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EU-Rusia: las tensiones crecen a pesar de Trump

“Ahora mismo, como país, tenemos la peor relación con Rusia que hayamos tenido en décadas”

“Ahora mismo, como país, tenemos la peor relación con Rusia que hayamos tenido en décadas” dice Ian Bremmer, el presidente de la consultora Eurasia, “y sin embargo, ahí están estos dos líderes que, por razones que no tienen sentido y que no se han explicado a satisfacción, están empeñados en adorarse el uno al otro”. Bremmer se refería, claro, a Trump y a Putin. La luna de miel, no obstante, podría estar terminando pronto. Por lo que parece, Trump no podrá evitar sellar con su firma la más reciente piedra en el camino de Moscú: una nueva legislación sobre sanciones que sigue alimentando la espiral de las tensiones entre ambos países. El Kremlin, de su lado, amenaza con una respuesta que, en palabras de funcionarios rusos, será una represalia “no-simétrica” y “dolorosa” para EU. Y es que, en efecto, más allá de responder con sanciones económicas y diplomáticas de la misma magnitud (las cuales ya iniciaron), Rusia cuenta con opciones que podrían hacer que Washington resienta otro tipo de consecuencias.

Todo parece indicar que Trump no vetará la legislación y que, por tanto, su relación con Moscú enfrenta obstáculos que él estaba deseando evadir. Por ejemplo, pensemos en cómo esta administración está abordando el conflicto sirio. Para conseguir avances a fin de terminar con esa guerra, la Casa Blanca ha tenido que replantear sus metas, aceptar que Siria era, es y seguirá siendo una zona de influencia rusa. Sin embargo, no se puede decir lo mismo para otros asuntos que para la administración Trump resultan más delicados.

EU-Rusia: las tensiones crecen a pesar de Trump

Uno de ellos es Corea del Norte, país con el cual Moscú ha estado incrementando su colaboración en los últimos años. A Rusia le interesa insertar ese tema dentro de toda su conflictiva mayor con Estados Unidos. Principalmente porque este y no otro, es considerado por Washington como el mayor de los riesgos a su seguridad nacional. Obviamente, los volúmenes de comercio entre Rusia y Corea del Norte, así como los niveles de colaboración hoy existentes entre Moscú y Pyongyang, siguen siendo muy bajos. Pero justo cuando Corea del Norte se encuentra a solo un año de poseer un misil balístico intercontinental con capacidades nucleares, el Kremlin está tomando medidas para fortalecer sus lazos con Kim.

Otro escenario es Ucrania. Desde el 2014 Moscú respalda una rebelión separatista en ese país. Hasta ahora, el termómetro de ese conflicto se enfría cada vez que Putin percibe que hay espacios para negociar con sus contrapartes europeas y con Washington. La temperatura del conflicto se vuelve a calentar cuando Rusia lo considera necesario. Esta cuestión rebasa a Ucrania, pues desde que ese conflicto se encendió, las tensiones entre Moscú y la OTAN han escalado a niveles que no se veían desde tiempos de la Guerra Fría.

Además de Siria, Ucrania y Corea del Norte, hay otros sitios, como Afganistán, en cuyo conflicto y negociaciones el Kremlin ha jugado un rol cada vez más relevante en un escenario que hasta hace poco, era considerado de influencia exclusiva de Washington y la OTAN, o en Venezuela, en donde Rusia podría ejercer un contrapeso ante las posturas estadounidenses.

Es decir, cuando Moscú amenaza con desplegar represalias no-simétricas y “dolorosas”, tal vez quiere que Washington considere esa gama de palancas que Putin puede pulsar para hacer que esta joven administración Trump pague las consecuencias. Aunque a nivel personal, como dice Bremmer, ambos mandatarios sigan “empeñados en adorarse”.

Twitter: @maurimm

(*) (Analista internacional/

El Universal)