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La recuperación de la CFE

Las palabras de la diputada federal Dolores Padierna con respecto del saqueo que han sufrido las últimas empresas del Estado mexicano al ser tronadas para poder venderlas al mejor postor, resultan innegables. Ella misma ha sido una permanente opositora a la obra predadora de los regímenes de la dupla perversa PRI-PAN, con el lamentable agregado del PRD. No dieron nunca patada sin huarache.

Dice la aguerrida legisladora: "Quisieron acabar con Petróleos Mexicanos (Pemex) y con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y estuvieron a punto de conseguirlo. Lo dijimos una y otra vez durante los debates en la primera parte del sexenio anterior: los cambios en la Constitución y las leyes sólo perseguían desmantelar el sector energético nacional para favorecer a los privados y, con ellos, a los usuarios de la puerta giratoria, que va del sector público a los negocios particulares.

La recuperación de la CFE

Luego, dice: "Desde entonces alertamos (entre burlas de los legisladores del PRI y el PAN) sobre la inmoralidad de que altos funcionarios gubernamentales pasaran, apenas terminados sus encargos, a trabajar para los grandes consorcios a los que favorecieron con contratos". Antes de terminar, Zedillo ya era empleado de la empresa a la que vendió los ferrocarriles; Fox nunca ha dejado sus empresas y Calderón fue socio de las compañías que benefició en su administración. Peña Nieto no necesita. 

Para hacer un recuento de los daños de la época que menciona la Dra. Padierna, habría que decir que último reporte del 2013, indica que La Comisión Federal de Electricidad tuvo una pérdida neta de 35,519 millones de pesos en el primer semestre del año, casi el triple de la pérdida reportada en el mismo período del año anterior, cuando el menoscabo neto fue de 13 millones 259,000 pesos, lo que echa de ver el pésimo manejo de la empresa y la irresponsabilidad con que se ha operado su economía.

A partir del mes de abril, el aumento mensual de las tarifas de luz fue del 8.4 por ciento; al mismo tiempo, la empresa registró un aumento del 14.5% en sus costos de operación, lo que resulta muy desfavorablemente si se le compara con la utilidad de 809 millones de pesos obtenida en el mismo periodo del 2010. Tres son las causas, fácilmente detectables, de este quebranto de la economía de la Comisión Federal de Electricidad.

En primer lugar, el alto costo de la deuda que viene arrastrando desde que fue puesta en manos inexpertas que buscaron hacer negocio personal a costa de la empresa. ¿Cómo olvidar al Ferrari, el yate de lujo y los millones de dólares depositados en bancos de Estados Unidos de Néstor Moreno? Néstor Moreno, exdirector de operaciones de la Comisión Federal de Electricidad fue liberado con el pago de una fianza de 15 millones de pesos, una mínima parte de lo que se robó. Otros pillos, como los 60 funcionarios de la dependencia, 18 jueces del estado de Sinaloa y 20 peritos externos, involucrados en un fraude por 1,320 millones de pesos, son botón de muestra de la tremenda corrupción y la impunidad.

Por otra parte, el aumento de 104 mil 682 millones de pesos en los pasivos totales fue originado principalmente por el incremento de la deuda titulada de 43 mil 968 millones de pesos; por la reserva por beneficios a los empleados de 35 mil 726 millones; por pagos a proveedores de 10 mil 45 millones y por la deuda contratada con privados a través de los proyectos de inversión financiada por 8 mil 171 millones de pesos.

Hay que tomar en cuenta que en el momento de gloria del gobierno de ingrata memoria, en 2011, el número de funcionarios en la CFE aumentó 17.2 por ciento, de mil 925 en 2010 a 2 mil 258. El de empleados se incrementó en 10 por ciento, al pasar de 14 mil 851 a 16 mil 340 en el periodo de referencia. Mientras, el de obreros tuvo menor crecimiento, de 9 por ciento, de 45 mil 777 a 49 mil 909 al cierre de 2011.

La CFE cerró el 2012 con una pérdida neta de 19,215 millones de pesos, luego de que en el último trimestre del año el balance financiero de la empresa resultara también negativo por 17,246 millones de pesos, originado por un rendimiento de operación negativo y el costo financiero para una empresa con casi 40% de su nómina compuesta por jubilados. El costo laboral de la empresa fue de 44,941 millones; la CFE cuenta con 97,367 trabajadores de los cuales 37,687, 38% de ellos, son jubilados.

La paraestatal contaba con una infraestructura para generación de energía de 53,114 MW, operando con 189 centrales propias y 27 de productores independientes, de las cuales 98 eran termoeléctrica, 79 plantas hidroeléctricas, siete geotérmicas, tres eólicas, una planta solar, una nuclear, 27 de vapor. Las termoeléctricas, la forma más rudimentaria y contaminante de producir energía eléctrica, eran de combustión dual, ciclo combinado o generación a través de carbón o gas, cuyos precios van al alza.

Con la reforma energética en puerta, no puede soslayarse este problema de la Comisión Federal de Electricidad, que no ha podido rendir buenas cuentas por los pasivos que viene arrastrando desde que fue tomada como una empresa que sirve para ayudar a que cuates y cuatitas resuelvan sus problemas económicos para siempre. Una empresa 'de clase mundial' que vende tanto, no puede tener número rojos.

Eran los días en que la propaganda oficial inundaba las pantallas con promesas de reducción de tarifas. Más tarde dirían que los precios menores vendrían en el mediano plazo, y ya en el cierre del sexenio de Enrique Peña Nieto admitían que ellos no alcanzarían a ver los prometidos cambios desde el poder.

En realidad, los beneficios para la población nunca llegaron (o lo hicieron a cuentagotas), pero eso no impidió, por ejemplo, que tres consorcios cobraran la friolera de 21 mil millones de dólar por siete gasoductos que no funcionan. Los contratos firmados bajo las reglas de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) obligan a la Comisión Federal de Electricidad a pagar aunque no se reciba el producto.

Al mismo tiempo, la Comisión Federal de Electricidad fue desmantelada, de igual manera que ocurría con Pemex. Las empresas estatales fueron partidas en pedazos, abandonadas, mientras se les imponían reglas que las dejaban en franca desventaja frente a los privados. 

Por ello, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador: "Se han hecho negocios jugosos al amparo del poder público, se han celebrado contratos leoninos para favorecer a particulares". Ha llegado la hora de dar marcha atrás, aunque se tenga que luchar contra gente poderosa y sin escrúpulos, lo mismo de dentro que de fuera de la administración pública; igual nacionales o extranjeros. 

Los mexicanos votaron por un alto a la corrupción y la vuelta al estado de derecho; por ello, ni un paso atrás en la gran tarea de restaurar la grandeza del país con la bandera de la justicia social.