Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

Patria amorosa

Mientras miles mueren víctimas de la delincuencia, algunos funcionarios actúan como cortesanos aristócratas

Durante la campaña del 2018,  bueno desde la precampaña, el actual Presidente de México habló y prometió una nación amorosa. Llena de paz, buenas intenciones y sobre todo de reconciliación. Toda aquella propuesta partía desde una estrategia mediática para acallar las embestidas desde los partidos derechistas y del gobierno quienes acusaban al ahora Presidente de ser prepotente y que podría ejercer un gobierno autoritario. 

Durante sus primeros 4 meses de gobierno nada de empeños dictatoriales han sido ejercidos desde la presidencia, de hecho el Presidente se ha visto hasta lejano de las decisiones camarales y partidarias. El desayuno aquel, hace 15 días con Ricardo Monreal nada afectó las escaramuzas ejercidas por el senador zacatecano contra la Presidente de Morena. De hecho al día siguiente del desayuno el excoordinador de asesores del senado y suplente de Monreal, Alejandro Rojas presentó una denuncia ante FGJ contra el candidato morenista al gobierno de Puebla, Miguel Barbosa, por enriquecimiento inexplicable y fraude fiscal. Como si el Presidente diera carta abierta a las facultades democráticas de sus propios partidarios. 

Patria amorosa

Ahora bien creo yo esa patria amorosa ya está rayando en la exageración en cuanto al ejercicio de la justicia. El crecimiento de la delincuencia está en índices alarmantes y ya rayando en parecer un Estado fallido. Esta semana ha sido de infierno. Las muertes, homicidios, asaltos, levantones y la terrible tragedia de Minatitlán deben llamar fuertemente la atención del gobierno. Era de esperarse que los delincuentes no se iban a dedicar a recomponer su camino una vez les arrebataran el negocio del huachicol. Toda forma de presión sobre los giros negros e ilegales tiene consecuencias inmediatas en las formas como los delincuentes buscan nuevos rubros para mantener sus feudos.

Esto debió pensarse y analizarse desde que se lanzó la campaña contra el huachicol. Y no lo digo para frenarla o cancelarla, sino para estar preparados para esta embestida que se les venía encima. Así también como el mensaje claro y contundente que envía el gobierno federal que nada ha hecho para llevar a la justicia altos funcionarios de administraciones pasadas que vaciaron las arcas de sus dependencias, incluyendo casos internacionales como el de Odebrecht. Mismo ya hasta causó el suicidio del expresidente peruano Alan García y cientos de detenidos en todo el mundo menos en México. En otras palabras, la inacción gubernamental por llevar a la justicia de los grandes delincuentes sirve de aliciente al crimen organizado que apuesta a la impunidad. 

El Presidente tiene muy claro, porque así lo ha expresado, que para combatir la delincuencia se debe abrir nuevas oportunidades de trabajos bien remunerados. Para eso, también lo sabe, se debe combatir el neoliberalismo, sistema económico que, no solo en México, sino en todo el mundo ha estancado los salarios de la clase media y obrera. Pero, aunque ya lo anunció, así como el memorando de educación, ninguna media se ha ejercido desde la SHCP o la Secretaría de Economía para desgranar la maquinaria neoliberal. Lo que es peor, la misma secretaria de Economía ha tomado medias para seguir por el camino neoliberal.

Es una verdadera tragedia descubrir  la incapacidad de muchos funcionarios de la presente administración, quienes llegaron por recomendación de alguien y no por sus capacidades, mismos gozan también de la impunidad que ampara a los delincuentes, construida por incapacidad o complicidad. El reloj sigue corriendo y el reto de este gobierno es mayúsculo como para dejar escapar el precioso tiempo. 

La 4T existe en las ideas, buenas ideas. Pero no se aterrizan, mueren en los despachos de funcionarios con nula capacidad, muchos de ellos profesionales de la grilla. Y mientras miles mueren en las calles víctimas de la delincuencia, algunos funcionarios actúan como cortesanos aristócratas.