‘EL AÑORADO CARTERO’

El día 12 del presente mes es una fecha que, antaño, todas las mexicanas y los mexicanos teníamos muy presente: se celebraba el “Día del Cartero”, mismo que desapareció, borrado por la inevitable tecnología.

Mochila al hombro, con su andar cansino, acosado por los perros, en las comunidades rurales y en las colonias populares citadinas, era un personaje de la cotidianidad, portador de buenas y malas noticias, era esperado con ansia por la madre ávida de recibir noticias del hijo amado que un día dejó el hogar en busca de mejores horizontes; de la novia que esperaba carta de su amado, o a la inversa, éste recibiendo la perfumada misiva, quizá con una huella de sus labios, dispuestos a leer una y otra vez las letras pergeñadas por el ser querido.

‘EL AÑORADO CARTERO’

Eso cuando eran buenas nuevas, pero en otras ocasiones eran malas novedades: la muerte de un familiar o amigo, el registro de algún accidente, enfermedad, etc., pero la carta tenía que llegar a su destino. El empleado postal solamente cumplía con su obligación, generalmente a cambio de un irrisorio sueldo, pero gratificante con las expresiones de gracias, una sonrisa, un fuerte apretón de manos, incluso cuando alguien salía a su encuentro, preguntando si tenía carta.

Así día a día.Desde el alba, al salir de su casa, despedido con cariño por los suyos, se dirigía temprano a la Oficina de Correos para recibir las misivas que ya habían sido previamente clasificadas por el encargado, sector por sector de la ciudad. Y empezaba la tarea, a recorrer las calles hasta llegar al área respectiva, haciendo sonar su silbato anunciando su llegada.

En época de verano, bajo el sol abrasador, cumplía con su labor; en tiempo de invierno, no importando el frío y la lluvia, había qué hacer entrega de cientos de cartas, periódicos o revistas, etc.

En temporada de Navidad y Año Nuevo, era costumbre el envío de tarjetas de felicitación o de postales cuando alguien salía de viaje y daba las noticias de los lugares que visitaba y recordaba con afecto a sus seres queridos.

Nostálgica Oficina del Servicio Postal Mexicano, con su ir y venir de personas adquiriendo estampillas para sellar sus cartas, incluso algunas las obtenían para su colección o bien para enviar un giro postal o cobrarlo.

Pequeños que, ilusionados, iban a depositar sus cartas a “Santaclós”, pidiendo sus regalos para Navidad y Año Nuevo.

12 de Noviembre,”Día del Cartero”: ¿Quién podrá olvidar esta fecha?. En la Oficina Postal, desfile de alumnos de jardines de niños y escuelas primarias llevando obsequios para el personal del ramo, que no importara que fueran pañuelos o calcetines, los recibían con gusto, alegría y gratitud, de manos de los infantes que iban a conocer, en persona, al personaje portador de buenas y malas noticias.

Cartero, botas gastadas de tanto andar por esas calles y caminos, uniformes ajados del uso cotidiano, gorras sudadas por el trajín diario, personaje que ya no se ve, pero que en su tiempo y espacio, cumplió con su deber, hizo posible la comunicación humana, de poder leer lo escrito de puño y letra del ser querido, que mantuvo viva la sonrisa de quien recibía las buenas nuevas o la tristeza y el llanto cuando eran malas.

Adiós al Cartero.