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Dentro y fuera de los libros

Varios ensayos abordan la historia del libro como objeto material, desde la aparición de los índices hasta los separadores

El libro es un curioso objeto intelectual y material, inscrito a la vez en el tiempo y en el espacio, en los mapas conceptuales de nuestros saberes y en la geografía de nuestras ediciones y lenguas. Esta realidad poliédrica favorece la constante generación de obras que estudian alguno de sus aspectos, hasta tal extremo que los libros sobre libros ya son un género propio en las librerías.

Dentro y fuera de los libros

Estos índices personales de la época del manuscrito son a veces copiados y disfrutados por otras personas, de modo que cuando llega la imprenta es lógico que comiencen a imprimirse, muchas veces independientemente de la obra a la que se refieren. Pero no sólo guían por los contenidos evidentes: en el caso de obras de materia religiosa pueden ayudar a descubrir ideas comprometedoras que el recelo del autor había camuflado. Por este motivo, un índice (¡no la obra!) podía acabar en el Índice… de Libros Prohibidos. Por último, un índice como el que el pastor Muchon hizo en 1780 para los 33 volúmenes de la Encyclopédie tiene la capacidad milagrosa de restituir al orden de la razón los conceptos que la obra había repartido alfabéticamente en diversas entradas. En el momento actual, cuando el ahorro y la incuria editoriales hacen que se prescinda frecuentemente de este útil aparato, una obra como Circunnavegar el texto recuerda la sutileza y el poder de un índice bien confeccionado (como el que cierra este cuidado volumen).

Pero el libro, como objeto material y cultural tan inserto en nuestro imaginario, se puede abrir en un mundo de experimentación. En El libro expandido. Variaciones, materialidad y experimentos, la poeta y profesora Amaranth Borsuk recorre primero las formas históricas que adopta en distintas culturas para desembocar en el auténtico tema de su obra: la expansión del “códice” en reencarnaciones digitales y en manipulaciones artísticas que permiten reflexionar sobre su naturaleza y desbordar sus límites. La experiencia del libro electrónico, en el que objetos del tamaño de libro de bolsillo rebosan de obras, se complementa con las intervenciones poéticas que juegan con el continente y el contenido.

Así, aparece el libro-caja o archivo, el libro desencuadernado o recombinante, como trampa o burla de las expectativas creadas por siglos de uso, para recordar su identidad a través del extrañamiento y la autorreferencia. Libros hechos de materiales perecederos, que acentúan su carácter efímero; libros que juegan con la transparencia del papel para completar mensajes; libros que rompen la linealidad, con su contenido accesible de múltiples maneras; libros censurados, de páginas tachadas, o atravesadas de clavos… Cuando los artistas quieren desafiar la cultura heredada no la transgreden creando variantes de muebles o automóviles, sino de libros: el “libro de artista” es un elemento definidor del siglo XX, como presencia constante en cada vanguardia artística, del futurismo en adelante. Poesía y tecnología se dan así la mano en El libro expandido, que contiene una sabrosa antología de citas sobre el libro, y que a través de una cronología, glosario y lista de lecturas complementarias permite poner cerco a una realidad polimorfa.

Lecturas

• Circunnavegar el texto. Los índices en la Edad Moderna.

   Maria Gioia Tavoni. 

• El libro expandido. Variaciones, materialidad y experimentos.  

   Amaranth Borsuk. 

• Breve historia del marcapáginas. Massimo Gatta. 

‘• El cerebro del niño’ (1914), de Giorgio De Chirico.



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