar, sentiríamos a una inmensa nostalgia, y diríamos con tristeza, si, aquí estaba un bache con el que jugaba cuando era niño.

Corrían los años 60’s cuando viví mi infancia, acostumbraba a jugar en la calle con mis vecinos y amigos, en aquel entonces los baches cubrían toda una calle, y en ellos reposaba el agua estancada de las lluvias frecuentes que azotaban la región, mismas que aprovechábamos para bañarnos corriendo y chapoteando en esos baches llenos de agua.

Los baches de Río Bravo

Siendo sinceros, eran tantos los charcos que, la ciudad parecía que tenía espejos en el suelo para mirar al cielo, nosotros contentos vestidos con nuestros pantalones cortos o arremangados y descalzos, casi siempre acostumbrábamos a echarnos unos clavados en esos tremendos hoyos, imaginándonos que eran una alberca, jugábamos entre el agua y el lodazal, frecuentábamos pasar horas y horas hasta que se nos arrugaban nuestras manos de tanto estar bajo el agua, los centros recreativos de hoy en día, no le llegan ni tantito a los talones a aquellos profundos charcos.

En estos estanques con agua crecían renacuajos, con los cuales también nos divertíamos, pues nos gustaba capturarlos en un frasco vacío que colocábamos con agua y nos poníamos a jugar con ellos, aunque después de un rato los devolvíamos a los mismos charcos de donde los habíamos sacado. 

Algo más que recuerdo con nostalgia y a la vez alegría de estos baches es que, me encantaba hacer barcos de papel para dejarlos ir por todo el charco, hasta hacíamos competencias de quien llegaba primero hasta el final del charco, a veces se rompían estos barcos antes de llegar, pero de igual forma nos divertíamos. 

En fin, para algunos puede parecerles divertido algún bache, como a mí cuando era niño. A veces  parece que los vehículos juegan a sacarle la vuelta o a las carreras con obstáculos, cada vez que se transita por las calles de esta ciudad, pero se les acaba la diversión cuando se dan cuenta de que estos enormes hoyos causan desperfectos en sus autos.

Es un peligro que las calles tengan agujeros, se han visto que estos son causa de grandes accidentes automovilísticos, aparte de crear fallas mecánicas, las cuales ameritan fuertes cantidades de dinero para su compostura.

Al caer en un bache puede que se ponchen y rompan las llantas, se descompongan las rótulas y terminales, y por el movimiento que se hace para esquivar un bache se pueden llegar a descomponer los frenos y los amortiguadores, entre otras cosas, la compostura de lo antes mencionado va desde los 50 pesos hasta 3,500  pesos  a más aproximadamente, eso si no te toca un mecánico gandaya. Es por eso que Santa Claus siempre viene en su trineo sobrevolando por la ciudad, así no batalla con tanto bache y lodo sin contar que ahorra mucho dinero en composturas vehiculares y boleadas. ¡Ese Santa es muy listo!

Es por eso y más que hoy recordamos los baches de la ciudad de Río Bravo, Tamaulipas, que por cierto, urge que alguien les dé seguimiento.

¡Muchas gracias por hacer juntos Un Viaje al Pasado, hasta la próxima!

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