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Se ha avanzado… pero todavía falta

Una de cada nueve personas no consume alimentos suficientes

El próximo 16 de octubre se estará celebrando a nivel internacional el Día Mundial de la Alimentación (DMA) 2015, un evento que año con año coincide con la fecha en que fue fundada la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (16 de octubre de 1945 y que se le conoce por sus siglas en inglés como FAO). En esta ocasión, se ha elegido como tema del DMA la “Protección social y agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural”, a fin de destacar su importancia para reducir la miseria rural y garantizar el acceso a los alimentos, o a los medios para comprarlos.

Portada del libro donde se analiza el estado que guarda la alimentación en el mundo.Se ha avanzado… pero todavía falta

Diagnóstico y alcances

En el apartado de conclusiones se señala que “aproximadamente 795 millones de personas de todo el mundo siguen estando subalimentadas, lo que supone 167 millones menos que en la década pasada y 216 millones menos que en 1990-92”. Esto significa que, actualmente, un poco más de una de cada nueve personas en el mundo no puede consumir alimentos suficientes para llevar una vida activa y saludable”.

Asimismo, la publicación destaca que “unos 780 millones de personas, esto es, la gran mayoría de las personas hambrientas, viven en las regiones en desarrollo. En estas regiones, la prevalencia de la subalimentación ha descendido en un 44.4% desde 1990-1992, y ahora mismo representa el 12.9% de la población total”.

El medio informativo hace alusión al año 2015, como la anualidad que marca el final del período de seguimiento de las metas relacionadas con el hambre de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). En este sentido, se da a conocer que “las previsiones más recientes sugieren que, en conjunto, las regiones en desarrollo casi han alcanzado la meta 1.C de los ODM (reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre)”. Se aclara, que “desde un punto de vista estadístico, la meta no se ha alcanzado por un pequeño margen, pero desde la perspectiva del desarrollo, la esencia del compromiso se ha conseguido, al menos a escala mundial”. 

Por el contrario -cita el libro- “el objetivo de la Cumbre Mundial de la Alimentación ha quedado muy lejos de cumplirse. Ya que se calcula que el número de personas sub-alimentadas supera en 285 millones aproximadamente la meta propuesta para 2015”.

Avance por regiones

En relación con el avance por regiones, el texto explica que siguen existiendo grandes diferencias, ya que algunas han hecho rápidos progresos en la reducción del hambre, pero otras se han quedado estancadas o han retrocedido. Por citar algunos ejemplos: 1) Tanto la meta 1.C de los ODM relacionada con el hambre como el objetivo más ambicioso de la CMA se han alcanzado en América Latina y en las regiones oriental y sudoriental de Asia;  2) También la meta 1.C se ha alcanzado en el Cáucaso y Asia central y en las regiones septentrional y occidental de África. También se han producido avances en el Caribe, Oceanía, Asia meridional y el África austral y oriental, pero han sido demasiado lentos para lograr la meta de los Objetivos del Milenio. Por último, el África central y el Asia occidental se están alejando de las metas relativas al hambre y han visto aumentar la proporción de personas sub-alimentadas en la población en comparación con el trienio 1990-1992.

De esta manera, “de los 129 países en desarrollo que han sido objeto de seguimiento, un total de 72 han alcanzado la meta 1.C de los ODM. También han alcanzado el objetivo más ambicioso de la CMA 29 de ellos. Otros 12 países de los 72 que se considera que han alcanzado la meta 1.C  han mantenido la prevalencia de la subalimentación por debajo o muy cerca del 5% desde 1990-1992”.

Se da a conocer que “la mayoría de los países que han alcanzado las metas internacionales relativas al hambre disfrutaban de condiciones políticas estables y crecimiento económico, además de políticas de protección social sólidas destinadas a los grupos de población vulnerables”. En estos países, -subraya el documento- “el compromiso de luchar contra la inseguridad alimentaria se tradujo en resultados satisfactorios pese a las dificultades que suponían el rápido crecimiento de la población, la volatilidad de los precios de los alimentos, los altos precios de los alimentos y la energía, el desempleo creciente y las recesiones económicas de finales de la década de 1990 y de los años posteriores a 2008”.

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Limitantes

Para finalizar, el libro elaborado por la FAO puntualiza que “en varios de los países que no han podido alcanzar las metas internacionales en relación con el hambre, las catástrofes naturales, las provocadas por el hombre o la inestabilidad política, han generado una situación de crisis prolongada que ha imposibilitado la protección de los grupos de población vulnerables y el fomento de las oportunidades de ingresos para todos”. 

Además se señala que “en otros países los beneficios del crecimiento económico no se han extendido a la población pobre, debido a la ausencia de políticas eficaces de protección social y redistribución de los ingresos”. En relación con este análisis, se enfatiza que “a corto plazo, la única forma de hacer frente a la inseguridad alimentaria es la intervención humanitaria. A medio y largo plazo, la erradicación del hambre solo podrá lograrse si todas las partes interesadas contribuyen a diseñar y promulgar políticas en aras de la mejora de las oportunidades económicas, la protección de los grupos vulnerables y la preparación ante los desastres”. 

Asimismo, se resalta que “las medidas adoptadas en los planos mundial y regional deberían tener en cuenta las particularidades nacionales y la exposición a las catástrofes naturales y provocadas por el hombre, especialmente en los pequeños Estados insulares en desarrollo”. terminan señalando las conclusiones a las que llega el análisis dado a conocer por la FAO.





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