El traslado forzado de la Villa de Reynosa a la Loma de San Antonio
El 28 de febrero de 1802, el Fiscal de lo Civil cuestionaba los terrenos cedidos en la Loma de San Antonio por Joseph Francisco Ballí y sus allegados
Tercera y última parte
Habían pasado casi tres años desde el inicio del papeleo oficial para el Traslado de la Villa, 1799 a 1802; el expediente viajaba con la información y requerimientos entre Reynosa, la capital de San Carlos del Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), la Intendencia de San Luis y México, en ese entonces la capital del Virreinato de la Nueva España.
El 28 de febrero de 1802, el Fiscal de lo Civil cuestionaba los terrenos cedidos en la Loma de San Antonio por Joseph Francisco Ballí y sus allegados. En los documentos enviados a la capital del Virreinato no se especificaba la extensión del terreno para el ejido de la villa, se ignoraba si tendría la amplitud necesaria para el asentamiento.
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En los reglamentos de la Corona, los terrenos del ejido colonial se marcaban desde el centro de la plaza, extendiéndose por una legua (4.19 km) hacia cada punto cardinal. En el caso de Reynosa, el ejido de la villa cubría un cuadrado de 8.38 km por lado, donde actualmente se encuentra parte de la moderna traza urbana de la ciudad; hacia el norte incluía parte de lo que es el Condado de Hidalgo, Texas.
Después de la Independencia, los terrenos del ejido fueron cedidos por los ayuntamientos a los pobladores durante el siglo XIX y principios del siglo XX, para sus viviendas, corraleras y labores de cultivo. Hacia el sur, el ejido comunal se extendía hasta lo que es ahora la Laguna Escondida.
El Fiscal de lo Civil cuestionaba también la ubicación de la villa en el largo trayecto del río Bravo: “quedarán los considerables terrenos que resultan estar poseyendo los vecinos de la villa, desparramados con sus jacales y bienes por todo el dilatado espacio de más de sesenta leguas sobre la corriente del Río Grande, hasta la barra del mismo nombre.”
Para 1767 y 1768, en Reynosa se repartieron 80 porciones de tierras de acuerdo con diferentes criterios relacionados con la antigüedad de cada poblador. Estos eran rectángulos de diferentes medidas que partían del margen del río, prolongándose hacia afuera en dirección norte o sur. Se repartieron 37 porciones de tierras por el lado sur y 43 por el lado norte del río, en lo que es ahora Tamaulipas y Texas. Las tierras asignadas a los pobladores de Reynosa partían desde los actuales límites orientales del municipio de Camargo hasta las inmediaciones del actual puente Reynosa-Pharr. Esto incluía un total de 152 sitios de tierra de ganado menor y de 608 caballerías; el equivalente de aproximadamente 1,446 km2. Para marzo de 1768, solo 71 de los 80 pobladores habían aceptado el compromiso de las porciones repartidas.
En realidad, la jurisdicción de la antigua Reynosa se extendía por ambos lados del río Bravo hasta el litoral costero; en lo que es ahora los condados Hidalgo, Cameron, Willacy en Texas y los municipios de Matamoros, Valle Hermoso, Río Bravo, Reynosa y Díaz Ordaz en Tamaulipas. Pocos años después de los “Autos de la General Visita” (el primer repartimiento de tierras), los vecinos elaboraron peticiones en la Intendencia de San Luis Potosí pidiendo mercedes de tierras hacia el oriente de la villa.
Ya para el tiempo del traslado se habían desarrollado las diligencias de 1784 y el proceso de posesión de más de 113 sitios de agostaderos al oriente y al sur de las porciones de Reynosa, adquiridos por vecinos de Camargo y Reynosa; fundando en ese tiempo el rancho San Juan de los Esteros, lo que se convertiría en el actual Matamoros. La pregunta del Fiscal era sobre si estaba bien situado el nuevo sitio de la villa de Reynosa.
Respuestas en las vísperas del Traslado
El 18 de mayo de 1812, el Justicia Mayor José Francisco Ballí respondía que los terrenos del lado sur para la Nueva Villa de Reynosa serían cedidos por él y los herederos de su padre, mientras los terrenos necesarios para completar el nuevo ejido por la otra banda del río serían cedidos por Don Ramón Munguía, los herederos de Juan de la Garza, Francisca de la Garza de Anzaldúa, Manuel Gómez, los herederos de Juan José Cavazos y se completaron con los terrenos condicionados de José Antonio Cavazos.
