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Peter Hutton, el ojo como telescopio

Nombre clave del cine documental y experimental estadounidense, el director y maestro de cineastas recibe un homenaje cinco años después de su muerte

A Peter Hutton le obsesionaba un viejo álbum de fotografías de su padre, un publicista que antes había sido marino mercante. Fue precisamente su padre quien le aconsejó que pasara una temporada trabajando en el mar, algo que el cineasta hizo durante su juventud de manera intermitente para costearse los estudios de arte. Aquella experiencia como marino marcaría de forma sustancial una filmografía volcada en la observación, en encontrar los orígenes y mitos del cine en imágenes despojadas de artificio, en descubrir los enigmas y paradojas de la luz, las sombras y el tiempo. Fallecido en junio de 2016 a los 72 años, Peter Hutton (Detroit, Michigan, 1944 - Poughkeepsie, Nueva York, 2016) es un nombre clave del cine documental y experimental estadounidense, un maestro de cineastas, heredero contemporáneo de la tradición de la Escuela del río Hudson, cuyo pionero, el pintor de origen inglés Thomas Cole, tanto influyó en la mirada del paisaje americano de John Ford.

Carnet marino del director Peter Hutton.Peter Hutton, el ojo como telescopio

“Peter Hutton representa, quizá mejor que ningún otro cineasta, ese mito tan cinematográfico del origen que tradicionalmente asociamos a la hermandad de los operadores Lumière”, explica Carlos Muguiro, director del centro de estudios e investigación Elías Querejeta Zine Eskola y comisario de la retrospectiva que Documenta Madrid dedicó al director en 2010. “Este mito de lo fundacional articula poderosamente la historia del cine y la trayectoria de Hutton. Pero en él se concentran, además, de manera extrañamente coherente, otras tradiciones primigenias, y en algunos casos adánicas, de la cultura contemporánea. Hutton conecta con el espíritu del filósofo y teólogo Ralph Emerson, la herencia paisajística de Fitz Hugo Lane, Thomas Cole y el Iluminismo pictórico del siglo XIX, o la experiencia iniciática del Ismael de Moby Dick”.

“Hablan de mi cine como un cine de vanguardia, y yo respondo que estoy más bien en la retaguardia”, dijo el director

“Creo que mi trabajo es una combinación entre la paciencia, la espera y lo espontáneo. […] Hablan de mi cine como un cine de vanguardia, y yo respondo que estoy más bien en la retaguardia”, afirmaba el cineasta, que en una larga entrevista concedida en ese mismo 2010 a la revista de cine Lumière desgranaba un proceso de trabajo artesanal, cercano al del pintor o del fotoperiodista modernos.

 El cine antes del cine

Las dos películas que se proyectan este miércoles en la Cineteca Madrid responden a diarios filmados, apuntes que esquivan la autobiografía para funcionar como versos libres de una poética visual despojada y minimalista. Images from Asian Music (A Diary from Life 1973-1974) recoge las observaciones de su vida en Tailandia, Laos y el resto del suroeste asiático y en el barco en el que entonces trabajaba. Apenas 30 minutos de una belleza y un misterio arrebatadores. En July ’71 in San Francisco, Living at Beach Street, Working at Canyon Cinema, Swimming in the Valley of the Moon, A Diary from Life se cruzan las vivencias cotidianas de su vida en una comuna hippie en la California de los años sesenta. Hay cuerpos desnudos, extrañas ruinas, paseos en bicicleta o una carrera en monopatín, orugas, patos y un perro afgano dormido en un viaje en coche. “Con algunas de sus imágenes yo he tenido la sensación de estar ante narrativas que amo pero en un estado anterior a su propia existencia”, dice Muguiro. “La ficción antes de que la ficción se concrete. Uno cree reconocer a Billy Bitzer, Jacques Tati, Dziga Vertov o Jean Vigo, pero también las miniaturas y maquetas que se utilizaban del cine clásico de Hollywood, por ejemplo en King Kong, que Peter Hutton adoraba”.

Profesor durante más de 25 años en el departamento de Cine y Artes Electrónicas del Bard College en Annandale-on-Hudson (Nueva York), Hutton dejó una huella enorme entre un alumnado que hoy reivindica el poderoso romanticismo de su obra y de su figura. A su paso por Madrid, hace ya una década, el proyector del Círculo de Bellas Artes se atascó, quemando ante todos un fragmento de la copia de 16 mílimetros. “Peter acabó subiendo a la cabina, desmontando y limpiando el proyector y finalmente proyectando él mismo el resto del programa”, recuerda Muguiro. “Guardo el recuerdo de verle tumbado sobre la ventanilla de la cabina, mirando a la pantalla, haciéndose cargo de su película, como si estuviera atracando un barco en medio de la niebla”.



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