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Cumple la actriz Deborah Kerr 100 años de vida

Su participación en la película “De aquí a la enternidad” fue una de las más aclamadas

“El azul de los ojos de Deborah Kerr es el mismo que el de la Gran Vía madrileña de los cincuenta cuando anochecía y se encendían las fachadas de los cines”, escribe José Luis Garci en el libro Deborah. De gran personalidad, a menudo de apariencia fría dentro de un porte elegante, y en connivencia con la sociedad que le había tocado vivir, pero siempre con amplio margen de libertad y señorío, de temperamento e independencia.

Deborah KerrCumple la actriz Deborah Kerr 100 años de vida

‘Vida y muerte del coronel Blimp’

Película bélica solo en apariencia, Vida y muerte del coronel Blimp es una maravilla extraña e inclasificable comandada por una de las más hermosas historias de siempre sobre la amistad: la de un militar británico y un oficial prusiano, y el amor de ambos hacia una misma mujer como símbolo de la camaradería, la lealtad y la nobleza, y no como acicate para el duelo continuo. 

En un relato repleto de hombres, la decisión de los arqueros Powell y Pressburger de dar los tres papeles femeninos a una misma actriz envuelve a la película con un aura casi mágica, y acentúa su visión fatalista de la existencia. Kerr, de apenas 22 años, se convierte así, a lo largo de las cuatro décadas de la historia, en tres mujeres distintas que en la mente del protagonista son la misma: su amada. “En dos años será una estrella”, dijo Powell de la actriz. 

A Winston Churchill, en cambio, la desmitificación del ejército y de la pompa británica le espantó, y quiso prohibirla.

‘De aquí a la eternidad’

Pocas veces una película estuvo tan dominada por un papel principal con tan poco tiempo en pantalla como el de Kerr. Su primera aparición, de hecho, es en una foto enmarcada sobre la mesa del despacho del capitán de la base militar en Hawái donde se ambienta. 

De un modo sutil, Zinnemann nos está diciendo que ella, la esposa, va a ser el centro de la acción aún por venir: una historia de deseos ocultos, infidelidades varias, desasosiego moral y claustrofobia física en el asfixiante microcosmos de machismo y testosterona en que se desenvuelve.

‘Tú y yo’ 

Una película de cuando no se le tenía miedo al melodrama arrebatado, y a su fusión con la alta comedia recubierta de toques de screwball. Una obra con una influencia fundamental en títulos posteriores de todo tipo y condición, desde el cine de autor en Antes de amanecer y su cita en Viena para el año siguiente, hasta la comedia romántica de los noventa en Algo para recordar, con un doble homenaje al mítico título de McCarey: un encuentro en el Empire State entre Meg Ryan y Tom Hanks, a la manera del de Kerr y Cary Grant en Tú y yo; y una secuencia explícita de diálogo, en la que se subrayaba su arquetipo —cada vez más desterrado, por suerte— de historia que hace llorar a las mujeres, pero que los hombres desdeñan.

‘Suspense’ 

La mejor adaptación que se haya hecho de la novela Otra vuelta de tuerca. Además del de Henry James, los grandes nombres se acumulan: Kerr, protagonista absoluta; Truman Capote, autor de la última versión del guion tras pasar antes por varias manos; Michael Redgrave, en un papel breve, pero particularmente odioso en su frialdad; Freddie Francis, al frente de una sublime fotografía en blanco y negro; y, por supuesto, Jack Clayton, director a rescatar de un cierto olvido, autor de las prodigiosas Siempre estoy sola y A las nueve cada noche.

‘Los temerarios del aire’ 

Ganarse la vida lanzándose en paracaídas al vacío desde las alturas, pero no abrirlo hasta el último momento, mejor cuanto más cerca del suelo. Medir el tiempo y el espacio, los latidos del corazón y la adrenalina con la exactitud suficiente como para provocar la ovación boquiabierta de los espectadores de su atracción de feria, sin tener que acabar estampado. Los temerarios del aire es puro crepúsculo existencial. 

Tiempo que se agota, seres humanos gastados. Una forma de vivir, una forma de morir. Y, como dicen en uno de sus diálogos, “pocas cosas aúnan ambas vertientes”.



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