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Seduce y conquista

Debido a la acumulación de autos asegurados por la administración estatal que tenía a cargo dicha corporación hasta hace unas semanas atrás

Santo Domingo, República Dominicana 

La Santa Iglesia Catedral Basílica Nuestra Señora de la Encarnación o Anunciación, Primada de América.Seduce y conquista

Algo tiene esta tierra que desde antaño imanta a los viajeros. Exploradores, navegantes y, en tiempos recientes, rastreadores de tesoros turísticos llegan hasta aquí atraídos por un sol abrasador y el abrazo cálido de su gente.  

Además de arropar a lugareños afables, la capital de República Dominicana resguarda en su Ciudad Colonial calles, fortalezas, iglesias y señoriales construcciones. Varias de ellas son tan añejas que, incluso, son consideradas como las primeras del Continente. Debido a que cuenta con el primer hospital, el primer monasterio y la primera catedral, entre otros, Santo Domingo también responde al nombre de Ciudad Primada de América.

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  • Tradiciones de Republica Domincana.

BELLAS CALLES

Hay que leerla en sus calles, escudriñarla en sus museos y saborearla tanto en los restaurantes como en el salero y garbo de sus viandantes. Paso a paso se descubre a la que es considerada como el primer asentamiento europeo permanente en el continente americano y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1990. 

Con sólo andar por la Calle de las Damas, primera vía adoquinada por donde las mujeres paseaban con sus vestidos de época, se ven icónicos edificios: la Fortaleza de Ozama (primera estructura militar permanente), el Panteón de la Patria (donde yacen héroes dominicanos), el Museo de las Casas Reales (cuyos mapas narran hechos históricos) y el Hodelpa Nicolás de Ovando, un hotel de exquisito lujo donde los enamorados desean casarse, porque saben que su amor será tan duradero como las paredes que lo sostienen.  

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  •  Todo sibarita debe gozar de una cata de ron.

SUS TRADICIONES

Los amantes de la medicina se conmoverán al pasar por las ruinas del Hospital San Nicolás de Bari, también primigenio, y quienes deseen empaparse del mundo de la arqueología subacuática deber ir al Museo de las Atarazanas Reales (MAR).

Imperdible es deambular por la calle peatonal de El Conde, plagada de terrazas y tiendas para comprar chocolate, café, licor de Mamajuana, muñequitas sin rostro y joyas de larimar o ámbar.

En las peluquerías y en los colmados -tienditas de barrio donde además de refrescarse con una cerveza Presidente, los lugareños hablan de política y pelota (beisbol)- también es posible tomar el pulso dominicano, uno que se acelera al ritmo de la bachata y el merengue, ambos inscritos en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 

Obligatorio es probar la famosa Bandera Dominicana, plato insignia que se sirve en templos gastronómicos como el Mesón de Bari, así como ir a Pat’e Palo, considerada la primer taberna que pertenecía a un pirata y donde hoy la chef Noemí Díaz saquea los corazones de los comensales  con sus creaciones culinarias y su sonrisa. Y, por favor, que nadie se vaya sin compra un libro, sin ver una partida de dominó, sin fumar un puro y tomar un ron Brugal mientras algún músico callejero toca una canción de “El Maestro”, como le llaman los dominicanos al muy querido Juan Luis Guerra.

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  • El paraíso existe y es República Dominicana



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