Reflexiones sobre nuestra sociedad y el coronavirus

Y de repente nos despertamos un día y todo cambió. En Disney se apagó la magia, la muralla China no era tan fuerte, ahora Nueva York si duerme y ningún camino quiere conducir a Roma. Un virus se corona como dueño del mundo y nos dimos cuenta de nuestra fragilidad. 

No sabemos si el daño es a propósito o irresponsabilidad de nosotros mismos, pero la amenaza está ahí, cada día más fuerte. Ya los memes no causan tanta risa, los abrazos y los besos se transformaron en armas peligrosas y las escasez de productos nos demuestra una vez más lo egoísta somos. Tan egoístas que decimos: “No hay problema, este virus solo se lleva a los viejitos”, como si no tuviéramos a nuestros padres y abuelos, o como si no fuéramos a llegar nunca ahí.

Reflexiones sobre nuestra sociedad y el coronavirus

Queremos hacer valer nuestro “derecho a decidir si dejar vivir, o no”, a otro; y ahora nos damos cuenta que no podemos decidir si dejar vivir, o no, a otro; y ahora nos damos cuenta que no podemos ni decidir por la vida de nosotros. Un planeta se pone una máscara, no solo para un virus, sino para tapar nuestra vulnerablidad mezclada con soberbia. Y se lava las manos por higiene, pero más como si no quisiéramos reconocer nuestra responsabilidad, tal como hizo un Pilatos.

Sí, hay miedo. Sí, hay aislamiento. Sí, hay compras de pánico. Sí, hay enfermedad. Sí, incluso hay muerte. Pero dicen que en Wuhan, después de tantos años de ruido industrial, puedes escuchar a los pájaros de nuevo. Dicen que después de unas pocas semanas de quietud, el cielo ya no está lleno de humos, pero de azul y gris claro. Dicen que en las calles vacías de Assís, la gente esta cantando desde sus casas y sus balcones, manteniendo sus ventanas abiertas, para que los que están solos, pueden escuchar las voces de las familias a su alrededor. 

Dicen que en un hotel en el oeste de Irlanda, ofrece comidas gratis y las entrega a domicilio.

Hoy las iglesias, sinagogas, templos y mezquitas, se están preparando para dar la bienvenida y proteger a los desamparados, enfermos y cansados. En todo el mundo la gente se está desacelerando y reflexionando. En todo el mundo, las personas miran a sus vecinos de una manera nueva. 

En todo el mundo, la gente está despertando a una nueva realidad. A lo grande que realmente somos, a que poco control tenemos realmente, a lo que realmente importa ... AMAR.

Entonces rezamos y recordamos que: Sí, hay miedo, pero no tiene que haber odio. Sí, hay aislamiento, pero no tiene que haber soledad. Sí, hay compras de pánico, pero no tiene que haber egoísmo. Sí, hay enfermedad, pero no tiene que haber enfermedad de alma. Sí, incluso hay muerte, pero siempre puede haber un renacimiento del amor.

Despiértate eligiendo como vivir hoy. Hoy respira, haz una pausa y escucha detrás de los tormentos de tu miedo. Los pájaros cantan de nuevo, el cielo se está despejando, la primavera está llegando y siempre podemos estar rodeados de amor. Abre las ventanas de tu alma y aunque no puedas pisar la calle vacía, ¡Canta!

¡Vive un día a la vez! ... ignite the moment! ... y recuerda que Dios te ama y yo también.

Msgr. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Presidente del equipo de acción sobre inmigración de Valley Interfaith. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.