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A ‘juerza’, ni los zapatos

Dos horas fueron suficientes, y sobró tiempo, para que el negociador norteamericano de la revisión del Tratado de Libre Comercio de la América del Norte, Robert Lighthizer mandara al de por acá, el ínclito Ildefonso Guajardo, a su hotel. No habrá un nuevo tratado si no se mejoran substancialmente los salarios de los trabajadores en la industria automotriz de México y se eleva la proporción de parte fabricadas en el área.

Poco antes, el presidente norteamericano, Donald Trump había dicho a los directores de las principales firmas dedicadas a la producción de vehículos automotores que: “México y Canadá no quieren perder la gallina de los huevos de oro que les otorga el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Nunca he sido un fan del acuerdo. Veremos lo que pasa. El TLCAN fue un acuerdo terrible”. Lo dijo Trump a los medios con todas sus letras, y luego lo confirmó durante la reunión con los líderes del sector.

A ‘juerza’, ni los zapatos

Por si eso fuera poco, en un artículo firmado por el periodista William Mauldin, The Wall Street Journal, publica que: “Bajo el TLCAN, los fabricantes estadounidenses han producido en México, donde los salarios son más baratos, pero la administración Trump ahora está tratando de obligar a las fábricas mexicanas a pagar más por mano de obra o enviar trabajos de autos a Estados Unidos o Canadá”, lo que viene a explicar lo de la gallina de los huevos de oro a la que se refería el presidente. Pero, hay más…

Agrega el diario especializado en finanzas que: “La administración de Donald Trump está tratando de completar su revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con nuevas reglas que penalizarían a la industria automotriz mexicana a menos que aumente los salarios a aproximadamente 16 dólares por hora, unos 316 pesos a tipo de cambio de 19 pesos”, lo que viene a indicar que el asunto es serio, muy en serio.

Si eso no fuera suficiente, explica que de no cumplir con esta exigencia, se aplicará un paquete de aranceles proporcional, que determina que cuando menos el 40 por ciento del contenido de cualquier coche que se comercie libre de impuestos en el bloque de América del Norte debe provenir de lugares en los que los trabajadores que ganen por encima del nivel de salario que la propia administración ha propuesto como aceptable.

Para estimular el retorno de los fabricantes de vehículos que ahora mantienen líneas de producción fuera de la Unión Americana el presidente anunció un paquete, que realmente es muy poco factible, de eliminar varias normas relacionadas al consumo de combustible y que tienen que ver con protección ambiental., con el propósito de que: “la manufactura de millones de automóviles más en Estados Unidos, vaya para Michigan, para Ohio, para Pensilvania y para otros estados como las dos Carolinas”.

Además, Las automotrices de Estados Unidos obtendrían créditos por salarios más altos no solo en la fábrica, sino también en las áreas de investigación y desarrollo, comercialización y tal vez trabajo administrativo, dicen los funcionarios de la industria. Sobre la propuesta de Estados Unidos, Flavio Volpe, presidente de Automotive Parts Manufacturers Association, con sede en Toronto, dijo a los medios: “Estamos aconsejando a Canadá que no formule comentarios ni adopte una posición hasta que los mexicanos lo hagan”.

Mientras tales cosas ocurrían, Guajardo se desgañitaba gritando que: “México no va a sacrificar el equilibrio y la calidad en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte por el tiempo límite en el Congreso estadunidense. Tengo plena confianza en que se produzca un acuerdo favorable del TLCAN antes del 15 de mayo”.

Es claro que, como lo anunció desde el principio de las negociaciones, Guajardo no es proclive a aceptar la mejoría salarial para sus compatriotas, pues, como él mismo señaló, la política salarial en México es un asunto interno. Si nomás que ya se les apareció el chamuco.

Por otra parte, Guajardo buscaba afanosamente reunirse con la negociadora canadiense Chrystia Freeland para hacer montón, sin encontrarla. Y, es que, como dice un viejo y conocido refrán, “A ‘juerza’…”.