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Primero es lo primero

. Se ha venido gestando un consenso en el sentido de que en condiciones de desventaja económica se producen efectos de desnutrición, retraso mental o físico, holgazanería, alta deserción escolar, desinterés por la educación, secuelas de violencia, maltrato y embarazos tempranos

Ayer se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con diversos eventos entre los que hubo, como en la olla de los tamales, de dulce, de chile y de manteca. Es harto razonable que se busque eliminar el maltrato a las féminas; pero, los asegunes comienzan cuando este fenómeno se descontextualiza y se sustrae, con la posibilidad de que esa sea la intención, de los efectos del materialismo feroz que ha convertido al ser humano en una cosa desechable, como plato de unicel.

Nada surge de la nada. La violencia contra la mujer no es una causa, sino el efecto del neoliberalismo que ha deshumanizado la economía y la forma de vida del hombre moderno. Aunque la violencia en contra de la mujer tienen circunstancias y características específicas, no se desligan de las formas de violencia generalizada que inician con el despojo de derechos fundamentales y llegan a la explotación del hombre, que en los actuales sistemas de producción y comercialización trabaja casi por la comida.

Primero es lo primero

Curiosamente, hoy se cumple 18 años de la la histórica Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas en favor de la Infancia, cuyo objetivo fue recordar a los adultos su obligación de obtener los puntos de vista de los niños, las niñas y los jóvenes y considerarlos cuando toman las decisiones que afectan a sus vidas. Por primera vez, la Asamblea General se reunió para analizar de manera exclusiva cuestiones relacionadas con la infancia; y, también por primera vez, numerosos niños y niñas participaron como miembros de las delegaciones, representando a gobiernos y a organizaciones. 

Desde entonces se ha venido trabajando por rescatar los derechos de los niños y los jóvenes, en cuyas mentes puede florecer la idea de un mundo mejor, libre de violencia y de las causas que la provocan de manera intencional o no. Se ha venido gestando un consenso en el sentido de que en condiciones de desventaja económica se producen efectos de desnutrición, retraso mental o físico, holgazanería, alta deserción escolar, desinterés por la educación, secuelas de violencia, maltrato y embarazos tempranos.

De ahí la importancia prioritaria que debe darse al tema que bien se sabe es causa del efecto de la violencia en contra de la mujer y de la violencia generalizada. En el Informe 2019 de la UNICEF México, Christian Skoog, representante de la organización expresó que: “Uno de los mayores retos a nivel nacional se hace evidente en las cifras de pobreza que han descendido muy poco en los últimos ocho años, indicando que el ciclo intergeneracional de desigualdad económica y social persiste y que muchos de los niños que aún nacen en hogares pobres crecerán en ellos si no se toman medidas inmediatas para evitarlo. Esto es aún más importante en el contexto de la pandemia por COVID-19 que podría generar un considerable aumento en los niveles de pobreza según proyecciones del CONEVAL”.

Cuando se conocen estas cifras dramáticas que inciden en el presente y el futuro de lo mejor que tiene la humanidad, es imposible no darles prioridad con respecto a otras demandas que, aunque justas y muy entendibles, podrían remediarse desde el seno mismo de la sociedad.

Las acciones son: “En México, el 18% de las niñas y los niños menores de cinco años aún no alcanzan el desarrollo adecuado. Por ello, UNICEF acompañó al gobierno mexicano en la implementación de la Estrategia Nacional de Primera Infancia, aportando experiencia y conocimiento técnico, y apoyando la articulación entre distintas instituciones. Asimismo, UNICEF sumó esfuerzos con el Instituto Mexicano del Seguro Social para identificar buenas prácticas y áreas de mejora de la calidad del servicio de guarderías para la atención de los más de 200,000 niños”. 

En salud y nutrición, “en México, el 35.6% de las niñas y los niños en edad escolar padecen sobrepeso y obesidad. Por ello, UNICEF trabajó en estrecha colaboración con otras agencias de Naciones Unidas, sociedad civil y gobierno para que el nuevo etiquetado frontal de alimentos y bebidas permita identificar los alimentos saludables, de los que no lo son”.

Contra la violencia, “dado que en México, al menos seis de cada diez niñas, niños y adolescentes han experimentado algún método de disciplina violenta en el hogar. Además, uno de cada dos ha sufrido golpes, patadas o puñetazos en su escuela y en el país se registran 4 homicidios de niños, niñas y adolescentes cada día. En 2019, UNICEF desarrolló programas de espacios seguros y prevención de violencia, centrándose en dos entornos: escolar y comunitario”. 

Con respecto a la política social, “casi la mitad de los niños, niñas y adolescentes en México siguen viviendo en pobreza y, a pesar de los programas sociales existentes, un 60% carecen de acceso a seguridad social. UNICEF centró sus esfuerzos en visibilizar a la infancia y adolescencia en situación de pobreza para colocarlos al centro de la agenda pública y política, e impulsar así el desarrollo e implementación de programas sociales adecuados a sus necesidades”.

Quizá eso sea más importante.