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Elvira Sastre: “estar triste es muy normal”

La poeta de 26 años que triunfa en las redes sociales y llena auditorios con sus versos sobre el desamor y la pérdida, confiesa que es una anciana por dentro

Es de esas guapas sin truco que te roban la mirada sin querer cuando te los cruzas. No es sexismo, ni frivolidad, ni cosificación de la mujer que valga. Es tener ojos en la cara.

Elvira Sastre.Elvira Sastre: “estar triste es muy normal”

Pero no es su belleza lo que más atrae de esta chica que acaba de cumplir 26 años y ha sentido “un golpe de realidad” al dejar de ser oficialmente joven para tener descuento en el abono transporte. Es la rara sencillez y profundidad de su poesía, en la que se expone viva cantando el dolor y la desesperación del desamor, el duelo y la pérdida.

Llena teatros recitando sus versos, congrega a cientos de miles de adoradores en las redes y vende como golosinas poemarios.

¿Qué es poesía?, le pregunto

“Un desahogo, una necesidad. Una forma de explicarme lo que me pasa y no entiendo. Soy muy sensible. Todo me afecta muchísimo. Puedo estar triste por cosas como que se me muera un pájaro que he rescatado. Si no tuviera la poesía, creo que explotaría”.

Vivir tan en carne viva duele. ¿Has pedido ayuda profesional?

“No, porque para mi la poesía es como un psicólogo. Soy muy tímida. Me cuesta menos escribir que sentarme delante de alguien que no conozco y contarle mi vida. Escribo para curarme”.

Para ser tan tímida, en sus libros se desnuda. Se le ve todo.

“Bueno, pero eso es un porcentaje de mi mínimo. Luego soy una persona feliz, que tiene una vida normal, que no va llorando por las esquinas. Pero sí, esa es una parte de mi. Otros lloran, yo escribo. Es que para mi la tristeza no es un problema. No me importa estar triste. No es que lo disfrute, pero saco mucho de ahí. Estar triste es muy normal. 

Lo raro es estar feliz todo el tiempo. Muchos me agradecen que lo escriba, porque parece que hay que estar siempre feliz y subir fotos maravillosas de la playa. Yo eso no lo veo real y no creo que aporte nada”.

¿Por qué crees que la gente paga por oírte leer tus poemas?

“Creo que porque se sienten identificados. Los sentimientos son universales. Todos hemos pasados por rupturas, por muertes, por duelos. Como lectora me pasa. Te sientes agradecido al poeta cuando un poema te soluciona parte de tu vida. Y también creo que ayuda que el poema sea sencillo, que te lo pongan en bandeja”.

Tus versos son de mal de amores. ¿Te han pegado fuerte?

“A veces. Casi siempre me han dejado y casi siempre han querido volver y no he querido. Me entrego mucho y peleo mucho por las relaciones, pero quiero que me quieran bien y soy la primera que me bajo del barco si la otra parte no rema”.

Qué intensidad…

“Por eso necesito otras cosas que me apaguen un poco la mente. Si estuviera todo el día pensando en verso, acabaría agotada. Me encantan los programas de cotilleo porque me entretienen y me ayudan a desconectar. Y además me dan mucho tema de conversación con mi abuela”.

¿Qué opinión te merecen los Millenials. Qué tienen en común como generación?

“Usamos las redes sociales para publicar cosas que le pueden interesar a la gente que nos sigue. Somos una generación muy de la imagen. Somos más frágiles porque desde pequeños nos han protegido y también más frustrados porque nos obligan a estudiar y estás en bragas, sin trabajo ni sitio”.

Tiene 26 años por fuera, pero ¿cuántos tienes por dentro?

“Me considero una persona un poco anciana en ese sentido. Muchos en Internet me dicen que creían que estaba muerta o que era una abuela por las cosas que escribo. Pero es que he leído mucho y tengo mucha vida dentro, aunque no la haya vivido”.

¿Vives al límite?

“Ya he vivido eso. Ya me harté de discotecas y ya me he cansado. Estoy en otra cosa”. 




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