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La marcha fifí

Decía Maquiavelo: "Nada contribuye más a la estabilidad y firmeza de una república como el organizarla de suerte que las opiniones que agitan los ánimos tengan vías legales de manifestación". La marcha convocada para el domingo ya tiene, antes de realizarse, el estigma social por quienes participarán en ella. La razón es que se trata del equipo fifí, así llamado por el presidente de todos los mexicanos.

Ahora que la Constitución empieza a ser el texto con el que la opinión pública evalúa algunas de las decisiones del presidente, para determinar si se ajustan o no a sus disposiciones, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no contiene ninguna disposición que otorgue el derecho humano a la protesta social. No existe disposición expresa, que otorgue este derecho, lo que no significa que no exista. Lo mismo ocurre a nivel internacional en que el derecho a la manifestación social no está reconocido en los tratados internacionales sobre derechos humanos.

La marcha fifí

Existen derechos humanos constitucionales que incluyen el de manifestarse públicamente: el de la libertad de expresión (art.6) y el de reunión (art.9). No obstante, la Constitución de la Ciudad de México contiene el derecho a la protesta social de manera literal.

La Constitución Política de la CDMX, un texto de vanguardia política, dice que la protesta social se ejercerá de manera pacífica sin afectar derechos de terceros. Las autoridades adoptarán protocolos de actuación en manifestaciones conforme a parámetros internacionales dirigidos a la protección de las personas en el ejercicio de este derecho, sin vulnerar otros. Advierte también: "queda prohibida la criminalización de la protesta social y la manifestación pública".

Las razones de la protesta del domingo han sido anunciadas en la convocatoria a la marcha. Algunos de los reclamos: 74% de obras públicas sin licitación; 11,682 muertos en cinco meses; no hay médicos ni medicinas en los hospitales; preocupación por el respeto a la ley a las instituciones; pérdidas de 37 mil millones de pesos en un trimestre en Pemex; desconfianza en los inversionistas; nombramientos de amigos, parientes e ineptos en cargos públicos; violaciones a las leyes y a la Constitución.

La organización es anónima, se realizarán otras manifestaciones en distintas ciudades del país, rechazan la participación de grupos o partidos políticos, piden que la vestimenta sea negro y blanco y que el Himno Nacional se canté una sola vez al final de la manifestación. Se pretende una marcha silenciosa. Solo hablarán las pancartas. Han planteado acciones posteriores como llevarle al presidente un pliego petitorio a la conferencia mañanera. Para los vecinos de Las Lomas habrá camiones contratados para que los lleven al punto de inicio. Acarreo de lujo.

El éxito de las marchas no está en razón de lo que argumenten las pancartas, sino en el número de manifestantes. Poco que no sean denuestos pueden contener los rótulos caseros. La pretensión de que el presidente renuncie, como lo publicitan en redes sociales, es una ingenuidad política, cancela el diálogo y la confrontación de las ideas. La marcha es un ejercicio democrático y sería deseable que el gobierno así lo asuma y no estigmatice a los marchistas por sus características sociales o económicas. Por lo pronto ya tiene nombre en el imaginario popular: Marcha Fifí.

Es loable que uno de los lemas, contenido en el Plan Nacional de Desarrollo, como corresponde a un gobierno socialista como el actual, sea "Primero los Pobres". Cierto, pero también lo es que el presidente gobierna para todos y a todos debería escuchar, aun cuando pidan tan prematuramente su renuncia.