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Volcán de fuego

El volcán de fuego, considerado uno de los más impresionantes en Centroamérica, ubicado en el centro sur de Guatemala; fue el protagonista de las  noticias internacionales esta semana, su erupción ha provocado una crisis en nuestro país vecino.

Es el volcán más activo desde los tiempos de la Conquista. Los indígenas de la región contaban la leyenda que el volcán conservó el nombre de “volcán de fuego” —que había recibido por sus constantes erupciones— porque cuando unos sacerdotes españoles intentaron bautizarlo con el nombre de “Catarina” el volcán se negó rotundamente a recibir las aguas bautismales, provocando una erupción tan violenta que la cruz con la que pretendían bautizarlo fue arrojada hasta el palacio del obispo en Santiago de los Caballeros de Guatemala; jamás intentaron bautizarlo de nuevo.

Volcán de fuego

El volcán que se había mantenido inactivo desde 1974 hizo gala de su nombre; y el domingo de la semana pasada azotó con su furia a los guatemaltecos; incertidumbre, miedo, impotencia son algunos de muchos de los sentimientos generados en la población que sobrevivió al estallido.

La explosión deja también un número no determinado de desaparecidos, se dice que las cifras reportadas por el gobierno representan sólo un 10% del total de las víctimas mortales; los habitantes de las regiones afectadas culpan de la magnitud de la tragedia a las autoridades de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres por no dar la alerta y proceder a la evacuación de las

comunidades, hasta que fue demasiado tarde: "Cuando avisaron, ya éramos víctimas de la avalancha”.

Mientras el país trata de sobreponerse a uno de sus mayores desamparos, crece la indignación ante las denuncias y las sospechas de que la Agencia de Emergencias no atendió en tiempo y forma las señales sobre la amenaza que suponía el volcán; los partidos de la oposición quieren que el jefe de la agencia sea despedido e incluso señalan una posible negligencia criminal por ignorar las advertencias anticipadas sobre la erupción mortal que se produjo hace una semana.

Lamentablemente el volcán el pasado martes tuvo una segunda explosión, lo que obligó a las autoridades a ampliar el radio de evacuación de las comunidades más cercanas.

Las imágenes son estremecedoras: el cielo se oscureció y una lluvia de cenizas y columnas de humo cubrieron los poblados, enterrándolos entre la lava y la tierra, la gente desesperada pide ayuda e intenta alejarse lo más posible de este monstruo de la naturaleza; los equipos de rescate están muy atrasados con la búsqueda, pero las condiciones climatológicas no les permiten avanzar.

En un país donde muchas de sus comunidades no tienen registros, ni mucho menos censos actuales difícilmente será posible saber la cifra exacta de las víctimas mortales, que seguramente superara las tres mil.

El fuego producido por el volcán parece alcanzar los ánimos de la política mexicana, a tres semanas de las elecciones; amenazas, asesinatos, denuncias, son algunas de las consecuencias políticas en el país; en Tamaulipas hemos presenciado muchos altercados en especial el del exgobernador de Zacatecas Ricardo Monreal y el gobernador de Tamaulipas Francisco García Cabeza de Vaca.

¿Y los del PRI? simplemente se sentaron a ver la pelea desde la primera fila, a mi modo de ver la postura más acertada en un conflicto que no les pertenece.

Y sigue la mala racha para el PAN, Ricardo Anaya no logró llenar el Auditorio Telmex en Guadalajara, cada vez más estancado en su tercer lugar. En el evento, Anaya señaló que nuevamente surge una campaña de ataque de mentiras y calumnias en su contra, el viejo truco utilizado por muchos cuando ya no se tiene nada más que decir.

Los ganadores se ponen metas, los perdedores excusas.