El personaje que dio más tierras para el traslado fue Manuel Gómez, segundo esposo de Gregoria Ballí, hija del difunto Juan Antonio Ballí; este último fue el fundador del rancho San Antonio en la Loma del mismo nombre, se encontraba en la porción número 13 del primer repartimiento de tierras de 1767 y 1768. Gómez, un acaudalado personaje de Coahuila, compró una serie de porciones de tierras al norte del río, donde se encuentran actualmente las ciudades conurbadas de McAllen e Hidalgo, Texas. Los hijos del primer matrimonio de Gregoria, Antonio y Estanislao Domínguez, heredarían las tierras después de la muerte de su madre.
El 6 de junio de 1802 desde San Carlos, el gobernador Ixart envió cédula para el medio cabildo de Reynosa, pidiendo que compareciera cada uno de los vecinos involucrados que cederían las tierras para el ejido. Todavía el 22 de junio, Joseph Francisco Ballí alcanzó a citar en la antigua villa a cinco de ellos, pero el resto les fue imposible venir por lo intransitable de los caminos; aunque inconclusas las diligencias las remitió al gobernador que se encontraba en San Carlos, la capital de la Provincia del Nuevo Santander en ese momento.
El Traslado forzado
El 16 de julio de 1802 se dio a conocer al gobernador que debido a las inundaciones que duraron entre el 26 de junio y el 4 de julio de 1802, el Justicia Mayor se vio obligado a trasladar a los pobladores a las Lomas de San Antonio, antes que se completaran los trámites burocráticos del Traslado.
Joseph Francisco alcanzó a mudar a su familia al rancho San Antonio con alguna caballada propia y ajena desde el principio de la inundación. Regresó por el resto, teniendo que cruzar un tramo anegado de aproximadamente 8 km entre las lomas del Morillo y la antigua villa; logrando sacar a las familias del poblado y algunas de sus pertenencias en el antiguo asentamiento (Reynosa Díaz) hasta las lomas del Morillo, utilizando canoas, balsas, caballos y a veces a nado.
Describe la “penosa fatiga” que tuvieron durante siete días y sus noches hasta lograr sacar “sin intermisión ninguna” a todas las personas.
No sabemos a ciencia cierta cuanto tiempo les tomaría en completar el cambio, pero el Fiscal de lo Civil del Virreinato, al tener noticias en México de este inesperado traslado por la inundación, promovió el 25 de agosto de 1802 para que se procediera al arreglo de la nueva población como lo disponía y prevenía la “Recopilación de Leyes de Indias.” En su libro cuarto, título séptimo, en una forma generalizada las ordenanzas dimensionan los tamaños que deberían tener la plaza, calles, Casa Consistorial, iglesia y solares para los vecinos.
Menciona el Justicia Mayor, que el padre ministro del pueblo, Fray Agustín Lira, pidió al obispado para que se le concediera celebrar los Divinos Oficios y desempeñar el ministerio de párroco en dichas Lomas de San Antonio.
El 14 de octubre de 1802, el Gobernador Francisco de Ixart anunciaba haber recibido en San Carlos la copia certificada para la traslación de la Villa al paraje de San Antonio; dice que pasaría a dar debido cumplimiento como lo indicaba el Virrey Félix Berenguer de Marquina. No sabemos cuándo o si el gobernador pasó a dar dicho cumplimiento a la nueva villa. Sería hasta diciembre del año 1803, cuando definitivamente los documentos del Archivo de la Villa de Reynosa fueron trasladados desde el antiguo asentamiento a su nuevo lugar a lo que era la Casa Consistorial o en lo que es ahora el sitio del actual Palacio Municipal.
El nuevo asentamiento nacía con el siglo XIX, desde las Lomas de San Antonio surgiría lentamente la villa y después la actual Ciudad de Reynosa y desde ella se observaría levantarse nuevas poblaciones dentro de su extensa y antigua jurisdicción.
La Loma de San Antonio más de un siglo después del Traslado, a principios de la década de los años 1920, cuando la Plaza de Armas de Reynosa ya tenía su primer busto (1906), su quiosco (1910), sus banquetas (1913) y sus bancas de forja con madera (1911) y las primeras bancas de granito (años 1920).
Mapa elaborado durante el primer repartimiento de tierras en 1767, donde aparece el Rancho San Antonio de Juan Antonio Ballí (AGN).