Palabras que lastiman

El año pasado, la SEP realizó un cuestionario a maestros, directores y supervisores de 29 Estados del país, en el que, 44.9 por ciento señaló que los insultos, apodos, gritos y burlas son las principales agresiones que acontecen entre alumnos, seguidas de los golpes y empujones con un 34.4 por ciento.

Dalia Jaquez, jefa de carrera de la licenciatura en Psicología de La Salle, establece que este tipo de bullying le resulta más "sencillo" de ejecutar a un niño, pues, directamente, se apunta una agresión a una persona en particular.

"El acoso verbal puede ser por cuestiones de físico; el intimidador se vale de aquellos elementos que a la persona la hacen sentir insegura, basta con que lo moleste una vez para que el acosado reaccione", explica la especialista en psicoterapia y familia.

Las consecuencias para las víctimas son desde un mal rendimiento académico y fobia a la escuela hasta ansiedad y baja autoestima, que derivan en cuadros depresivos o riesgos físicos graves, como intento de suicidio, según información del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.

"Una niña que fue (llamada) gordita toda la Primaria llega a la Secundaria y puede caer en una cuestión de anorexia, y, en el caso de los hombres, en vigorexia". 

Dayna Flores, maestra en pedagogía y especialista en acoso escolar, establece que padres de familia y maestros deben actuar en conjunto para evitar que el acoso verbal escale a agresión física.

"Las personas que buscan dañar, lo primero que hacen es la violen cia verbal, pero esto no está del todo alejado de que haya una escalada a la violencia física", asegura la también orientadora educativa de la Universidad La Salle.

Para Flores, tanto el agredido, como el agresor, necesitan orientación; pues éste último también está sufriendo y debe recibir ayuda.

"El alumno que ha vivido el acoso escolar no tiene desarrolladas las herramientas para poderle hacer frente, va a llevar tiempo para que se dé cuenta de que el respeto es lo primordial y que tiene que darse a respetar", cuenta, "lo primero que hay que hacer es escucharlo atentamente para trabajarlo y darle las herramientas para que resuelva esto".

Las psicólogas coinciden en que los padres deben estar atentos de que en su casa no haya ni agresores ni niños agredidos; mientras que los profesores deben estar atentos, vigilar, escuchar, e impulsar competencias sanas dentro del aula.

(Agencia Reforma)

Especialistas aconsejan

Dalia Jaquez y Dayna Flores, de la Universidad La Salle, sugieren lo siguiente:

¿Cómo identificar una víctima?

- El niño cambia su comportamiento, se vuelve más retraído.

- Puede manifestar tristeza o mal humor.

- Empieza a somatizar (convierte trastornos psíquicos en síntomas físicos) para no ir a la escuela.

¿Qué deben hacer 

los padres?

- Ganarse la confianza del hijo, para que le comunique lo que no le gusta y escucharlo atentamente.

- Ser claros sobre el problema, evitar la indiferencia o, por el contrario, sobrerreaccionar.

- Buscar ayuda profesional. Darle herramientas para darse a respetar y valorarse a sí mismo. 

- Nunca aconsejar que la solución es el uso de más violencia, ahora dirigida al agresor. 

- Mantener relación con los maestros. Incluso, considerar un cambio de salón o escuela.