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'Cruzado de brazos'

En forma airada el presidente Andrés Manuel López Obrador contestó que su gobierno no está “cruzado de brazos” cuando se le preguntó acerca del grave problema de inseguridad que se vive en el país, pero como sí lo pareciera porque a diario se cometen hechos violentos en todo el territorio nacional, como sucedió el domingo cuando ocurrieron 117 asesinatos dolosos en diversas entidades, cuya cifra delictiva nunca se había registrado en el país.

Y como es su costumbre, López Obrador culpó a sus antecesores porque, según él, en el periodo neoliberal no se hizo nada en contra del crimen organizado, sin embargo la violencia se desató cuando puso en marcha la política de seguridad de “abrazos y no balazos” en lugar de implementar otras estrategias para tratar de acabar con este flagelo que lastima a la sociedad mexicana.

Cruzado de brazos

Con el pretexto de que no quiere pasar a la historia como un gobernante represor, ordenó que soldados, marinos y policías federales dejarán de utilizar la fuerza en contra de manifestantes violentos, como lo fueron las maestras y maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán.

Cómo olvidar que estas y estos barbajanes, porque no se les puede llamar de otra manera, a quienes dejan sin clases a sus alumnas y alumnos para escenificar hechos violentos con el pretexto de que son luchas sociales para reivindicar sus derechos sindicales.

Nunca dio la orden de proceder contra las y los integrantes del CNTE a pesar de que bloquearon carreteras, asaltaron casetas de cobros, saquearon comercios y destrozaron instalaciones de instituciones bancarias, entre otros desmanes sin que las fuerzas del orden pudieran actuar porque tenía la orden expresa del presidente López Obrador de dejar que el “pueblo bueno” manifieste sus demandas en actos verdaderamente vandálicos.

No le importó que empresarios sufrieran enormes pérdidas económicas cuando los integrantes del CNTE bloquearon por espacio de tres meses las vías de ferrocarril que comunica el puerto industrial “Lázaro Cárdenas” con diversas zonas industriales del país, ni mucho menos otorgó un programa de apoyos para resarcir los daños ocasionados por las huestes magisteriales.

Los hechos más lamentables del “pueblo bueno” ocurrieron en enero de 2019, cuando cientos de personas conocidas como huachicoleros provocaron el estallido del ducto Tuxpan-Tula a la altura del municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo, en donde casi 100 personas perdieron la vida y alrededor de 50 sufrieron quemaduras en la mayor parte de sus cuerpos.

Luego de la tragedia que conmocionó al mundo, López Obrador ordenó que el Ejército y la Marina se hicieran cargo de vigilar la red de ductos para evitar el saqueo de gasolina de los huachicoleros, pero el dispositivo duró unos cuantos meses porque muchos de los soldados y marinos comisionados tuvieron que entrar a las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Santa Lucía, Estado de México y recientemente a las del Tren Maya.

Lógicamente que la política de seguridad de “abrazos y no balazos” fue tomada puntualmente por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien ordenó también que las y los policías no actuaran en contra de las y los jóvenes autodenominados anarquistas que han escenificado actos vandálicos con el pretexto de demandas sociales, como la ocurrida el lunes en el Centro Histórico de la capital del país.

Si bien es cierto que esta manifestación se debió por la rudeza policíaca que sufrió Melanie Martínez Uribe, la joven estudiante de 16 años, que se cayó cuando huía de las fuerzas del orden y fue pateada en la cabeza por un elemento el viernes, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México no se debe “cruzar de brazos” cuando los jóvenes anarquistas saquean comercios, roban mercancías y destruyen instalaciones bancarias, entre otros desmanes.

Incluso, el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, criticó que no se haga nada para detener a los jóvenes anarquistas, quienes se sienten impunes porque prevalece la política de seguridad de “abrazos y no balazos”, sin tomar en cuenta las pérdidas económicas que sufren los dueños de los comercios saqueados y los destrozos que cometen.

Es por eso, que la sociedad mexicana cree que el presidente López Obrador está cruzado de brazos por no querer pasar a la historia como un mandatario represor, incluso se recordará que en el segundo año de su gobierno se desató la violencia como nunca antes y no es culpa de sus antecesores, como pretende hacernos creer, con miras a las elecciones federales del 2021.

Por último, participe en la videoconferencia que está organizando el Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM) con motivo de su 30° Aniversario, a través de una serie de foros que se realizarán hoy en punto de las 17 horas. Los temas son: “Violencia política de género en el PES”, “Derecho a la imagen de particulares” y “Medidas Cautelares”, que los podrá seguir en la siguiente dirección electrónica: www.ietam.org.mx.

Correo electrónico:

jagovea_53@yahoo.com