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Badiou y Nancy: una guía para la crítica del siglo XXI

La conversación entre los dos filósofos franceses es un manual, también útil para egos, sobre una filosofía abierta a las artes y otras ciencias

Esta es una guía en forma de conversación. Sobre la herencia alemana hablan dos filósofos franceses de muy distinta posición pero de similar formación, Alain Badiou (1937) y Jean-Luc Nancy (1940), que son, sin duda, de los más aclamados intelectuales de estos últimos 20 años. Eso no supone que sea la única guía. Al contrario, precisamente por su carácter casual y porque, como toda conversación, está cargada de silencios y omisiones, es útil para los legos; en suma, para los estudiosos o amantes de las artes visuales, de la literatura, del psicoanálisis, de la antropología de la cultura o de las actuales teorías de los géneros. De hecho, el profesor de filosofía Jan Völker, quien convocó en 2016 a sus colegas franceses a la Universidad de Berlín, es especialista, según su propio perfil, en ontología, estética, políticas del arte y psicoanálisis.

Alain Badiou y Jean-Luc Nancy, vistos por Sciammarella.Badiou y Nancy: una guía para la crítica del siglo XXI

¿Por qué es aconsejable recorrer este intercambio arduo a veces, siempre útil? Para comprenderlo hay que remontarse, sin afán de exhaustividad, a los años ochenta del siglo XX. En 1978 el ya mencionado Nancy, junto con Philippe Lacoue-Labarthe, había vertido al francés la legendaria revista Athenaeum (1798-1799), fundada por los hermanos Schlegel. Titularon el volumen El absoluto literario. Teoría de la literatura del romanticismo alemán (al castellano en 2013) y probablemente abrieron de ese modo —desde el título— un espacio inédito, ya no confinado a la historia de las literaturas o filosofías nacionales. Discípulos los dos de Jacques Derrida, desmontaban, bajo el prisma de la deconstrucción, los convencionales abordajes de Athenaeum, emblema del primer romanticismo europeo. Ya no se trataba de documentos del pasado, sino de fragmentos vivos que explican nuestra modernidad y sus crisis.

En 1973 había empezado a aparecer Lacan en alemán: una conmoción controlada en el ámbito menos freudiano de la Europa posterior a 1945. En 1981 H. G. Gadamer y Derrida, en un célebre diálogo en La Sorbona, habían debatido sobre los límites e imposibilidades del encuentro entre sujeto y texto. En 1984 el eminente especialista en idealismo y romanticismo germanos Manfred Frank publicó ¿Qué es el neoestructuralismo?, traducido en 1989 al inglés y más tardíamente, en 2011, al castellano. Fue quizá la primera revisión alemana de ese rótulo y constituyó una “recepción sin entusiasmo”, según el propio autor, de Michel Foucault, Jacques Derrida, Louis Althusser y Jacques Lacan.

Si tenemos en cuenta ese horizonte, se comprende por qué, casi 25 años más tarde, Nancy y Badiou regresan simbólicamente a Alemania a buscar un acuerdo estricto acerca de la definición de la filosofía y, al mismo tiempo, se apoyan abiertamente en las artes. A través de sus propias menciones durante el diálogo, nos facilitan la percepción de que el recurso a esas evocaciones —Mallarmé entre ellas— es parte misma de la elevada conversación.



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