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¿Crisis de migrantes?

Cuando una situación se tacha de crítica, esto es, que ha entrado en crisis, imperativo resulta hacer un examen minucioso de los hechos y las circunstancias que le dan ese calificativo. Decir que la marcha de los migrantes hondureños y de otros países que se han venido sumando, ha hecho crisis, es muy relativo y quizá tenga mucho de exceso verbal. El desplazamiento de centroamericanos es un suceso innegable, pero común.

Por situar un evento de tal naturaleza con perfiles históricos, habría que decir que durante el siglo pasado llegaron a la Isla de Ellis, en la bahía Hudson frente al puerto de Nueva York, 12 millones de migrantes de los cuales sólo el 2% fue rechazado por ser polígamos, criminales, anarquistas y portadores de enfermedades infecciosas. El resto se asentó en lo que actualmente es el conglomerado de más alto nivel de vida.

¿Crisis de migrantes?

En México, la migración es constante, del campo a la ciudad; de las zonas deprimidas a los emporios que florecen de tarde en tarde, como ocurrió con la frontera tamaulipeca y otros lugares donde hay abundante trabajo y se requiere de mano de obra, tanto de la calificada como de la que sólo tiene su fuerza para ganar la gorda. En estos días, hay asentamiento de centroamericanos en la región y en empresas del Grupo Carso del DF.

Al respecto, un estudio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, señala que: “Con la intensificación y reducción en los tiempos de los intercambios de productos, servicios, capitales, información, conocimiento y personas, nuestra era, sin duda, está caracterizada por la movilidad. Si bien esta movilidad en general se percibe como algo positivo para el bienestar económico, social y cultural de los países, y es un hecho que los mercados laborales requieren de la movilidad de personas, aún no se ha logrado una visión coherente, integral, equilibrada y exenta de prejuicios sobre el fenómeno migratorio en el mundo”. En concreto, señala que no se ha entendido la migración.

Tan no se ha entendido, que los acontecimientos se exageran y se dramatizan de acuerdo al interés de quien emite opiniones al respecto. Nada peregrino seria que en cuanto a la marcha de los migrantes centroamericanos haya mano negra que busque llevar más agua al molino de quien tiene el sartén por el mango. Al caso, habría que preguntarse si existe alguna relación de este movimiento muy bien organizado y las elecciones del 6 de noviembre en EU en las que el Partido Republicano puede perder el control de la Cámara de Representantes y con algo de suerte para Trump, el Senado.

De San Pedro Sula, Honduras, salieron 5 mil gentes, cantidad que crece y disminuye al paso del recorrido. Pueden ser pocas o muchas. En cambio, se estima que anualmente entre 400 mil y 500 mil migrantes, la mayoría de origen centroamericano, viajan en los lomos del tren La Bestia, esforzándose por llegar a Estados Unidos en pos del sueño americano. Comparar unas cifras con otras, echa de ver cierta incongruencia en cuanto a la calificación que se ha dado a la caravana, asumiéndola como una crisis.

En época de elecciones, se echa mano de todos los recursos; pero, uno de los más eficaces y socorridos es el recurso del miedo. ¿Cómo olvidar que el becario de ingrata memoria dijo que su contrincante, al que robo la elección era un ‘peligro para México’. En otras partes se habla del comunismo, de los negros, de los mexicanos, de los chinos y de cualquier etnia o persona que puedan ser utilizada como el ‘coco’ para asustar.

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador se ha sustraído de esta exageración y ha dicho que: “Va a haber trabajo para los mexicanos y para los centroamericanos en nuestra patria, en nuestro país”, no como una promesa ni como un discurso alegórico, sino como reflejo de la realidad que vive el país, en vísperas de la Cuarta Transformación, que situará a México otra vez a la vanguardia de la América indiana, con planes y proyectos de desarrollo inclusivo, bajo al refulgente idea de la democracia con justicia social, que fue piedra angular de la Constitución del 17.

Por lo pronto, habría que decir que a otro hueso con ese can.