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Sumario contra vecinos de la Mesa por desobediencia al Juez de Reynosa, 1841

Después de su ejecución, su cabeza fue llevada por el coronel Pedro Ampudia dentro de un barril de aguardiente, para ser colgada frente de la casa de su desdichada familia en Guerrero, Tamaulipas. Este lugar era el antiguo poblado de Revilla, cuyas ruinas se encuentran actualmente dentro del vaso lacustre de la Presa Internacional Falcón

De acuerdo con la “Historia General de Tamaulipas” de Toribio de la Torre y otros coautores, obra escrita para 1843 y publicada 132 años después, el fin de la vida del caudillo Antonio Zapata fue de una forma brutal en Morelos de Coahuila, el 29 de marzo de 1840. Antes de su captura, el coronel Zapata hizo resistencia, él solo, a 23 hombres de la brigada del general Isidro Reyes, apurando hasta su último cartucho. 

El General Antonio Canales Rosillo, se pronunció a favor del movimiento federalista en el paraje Lagunitas, dentro de la jurisdicción de Reynosa, el 3 de noviembre de 1838 / El General José Mariano Arista comandaba la división centralista durante la persecución de los federalistas en el noreste de México.Sumario contra vecinos de la Mesa por desobediencia al Juez de Reynosa, 1841

Al sexto día de ser prisionero, fue sentenciado por un consejo de guerra a la “pena del suplicio.” Después de su ejecución, su cabeza fue llevada por el coronel Pedro Ampudia dentro de un barril de aguardiente, para ser colgada frente de la casa de su desdichada familia en Guerrero, Tamaulipas. Este lugar era el antiguo poblado de Revilla, cuyas ruinas se encuentran actualmente dentro del vaso lacustre de la Presa Internacional Falcón. Para entonces era la forma en que apresuraban el final de la lucha del gobierno centralista contra los federalistas en las villas del norte en Tamaulipas.

Por dos años, entre 1838 y 1840, perduró un movimiento federalista en el noreste de México que abanderaba la restauración de la Constitución de 1824. Esto ya había empezado en otras partes del país al entrar en vigor las Siete Leyes de los centralistas en 1837. 

La rebelión federalista que más tiempo duró fue el de las Villas del Norte del río Bravo que había iniciado el licenciado Antonio Canales Rosillo, al pronunciarse en el paraje Lagunitas dentro de la jurisdicción de Reynosa el 3 de noviembre de 1838.

Los pronunciados fueron perseguidos en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila por la división centralista al mando del general Mariano Arista, en una lucha fratricida. Fue a principios del año 1840, al tiempo que el grupo federalista se replegaba hacia el río Bravo y Texas, cuando proyectaron el establecimiento de un gobierno provisional para los Departamentos de Oriente. Fue en la margen izquierda del río Bravo donde se estableció la autoridad, en el rancho nombrado Casas Blancas de la jurisdicción de la villa de Mier. 

Ahí se nombró como presidente a don Jesús Cárdenas y como vocales a don Francisco Vidaurri (quien había sido gobernador de Coahuila), don Juan Nepomuceno Molano, don Juan N. Margáin, Policarpo Martínez y José María Flores. 

De estos famosos liberales, vivieron en Reynosa: Juan Nepomuceno Molano, Jesús Cárdenas, además del caudillo Antonio Canales Rosillo.

La reconocida historiadora Josefina Zoraida Vázquez ha dejado en claro en su trabajo “La supuesta República del Río Grande” que este movimiento federalista, fuertemente apoyado por la población local norestense, no apelaba al secesionismo, sino en acabar solamente con el gobierno centralista.  Los periódicos de Texas y Nueva Orleans fueron los creadores de la idea propagandística de una República del Río Grande, para debilitar la presencia mexicana en el noreste. El tema de la república sería retomado en los diarios durante la ocupación norteamericana en 1846 y aprobado erróneamente como un hecho verdadero por los historiadores desde finales del siglo XIX, en Estados Unidos y México. 

