Alfredo Moreno Ricart 1969-2015
Fue un amante de la naturaleza, un hombre visionario que conjugó pasión con decisión, siempre de la mano de Dios. Un gran ser humano que será recordado siempre por su amabilidad y actitud de servir.
Originario de Reynosa, Tamaulipas, Alfredo Moreno Ricart desde niño se caracterizó por ser persistente, soñador e idealista. En algún momento de su infancia pasó por su mente ser astronauta o biólogo, hasta pensó en tener un gran circo. Vivió en un rancho por tres años; su padre, el Sr. Luis Lauro Moreno Rodríguez, lo había comprado un par de años después de casarse con su madre Elvira Ricart, ahí compartió junto a sus hermanos Luis Lauro, Monserrat y Rodrigo, el estar en contacto con la naturaleza. Sus hermanas Rocío y Cristina, nacieron después cuando ya vivían en Reynosa.
Los fines de semana regresaban al rancho, les encantaba estar rodeados de animales silvestres y domésticos. Quedan de esos días, imborrables recuerdos, aire puro, vegetación y trabajo de campo.
Años después, Alfredo se graduó de Administrador de Empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, realizando después un posgrado en alta dirección en Harvard Extension School, en Cambridge, Massachusetts.
Mientras estudiaba la carrera, Alfredo venía a Reynosa en época de cosecha de sorgo en Tamaulipas. Cada verano ayudaba a su papá en una bodega, en la compra venta de grano, negocio que su padre les cedió en 1992 a él y a sus dos hermanos, Rodrigo y Luis Lauro, pasando de una empresa local a una de las más grandes de México.
Aunque el éxito le sonreía a Alfredo, había algo que lo hacía sentir insatisfecho y en cierto punto frustrado. El deseo de hacer algo más lo lleva a vender su parte de la empresa a sus hermanos. Con lo que recibió por las acciones de la empresa compró la mitad de un hermoso terreno a orillas del Río Bravo, comprando la otra mitad sus hermanos, quienes confiaron en él y le dejaron en sus manos este proyecto para que lo desarrollara y lo hiciera negocio.
Después de ocho años de lucha y esfuerzo, y gracias a las familias que creyeron en ellos, lograron hacer lo que hoy es “El Santuario”, un lugar donde todos pueden ir a estar en contacto con la naturaleza y convivir en familia.
El Zoológico de Reynosa es el resultado de una conexión mágica de vivencias del pasado. Dios dejó que las cosas fluyeran y se acomodarán en su tiempo. Para Alfredo, este proyecto fue como un hijo, por lo que estuvo apegado a él para verlo crecer, venciendo obstáculos y manteniendo siempre su fe. Alfredo dejó un legado a orillas del Río Bravo, que seguirá creciendo y haciendo felices a muchas personas. Un lugar donde la naturaleza nos regala nuevas experiencias y nos hace reconectarnos con nuestro mundo, un lugar para amar más la vida.
