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La creación de los inquisidores

Varias iniciativas internacionales tratan de romper con el estereotipo de la bruja como una mujer de nariz prominente y sonrisa diabólica y restituir la memoria de las víctimas del mayor feminicidio de la historia

Aunque es ampliamente conocido que las mujeres víctimas de la caza de brujas no eran hechiceras adoradoras de Satán, aunque el propio término “caza de brujas” se refiera ahora a la persecución de inocentes, la imagen que ha trascendido y que se sigue difundiendo es la de la mujer mayor, fea, con una gran nariz y una verruga, de aliento maloliente y sonrisa diabólica, acompañada de un gato negro y montada en una escoba. 

El tenor Andrea Velis, uno de los mejores actores del Metropolitan Opera, disfrazado de bruja en Hansel y Gretel en diciembre de 1971.La creación de los inquisidores

  • Algunas incluso lucen una incomprensible piel verde. Es decir, un aspecto parecido al que difundieron en los pueblos los inquisidores y los cazadores de brujas, la manera en la que las imaginaban aquellos que las temían, el relato de los vencedores.

“La caza de brujas es el feminicidio más grande de la historia, pero no se estudia en las escuelas o en las universidades. No solo se ha olvidado, sino que se ha convertido en una leyenda. La bruja es un personaje de fábula, casi un chiste”, explicó la pensadora italoestadounidense Silvia Federici, autora de obras como Calibán y la bruja (Traficantes de sueños), en la presentación del II Encuentro Feminista Internacional sobre la Caza de Brujas, celebrado en el museo Reina Sofía y en la librería Traficantes de Sueños, ambos en Madrid, el pasado mes de octubre.

“La caza de brujas es el feminicidio más grande de la historia, pero no se estudia en las escuelas o en las universidades. No solo se ha olvidado, sino que se ha convertido en una leyenda. La bruja es un personaje de fábula, casi un chiste”, explicó la pensadora italoestadounidense Silvia Federici

Basta con hacer una búsqueda en un banco de imágenes en internet,  para comprobar cómo ha calado el estereotipo. Aparecen miles de archivos donde la bruja es representada a la manera habitual. A veces en grabados antiguos, a veces en fiestas de Halloween, a veces perdidas en bosques brumosos, a veces en juegos en escuelas infantiles. A veces la que va disfrazada de brujita es una niña juguetona, otras veces es una mujer en pose erótica.

A veces la imagen trata de infundir miedo, otras veces es una caricatura inofensiva. Pero siempre son las brujas de la escoba y el sombrero puntiagudo. Así es como se recuerda a las que fueron víctimas de una matanza.

Recordar bien a las brujas

“Es preciso recuperar de forma fidedigna la memoria de aquellas mujeres que fueron asesinadas, encarceladas, desterradas o torturadas”, explica Beatriz García, una de las promotoras de la Campaña por la memoria de las mujeres perseguidas por brujería, que tiene grupos de lectura e investigación en varias ciudades de España, pero también en Quito o en Nueva York. En España han recorrido varios lugares donde tuvo lugar la persecución de mujeres; en el mapeo realizado se encuentra el caso de las brujas de Laspaúles, sucedido en este municipio de Huesca en 1593, donde 24 mujeres acusadas de brujería fueron torturadas y ahorcadas, y donde un parque temático recuerda hoy su historia (en el que se utiliza la iconografía habitual de la bruja de silueta negra y sombrero picudo).

O el de Miraflores de la Sierra, en la Comunidad de Madrid, donde, a mediados del siglo XVII, dos mujeres viudas y pobres fueron culpadas por una serie de inexplicables muertes de niños y enviadas a la prisión de la Inquisición en Toledo.

“Encontramos que en muchos lugares en los que hubo caza de brujas no existe memoria”, dice García, “lo sorprendente es que en aquellos en los que sí existe, e incluso allí donde se explican los hechos históricos tal y como sucedieron, sigue utilizándose la imagen clásica de la bruja en la iconografía, los souvenirs o las fiestas populares”. La figura de la hechicera es muy anterior a la caza de brujas de la era moderna, existe desde que existen las mitologías y las literaturas. Algunas son malvadas, como la bruja Circe, que Ulises se encuentra en la Odisea y que transforma a los hombres en bestias. Otras son benevolentes, como las magas, por ejemplo, la dama del lago que en el ciclo artúrico custodia la prodigiosa espada Excalibur. Pero la imagen estereotípica de la hechicera maligna, como la anciana que come niños y que fabrica ungüentos y venenos en el fondo del bosque, es la propia de la caza de brujas de la Edad Moderna, y la más difundida hoy.



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