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Asmâa Hamzaoui, reina del ritmo de los esclavos

La joven marroquí es la única maestra de la música gnawa, recién nombrada patrimonio inmaterial de la humanidad

Asmâa Hamzaoui (Casablanca, 22 años) se sube al escenario y con apenas un gesto suyo arranca el concierto. Es la más joven pero es la que manda. Lleva colgado al cuello su guembri, un instrumento de cuerda similar a una guitarra de tres cuerdas que ofrece un contundente e hipnótico sonido de contrabajo. El suyo, fabricado con madera de limonero y piel de camello, lo heredó de su padre —en una tradición en la que el maâlem (maestro) traspasa el instrumento y otorga el título a su discípulo— convirtiéndola en la única maestra de la música gnawa, un género musical de Marruecos que acaba de ser nombrado patrimonio inmaterial de la humanidad.

Asmâa Hamzaoui, con su guembri.Asmâa Hamzaoui, reina del ritmo de los esclavos

“Empecé a tocar el guembri a los siete años, mi padre era maestro, y siempre estaba en casa practicando o venían a casa otros músicos”, explica muy seria Asmâa Hamzaoui antes de salir a escena. La misma seriedad de maâlem (en su caso maâlema) con la que afronta el arranque de cada una de las canciones, sobre todo en algunos solos que parecen improvisados como si fuera una pieza de jazz. Una seriedad que Asmâa solo rompe, además de cuando posa divertida para el fotógrafo, cuando el trance de los largos temas da paso a una fiesta divertida en la que las cuatro amigas se parten de risa mientras tocan y cantan en bucles repetidos que aumentan su ritmo incansable hasta el final. “Poco a poco empecé a tocarlo; y mi padre estaba de acuerdo desde el principio con que lo tocara; vio que tenía aptitudes y me pasó el testigo”. Así de fácil lo cuenta. Así de revolucionario es en realidad.

El pasado 12 de diciembre, la música gnawa fue incluida en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en una reunión que convocó la Unesco en Bogotá. Una nómina que ya incluía manifestaciones marroquíes como el espacio cultural de la plaza de Jemaa el-Fna en Marraquech, el encuentro nómada del Sáhara conocido como Moussem de Tan-Tan o el festival de las cerezas de Sefrú, entre otras. De hecho, con motivo de este reconocimiento, se celebrará en París el próximo 29 de marzo una ceremonia en la que participarán como invitadas Asmâa Hamzaoui & Bnat Timbouktou.

La música gnawa es una práctica cultural que se remonta como mínimo al siglo XVI y que empezaron a practicar grupos de personas víctimas de la esclavitud, mayoritariamente subsaharianos, de ahí que con frecuencia se la haya relacionado con los cantos espirituales de los esclavos afroamericanos.

“Las letras de la música gnawa cuentan pequeñas historias, cuentos de profetas, hechos de la vida dura cotidiana”, explica Asmâa Hamzaoui, “son mayormente tristes, también hay canciones alegres, pero no es lo más habitual, en origen eran siempre tristes, y sus letras llegan rápidamente a la gente”. En cuanto a la temática, cuenta: “Hay también canciones de amor, pero sobre todo amor religioso, de amor a Dios”, explica sobre un género que mezcla lo profano y lo sagrado y que tiene que ver con una corriente sufí del Islam, más místico y espiritual.



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