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Es el río Bravo, ruta de la muerte para ilegales. Para unos es una pesadilla mortal

Arriesgan su vida a pesar de que hay cocodrilos merodeando en algunos sectores

McAllen, Texas.- Desde El Paso hasta Brownsville, el río Bravo se ha convertido en la ruta preferida de los indocumentados centroamericanos y de otros países del mundo como lo es África, por citar alguno, para cruzar a Estados Unidos para alcanzar lo que ellos llaman el sueño americano.

SALVADOS. Los agentes de la Patrulla Fronteriza se encontraron con la familia a la mitad del río y los llevaron a tierra firme.Es el río Bravo, ruta de la muerte para ilegales. Para unos es una pesadilla mortal

Muchas personas yacen bajo las aguas del afluente conocido también como el río Grande, como lo señala un agente de la Patrulla Fronteriza, quien dice que algún día serán descubiertos.

Una joven migrante embarazada de 19 años vadeaba hacia la ribera estadounidense, en una zona tan profunda del río Bravo que las olas golpeaban su cintura. Abriéndose paso entre la corriente, y a sabiendas de que había un cocodrilo merodeando río arriba, guió al hijo de su amiga, que tenía 10 años y no paraba de llorar, hacia una embarcación de rescate de la Patrulla Fronteriza, como lo señala un reportaje de The New York Times.

El día anterior, los agentes de la Patrulla Fronteriza en el cruce del río de Eagle Pass, habían encontrado el cuerpo de un hombre en tal grado de descomposición como para identificarlo con facilidad. Un par de días antes, en los medios mexicanos circuló el video de un hombre tratando de nadar desesperadamente a contracorriente hasta que se debilitó y se hundió.

A principios de mayo, agentes de la Patrulla Fronteriza en Eagle Pass sacaron del río Bravo el cadáver de un bebé de diez meses, después de que una balsa que llevaba nueve migrantes se volcó. Únicamente sobrevivieron cinco personas a bordo.

“Los momentos más tristes con cuando hay muertes. Por desgracia, ya hemos tenido varias”, comentó Bryan Kemmett, agente de la Patrulla Fronteriza a cargo de Eagle Pass, un poblado de 29,000 habitantes a una hora de la ciudad Del Río, Texas. “Las más inquietantes, las más recientes, son las de niños pequeños. Cuando ves al niño pequeño y escuchas que está muriendo, piensas en tus propios hijos”.

Durante años, los migrantes han atravesado el río Bravo en balsas improvisadas para hacer su cruce fronterizo hacia Estados Unidos, de manera ilegal. No obstante, ante el aumento pronunciado de familias de Centroamérica que intentan cruzar, los agentes de la Patrulla Fronteriza afirmaron que ahora rescatan decenas de migrantes, incluyendo niños, de la peligrosa corriente del río casi a diario.

La primera semana de junio, una mujer de cuarenta años colapsó en la estación de Eagle Pass una media hora después de cruzar el río. En el hospital se declaró su muerte y las autoridades están investigando la causa de muerte.

Los migrantes que fueron entrevistados a finales de mayo dijeron que estaban muy conscientes de los riesgos. Pero también comentaron que los coyotes los convencieron de que cruzar el río Bravo era la forma más rápida y menos complicada de iniciar su proceso de solicitud de asilo, dadas las drásticas medidas de control migratorio impuestas por el gobierno de Trump en los puertos legales de entrada en la frontera.

“Todo el mundo cruza por el río”, dijo Yevy Leiva, de 28 años, quien navegó en una balsa a través del río Bravo con su hijo y otros dos migrantes. Nueve días más tarde, estaba esperando en un albergue en Del Río, hacinado con montones de otros migrantes, para tomar un autobús con dirección a Dallas y hospedarse con unos amigos.

Randy Davis, subdirector en funciones de la Patrulla Fronteriza para el sector de Del Río, afirmó que sus agentes seguían buscando dos cadáveres del incidente en que se volcó la balsa a principios de mayo. El funcionario culpó de la ola de migrantes a los traficantes de personas, los coyotes, que están explotando cada vez más este tramo del río Bravo por ser un camino que no se utilizaba tanto para entrar a Estados Unidos.

Los agentes del sector de Del Río han arrestado a 18,000 migrantes en grupos familiares desde octubre del año pasado, en comparación a 1387 en los primeros ocho meses del año fiscal previo. También han rescatado a casi tres veces más migrantes en el agua en esa zona que los que otros agentes han rescatado en todos los cruces en el resto de la frontera de Estados Unidos con México.

Tumba bajo el agua

Algunos niños tuvieron que ser llevados por vía aérea a un hospital en San Antonio después de  que casi se ahogan, dijo Kemmett. El subdirector Davids dijo que esperaban encontrar más cuerpos.

“Ha habido cientos y cientos de rescates”, comentó Davis. “Yo intento tenerlos todos ordenados en la mente. Sospecho que hay otras personas allá afuera que jamás fueron reportadas como extraviadas y cuyos cuerpos recuperaremos en un futuro”.

“Estamos viendo a muchas familias”, dijo el agente. “Entre esas familias vemos niños cada vez más pequeños. Tratar de cruzar el río con un bebé de dos meses amarrado a tu pecho o a tu espalda no es fácil”.

“Para empezar no es fácil cruzar”, aseguró, “pero ahora lo intentan mientras tratan de aferrarse a su hijo. Y la desesperación y el pánico se apoderan de ellos y entonces empiezan a batallar”.

Los almacenes que la Patrulla Fronteriza en Del Río usaba para guardar su equipo ahora tienen “fórmula para bebés, pañales, mantas isotérmicas y mantas térmicas con las que pueden cubrirse”, dijo Davis, el subdirector de la Patrulla Fronteriza en el sector. El mismo día  de mayo en que hizo esas declaraciones los agentes de todo Del Río detuvieron a más de trescientos migrantes.

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SIGUEN LLEGANDO. Los agentes en Del Río dijeron que no hay indicios de que la oleada de familias migrantes vaya a menguar.




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