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Weegee, el talento de ser siempre el primero

Un artista descubre que 73 imágenes que adquirió hace casi 50 años en una tienda de segunda mano, pertenecen al célebre reportero de sucesos

Los asesinatos eran el negocio de Arthur Fellig. El fotógrafo que durante la Gran Depresión retrató las esquinas más oscuras de Nueva York tenía una habilidad especial para llegar a la escena del crimen cuando la sangre estaba aún caliente. Por eso en las redacciones le llamaban Weegee, en alusión a una interpretación en inglés de la palabra ouija. Sus fotos en blanco y negro cautivaron también a los artistas de la época.

Una de las imágenes inéditas tomadas por Weegee entre abril y mayo de 1937.Weegee, el talento de ser siempre el primero

“El sello y la letra en el reverso coinciden con las del reportero”, comenta. Las fotos no están catalogadas en los archivos de Fellig del International Center of Photography (ICP) en Nueva York. Desde la organización, califican el descubrimiento de extraordinario e inesperado.

82 AÑOS ATRÁS

Bonanos reveló el hallazgo en un artículo en la revista New York. Las fotos se tomaron hace 82 años. Estaban enrolladas todas juntas en la caja.

“Hace cinco décadas no existía Google, pero en 2019 Young descubrió rápidamente que A. Fellig correspondía a Weegee”, reflexiona el biógrafo.

Las fotos estaban tan curvas que no pudo escanearlas para mandarle una copia electrónica. Finalmente logró separarlas sin dañarlas con un humidificador casero y las digitalizó. Hay 49 con el sello de Weegee.

“Las otras son seguramente suyas”, comenta el autor de “Flash: The Making of Weegee the Famous”.

Weegee creó su identidad documentando crímenes, accidentes de coche e incendios en los años 30. Amaba a los protagonistas de sus fotos. La invención de la bombilla de flash le facilitó el trabajo. Además, tenía permiso para usar una radio de policía en su coche y vivía frente a una comisaría en Centre Market Place.

Bonanos logró establecer un vínculo entre estas fotos y las historias que se escribieron en la prensa local. “Fue muy divertido zambullirme en los diarios de la época para saber quiénes eran sus protagonistas”.

A partir de ahí establece que las instantáneas se tomaron entre abril y mayo de 1937. Fellig llevaba sólo dos años en la calle como freelance.

“Era cuando empezaba a ser realmente bueno. Se ve como se está convirtiendo en el Weegee que conocemos. Tomaba varias fotos para construir una historia. Era un documentalista supremo”, explica el biógrafo.

EL PRIMERO ANTE TODO

Ser siempre el primero, explican desde la ICP, le permitió tener fotos sensacionales. No sólo capturaba cuerpos ensangrentados: le distinguió su capacidad para preservar la acción en torno a los cadáveres. Convirtió así la muerte en entretenimiento. En sus fotos se ve a los vecinos sentados en las escaleras de incendios o agolpados en la calle, como si estuvieran viendo una película.

Por su obra competían el Herald Tribune, el Daily News y el Washington Post. El Museo de Arte Moderno de Nueva York empezó a recopilar su trabajo y se publicaron libros como Naked City. En 1947, se trasladó a Hollywood, donde experimentó con los retratos de figuras del entretenimiento y la política. Volvió a Nueva York cinco años después.

El último descubrimiento similar fue en 2008, en un mercadillo en Kentucky. Esas fotos ya forman parte de museos y colecciones privadas. Bonanos dice que es difícil ponerles valor a las imágenes halladas porque son desconocidas. Le gustaría verlas recopiladas en un libro, junto a las noticias del día en que se hicieron.




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