¿Se diluye el ‘efecto Trump’?
>Más arrestos en la frontera<
Mission, Tx.
Felicita Villagrán Villeda y su hijo de 15 años se sentaron a un lado de un camino de tierra junto al río Bravo y se pasaban una botella de agua, tratando de recuperar el aliento bajo el intenso sol de Texas. Cerca de ellos había agentes de la Patrulla de Fronteras esperando para registrar su arresto.
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Los agentes dicen que están empezando a ver más gente como esta guatemalteca y su hijo que se habían ido de su país hacía dos semanas y trataban de ingresar ilegalmente a Estados Unidos desde México.
La elección del presidente Donald Trump contribuyó a que se produjese un pronunciado descenso en la inmigración ilegal, al punto de que los arrestos en la frontera alcanzaron bajas históricas en abril y ayudaron a que el 2017 sea el año con menos detenciones fronterizas en 45 años.
Pero desde el nivel mínimo de abril, esa cifra fue aumentando mes a mes, en buena medida como consecuencia de la llegada de familias centroamericanas como la de Villagrán.
Agentes de la Patrulla de Fronteras entrevistados por la Associated Press dicen que esperan que esa cifra siga subiendo porque pareciera que los centroamericanos están poniendo a prueba al gobierno de Trump. Expertos en el tema afirman que cualquier descenso en la cantidad de inmigrantes sin papeles iba a ser temporal en tanto y cuanto en los países de origen de la mayoría de los inmigrantes --El Salvador, Honduras y Guatemala-- siga habiendo balaceras y pandillas violentas.
Sentada a un lado del río Bravo, Villagrán dijo que su decisión de venir a Estados Unidos no tuvo nada que ver con la política ni no quién ocupa la Casa Blanca, sino que respondió a razones personales. Había sido deportada por Estados Unidos hacía cuatro años y afirmó que, de vuelta en Guatemala, fue secuestrada y liberada.
“Ahora vuelven a pedirme dinero”, expresó. “No tengo ni un dólar”.
La Patrulla de Fronteras dijo el martes que había detenido a 22.537 personas en la frontera sudoeste en septiembre, casi el doble de los 11.127 arrestos de abril. Septiembre es el último mes del que hay cifras.
Las detenciones en la frontera siempre han fluctuado de acuerdo a la política inmigratoria de Estados Unidos y las condiciones socio-políticas de América Latina. Los cruces ilegales aumentaron el año pasado, sobre todo en noviembre y diciembre, y disminuyeron cuando Trump asumió en enero. En diciembre la Patrulla de Fronteras reportó 43.000 arrestos y dos meses después 18.800.
Algunos atribuyeron la merma al “efecto Trump”. El magnate puso en marcha la construcción de un muro fronterizo, intensificó los arrestos relacionados con la inmigración ilegal y dijo que investigaría a las familias que pagaron a coyotes para que los ayudasen a venir ilegalmente, en vista de que están vinculados con los carteles de las drogas. Circularon versiones de que algunos coyotes explotaban la amenaza de un muro y una mayor vigilancia de la frontera para cobrar más a los migrantes.
Pero los problemas que impulsan la emigración siguen presentes en América Central. Las autoridades dicen que los migrantes de refugios de Estados Unidos y México cuentan que han oído de gente que se queda en México más tiempo de lo normal o que trata de buscar refugio en su propio país, pero que Estados Unidos sigue siendo el destino preferido para la mayoría.
Un estudio publicado este año indicó que un 30% de los adultos consideró emigrar el año pasado debido a la violencia rampante en El Salvador, Guatemala y Honduras, que en total tienen 30 millones de personas. El estudio fue llevado a cabo por el Proyecto Opinión Pública Latinoamericana de la Universidad de Vanderbilt.
“Si siguen sin ver lo que pasa en los países de origen y las causas de la emigración, seguiremos con los mismos parámetros”, afirmó Ramón Márquez, director de La 72, un refugio ubicado cerca de la frontera entre México y Estados Unidos.
Partidarios de mano dura hacia la inmigración ilegal dicen que el gobierno debe cumplir su amenaza de reforzar la vigilancia de la frontera. Pero si bien se están construyendo dos prototipos para el muro, la iniciativa está estancada en el Congreso.
El principal sindicato de agentes de la Patrulla de Fronteras apoyó a Trump el año pasado y varios agentes entrevistados por la AP dijeron que el muro era necesario para contener el ingreso de inmigrantes.
“Están tratando de ver qué quiere decir todo esto, qué significa la retórica del gobierno y qué tan serios somos al decir que vamos a expulsar gente”, afirmó Ryan Landrum, agente de la Patrulla de Fronteras a cargo de la oficina de esa agencia en Río Grande City.
Ronald Vitiello, subcomisionado del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras, dijo el martes que el gobierno estaba “muy preocupado” por la cantidad de familias y de menores no acompañados que siguen llegando a la frontera. Señaló que esa dependencia quería que se cambiase una ley del 2008 que protege a los menores, evitando que sean deportados de inmediato si no son de México o Canadá, para desalentar a los padres centroamericanos que creen que sus hijos van a encontrar refugio en los Estados Unidos.
Los arrestos en la frontera son por su naturaleza, una forma incompleta de medir los cruces, porque no se toman en cuenta las personas que burlaron a los agentes de la Patrulla de Fronteras cruzando a pie o que son traídas escondidas en camiones.
Diez personas fallecieron en julio tras ser subidas a un camión acoplado sin aire acondicionado ni ventilación cerca de un Walmart de San Antonio. La gente adentro del acoplado se estaba asfixiando y una persona les dijo a las autoridades que habían golpeado fuertemente las paredes del vehículo para tratar de llamar la atención del chofer y pedirle que se detuviese. Algunos de los 29 sobrevivientes dijeron a las autoridades que varias decenas de inmigrantes habían escapado antes de que llegase la policía.
“La cantidad de gente que había en ese acoplado nos dice que mucha gente está tratando de venir por esa vía”, expresó Guadalupe Correa Cabrera, investigadora de la Universidad de Texas Rio Grande Valley.
A saber:
>Los arrestos en la frontera son por su naturaleza, una forma incompleta de medir los cruces, porque no se toman en cuenta las personas que burlaron a los agentes de la Patrulla de Fronteras cruzando a pie o que son traídas escondidas en camiones.