La siguiente historia es sobre los pobladores de la comunidad rural San Vicente de la Mesa, un poblado desaparecido dentro de la antigua jurisdicción de Reynosa. Este se encontraba entre lo que fue Estación Canales y el cruce fronterizo de Nuevo Progreso, en lo que es hoy el municipio de Río Bravo. Al año siguiente que se terminó esta guerra, los pobladores pedían que sus familiares no fueran reclutados como parte de las fuerzas militares centralistas. 

Los ciudadanos de esta comunidad enviarían dos misivas al alcalde 1º Constitucional de Reynosa explicando su situación en ese momento. Documentos en un expediente que se encuentra en la Sección de Juzgados en el Archivo Histórico de Reynosa (AHR).

LA PRIMERA MISIVA

En San Vicente de la Mesa, en enero 23 de 1841, Francisco de León redactó la primera misiva para el alcalde de Reynosa, don Antonio Domínguez. Este escrito era según, a ruego de los ciudadanos Teodosio Treviño, Ilario Zamora, Jesús Treviño, Mario Villanueva, Francisco Treviño, Pedro Zamora, Gregorio Cantú, Prudencio Treviño, Francisco Toro, Nepomuceno Sosa, Andrés Villanueva, Demetrio Treviño, Eduardo de la Garza, Francisco Yarrito, Francisco Regis y Santiago Treviño. Aunque todos eran vecinos de esa parte de la jurisdicción de Reynosa, algunos se retractarían después, de ser parte de este reclamo. 

En este comunicado el grupo se presentaba diciendo que debido al “efecto en extremo funesto de la revolución que padecimos por el espacio de dos años consecutivos, nos hallamos hoy reducidos a fatal indigencia y entregados por consecuencia a dilatada miseria y abatimiento.” El escrito se explayaba expresando que hacía dos años los exponentes eran poseedores de intereses o haberes, aunque en pequeño, les eran suficientes para cubrir sus necesidades y sus contribuciones al erario público. Comunicaba que sus ingresos eran tan reducidos, que ya no les eran precisos para su subsistencia.

La reciente situación económica la atribuían a los continuos alistamientos, los cuales no habían contribuido con ningún resultado de provecho o de bien en la frontera. Por el contrario, el reclutamiento había surtido de una eficaz ruina para todos los comprendidos en estos contornos. 

En la carta, los vecinos exponían que sus familias eran el escarnio de algunos cabecillas de esta comprensión. Hundidos en el torbellino de tantas alteraciones no les era posible ocuparse en reunir los pocos intereses de campo que les habían quedado o dedicarse a los quehaceres de la siembra, tan necesaria para la manutención de las familias. Esto para que no perecieran junto con toda la nación.

El documento le hacía saber a la autoridad en Reynosa que era importante remover “tanto inconveniente que los preparaba para la ruina, participándonos con las garantías que nos conceden las leyes y sosteniendo con vigor nuestra tranquilidad para ocuparnos debidamente en la utilidad verdadera a la nación.” 

Si no se lograba esto, poco tenía que aportar el feliz fin de la revolución dada por el supremo gobierno y el excelentísimo señor general don Mariano Arista. Estos fueron quienes pidieron a todos y a cada uno de los habitantes de la frontera se retirasen a sus casas, para que en ellas se ocuparan con quietud y sin sobresalto alguno y recuperasen sus intereses perdidos. 

Los pobladores de la Mesa explicaban que ellos no eran de la idea de hacerse sordos a la voz de la nación cuando por las autoridades les llamaban, pues sabían que era una obligación el contribuir con sus personas e intereses a la defensa de la nación. Pedían que a sus hijos, padres y hermanos se les diera un indulto para que no fuesen reclutados por el ejército mientras resolvían su situación precaria.

Esta misiva fue tomada como un agravio por el alcalde 1º de Reynosa, quien consideró la petición como subversiva. Pronto los vecinos de San Vicente de la Mesa enviaron un segundo escrito, donde aclaraban cómo afectaba el reclutamiento a las familias. El alcalde Antonio Domínguez envió órdenes para que se presentaran los reclamantes ante su Juzgado en Reynosa. Esta historia será contada en una próxima nota.



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