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El estado de la democracia en el mundo

Las democracias establecen condiciones más favorables para la actividad empresarial

Conocer si nuestro sistema de gobierno es funcional o no en el concierto de las naciones permite conocernos y, en su caso, redireccionarnos como nación.  

International Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA) en su Informe “El estado de la democracia en el mundo y en las Américas 2019.  Confrontar los desafíos y revivir la promesa”, presenta datos reveladores de la salud de la democracia en 158 países, agrupados en seis regiones: África, América Latina y el Caribe, América del Norte, Asia y el Pacífico, Europa y Medio Oriente. No se consideran a países con una población inferior a un millón de habitantes.

El estado de la democracia en el mundo

La medición refiere cinco atributos para establecer el estado de la democracia: 1. Gobierno representativo, entendido como la forma en que el acceso al poder político se adquiere a través de elecciones competitivas, periódicas y limpias; 2. El nivel con el que son respetados los derechos fundamentales; 3. El control al que se somete al poder público, es decir, al ejecutivo, legislativo, la independencia judicial e integridad de los medios de comunicación; 4. Estado de derecho: la aplicación de la ley de forma justa y ausencia de corrupción, y 5. La participación ciudadana en las decisiones democráticas.

Con estas variables es importante referir que más de la mitad de los países en el mundo (62%) cuentan con un sistema democrático y más de cuatro mil millones de personas viven bajo esta forma de gobierno.

El número de democracias en el mundo va en aumento, inclusive ha incursionado por primera vez en 11 países, destacando Burkina, Armenia y Malasia, por mencionar algunos. Esto ha traído como consecuencia que las demandas populares se hagan más latentes justamente por las bondades de este sistema.

IDEA Internacional establece que los países con un sistema democrático registran una serie de características, en mayor o menor medida, como el acceso a la justicia, bienestar de la población, desarrollo humano, igualdad de género, entre otras.

Asimismo, los índices del estado de la democracia en el mundo registran aspectos que nos parece importante puntualizar algunos:

Las democracias con gobiernos representativos guardan mayores tasas de crecimiento del producto interno bruto a largo plazo que los regímenes no democráticos.

Las democracias establecen condiciones más favorables para la actividad empresarial.

Sin embargo y a pesar de las aportaciones tangibles de un sistema democrático, el Informe hace referencia a una especie de “erosión democrática”, caracterizada entre otros factores por la “pérdida de calidad democrática”, es decir, por contar con instituciones frágiles, con procesos democráticos “formales e informales”, por esquemas de transición democrática difíciles, declives importantes en la protección de derechos fundamentales de la población, niveles bajos de apoyo popular a la democracia, alta polarización social, etc. 

Un último aspecto que considero relevante destacar del informe es que ante el desencanto de la población hacia un gobierno que no atiende sus problemas económicos y sociales, se ha dado paso a “vías alternativas de acción política”, que se caracteriza por el “ascenso de partidos y movimientos extremistas” al poder político.

Estos nuevos actores conocidos en ocasiones como “populistas” en algunos casos muestran factores que van en contra corriente con los atributos propios de una democracia, por ejemplo, la falta de respeto a las instituciones, sobre todo a las que son parteaguas de la rendición de cuentas.

El Informe determina que “los índices del estado de la democracia en el mundo muestran que, frente a los gobiernos no populistas, los gobiernos populistas reducen la calidad de la democracia”.

Por ello, me parece que debemos valorar, reforzar y proteger nuestro sistema democrático ante los embates que el mundo registra.