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Feliz cumpleaños, Jesús

En un programa navideño que dirigí hace unos años, las pequeñas Ana y Emma Reyna López cantaron en inglés una canción cuya traducción diría lo siguiente:

Feliz cumpleaños, Jesús

En un programa navideño que dirigí hace unos años, las pequeñas Ana y Emma Reyna López cantaron en inglés una canción cuya traducción diría lo siguiente:

"Feliz cumpleaños, Jesús. Estoy muy feliz de que sea navidad. Todos los brillos y luces y los regalos son bonitos, pero el verdadero regalo eres tú.

Feliz cumpleaños, Jesús. Estoy muy feliz de que sea navidad. Todos los cantos y las campanas son algo esplendoroso, y todo es por ti.

Feliz cumpleaños, Jesús. Jesús, yo te amo a ti."

Para estas pequeñas representó todo un reto llegar a dominar la interpretación de la canción, no solo por el idioma, sino la entonación, el tiempo y otras cuestiones. Tan solo el hecho de pararse en el micrófono ante un auditorio abarrotado de gente podría haber intimidado aún a personas de mayor edad que ellas. Pero ellas habían puesto el corazón en tratar de agradar a Cristo y esa fue su manera maravillosa de desearle un feliz cumpleaños. Agradezco de corazón a ellas y a sus padres, Valentín y Anaíd, por el esfuerzo realizado.

Un bello ejemplo

Mañana, 25 de diciembre, es el cumpleaños de Jesús, nuestro hermano mayor que tanto nos amó y nos sigue amando. En otro mensaje mencionaba, entre otras cosas, que la navidad es más que las luces con que adornamos nuestras casas y pinitos; es recordar a Jesús, la mayor luz que ha existido en el mundo desde que fue creado.

Y tal vez uno de los mejores regalos que le podríamos hacer en su cumpleaños, sería convertirnos en "retransmisores" de la luz que él nos da. Aplicar sus enseñanzas e imitar sus acciones, pues definitivamente eso haría de éste, un mundo mucho mejor y más bello.

Hace muchos años, en una ciudad de oriente, vivía Guno, un hombre que, cuando las noches sin luna eran más oscuras, salía a las calles con una lámpara de aceite encendida.

Una noche, un amigo suyo se topó con él mientras caminaba con su lámpara, y le dijo: "Guno, ¿tú con una lámpara encendida? ¡Pero si tú eres ciego, no puedes ver! ¿Por qué haces eso?" Y Guno le respondió: "Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí. Además, alumbrando a otros, también me beneficio yo, pues de otra manera ellos podrían lastimarme al no verme en la oscuridad".

Retransmisores de luz

Qué hermoso sería si cada uno de nosotros pudiera encender su luz para alumbrar a otros. Podemos hacerlo cada día de mil maneras.

Con una palabra amable.

Con una sonrisa.

Con un pequeño acto de bondad.

Acallando la crítica destructiva.

Animando al desconsolado.

Perdonando al que nos ha ofendido.

Orando por el que nos ha lastimado.

Haciendo, en fin, todo aquello que Jesús hizo en vida y de lo cual, antes de terminar su misión en esta tierra, expresó "Haced lo que me habéis visto hacer".

Estoy seguro que, actuando así, podríamos realmente ser una luz que ayudaría a otros a encontrar su camino; su camino para que, a la vez, ellos mismos llegaran a ser "retransmisores" de la luz de Cristo. Y definitivamente, a la larga, eso también, al igual que en el caso de Guno, nos beneficiaría a nosotros, por la ola de amor y buena voluntad que se generaría y que terminaría por alcanzarnos y tocarnos.

Les invito a que hagamos esto. Les invito a que, al igual que Ana y Emma, pongamos el corazón en tratar de agradar a Cristo, irradiemos su luz, y encontremos así nuestra propia manera maravillosa, íntima y personal de decirle a él: "Feliz cumpleaños, Jesús".



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