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Nuevos partidos y el mantenimiento de la democracia

Muchos rechazan el registro de nuevos partidos. En su opinión, los nueve que existen son suficientes.

Como cada seis años, en enero de 2019 inició el periodo para el registro de nuevos partidos políticos nacionales. A menos de una semana del fin del periodo para notificar formalmente al INE la intención de buscar el registro, 53 organizaciones han levantado la mano. Parece un número elevado, especialmente si se considera que actualmente existen nueve partidos políticos nacionales. Sin embargo, los requisitos establecidos en la ley son exigentes y la experiencia muestra que muy pocas organizaciones alcanzan a cumplirlos plenamente. 

En los últimos doce años, tan sólo tres organizaciones lo han conseguido, a pesar de que muchas más lo han intentado.

Nuevos partidos y el mantenimiento de la democracia

Entre los requisitos de ley, que el INE verifica que se cumplan, hay dos que, en los hechos, se convierten en las pruebas más difíciles de superar: 1) organizar 20 asambleas estatales con al menos tres mil afiliados presentes en cada una o 200 asambleas distritales con al menos 300 afiliados presentes en cada una; y 2) registrar un número de afiliados total que supere el 0.26 % del padrón electoral (unos 234 mil ciudadanos). En las asambleas estatales o distritales, las organizaciones deben elegir a los ciudadanos que luego participarán como delegados en la asamblea nacional constitutiva, en la que se aprobarán los documentos básicos del partido en formación: la declaración de principios, el programa de acción política y los estatutos.

El tiempo es un factor esencial, pues las organizaciones que buscan el registro como partidos políticos tienen menos de un año para realizar sus asambleas estatales o distritales, afiliar a sus militantes y aprobar sus documentos básicos. 

El INE ha desarrollado la capacidad técnica y operativa para verificar el cumplimiento de los requisitos. Envía a su personal con el equipo necesario para comprobar la celebración de las asambleas estatales o distritales de acuerdo con las reglas de asistencia y participación establecidas. El incumplimiento de los requisitos de asistencia o de las reglas de libre participación, resulta en la invalidez de las asambleas.

Basados en la experiencia reciente con las candidaturas independientes, el INE lanzará un sistema para el registro de afiliados que permitirá generar una cédula de afiliación digital y, a partir de ella, verificar la autenticidad de la militancia de quienes deciden adherirse al partido en formación. 

Funcionará mediante un app descargable en un dispositivo móvil (tableta o teléfono celular), con el cual los encargados de la afiliación de militantes recabarán la imagen de la credencia para votar, la foto viva del ciudadano y su firma. Mediante la lectura automatizada del código de barras (QR en los modelos más recientes) de la credencial y el uso de la tecnología de reconocimiento facial, el INE frenará el registro fraudulento de afiliados mediante el uso ilegal de datos personales.

Muchas personas rechazan la apertura de la ley al registro de nuevos partidos. En su opinión, los nueve que actualmente existen son suficientes, no se necesitan más. 

En parte, el rechazo se funda en una percepción equivocada, según la cual entre más partidos mayor es el gasto destinado a financiarlos. La verdad es que la bolsa del financiamiento público no aumenta ni disminuye según cambia el número de partidos, depende de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral.

Otra parte del rechazo se debe a la opinión arraigada de que la principal motivación para buscar el registro es el dinero de las prerrogativas y que la aportación de los nuevos partidos al sistema resulta irrelevante. En los últimos doce años, dos de los tres partidos que obtuvieron su registro lo volvieron a perder en las siguientes elecciones porque se quedaron por debajo de la votación mínima. 

El otro, sin embargo, ganó la presidencia de la República y la mayoría en el Congreso en las pasadas elecciones; un pequeño recordatorio de que, sin la apertura al registro de nuevo partidos, la democracia mexicana podría quedar anquilosada.