Columnas > ÓSCAR RIVERA SALDAÑA

PRÓLOGO DE UN NUEVO LIBRO DE HISTORIA

De la historia no sólo debemos saber las fechas, ni tener en nuestra memoria sólo una imagen de los principales hechos históricos; ya que el estudio de la historia también es un proceso evolutivo, tanto porque con el tiempo se pueden localizar documentos desconocidos, o porque surgen nuevos enfoques que ponen en duda la versión que teníamos de algún hecho histórico; o, sucede también, que las circunstancias vividas hacen que le pongamos más atención a algún suceso, tema, o  personajes a los que no le habíamos dado la importancia debida. Por ello, debemos fomentar el estudio de la historia, ya que sus enseñanzas son la base del patrimonio cultural con el que cuentan los miembros de una comunidad para saber de su identidad.

Estas ideas y la información que me ha permitido el Internet, algunas investigaciones y documentos históricos desconocidos, hicieron que elaborara una nueva versión de algunos personajes y temas de los que ya había escrito: más enriquecida y con nuevos enfoques y puntos de vista; aunque también remarcamos las cuentas pendientes que tenemos los matamorenses con algunos personajes históricos, como el no saber del paradero de los restos del padre José Nicolás Ballí, primer párroco de Matamoros (1800-1829), quien construyó la hoy catedral de Matamoros, y que en su testamento dejó dicho que deseaba lo enterraran donde falleciera; lo que sucedió aquí en Matamoros, según lo testificó el párroco que lo sustituyó. Ya hemos intentado dar con sus restos, los que suponemos están enterrados en la catedral de Matamoros; eso hicimos ver al párroco Ayala, de ese tiempo, pero no fue posible convencerlo de que ordenara la búsqueda de los restos del padre Ballí, con todo y que los albañiles que enterraron a monseñor Sabas Magaña en el altar de la nave izquierda de la iglesia de Nuestra Señora del Refugio el 7 de noviembre de 1990, me dijeron que ahí donde están los restos del obispo Magaña están los restos de otras personas.

PRÓLOGO DE UN NUEVO LIBRO DE HISTORIA

Esto también nos sucedió con Josefina Menchaca y su ilustre y distinguida familia; aunque, en este caso, nos encontramos con el hecho de que fueron autoridades municipales quienes, por robar las donaciones hechas al pueblo de Matamoros por el esposo de Josefina Menchaca, Don Francisco Treviño Canales, desaparecieron su testamento y otros documentos oficiales en aras de consumar el delito.

No fue este el caso de los otros matamorenses que vemos en esta publicación, los grandes generales aquí nacidos, Pedro Hinojosa y Manuel González, de los que contamos con mayor información por su participación y presencia en el ámbito nacional; aunque poco sabíamos de sus orígenes, sus familias y vida personal y marital, como el caso de Manuel González y su accidentado matrimonio y sonado divorcio con Laura Mantecón; que, sin duda, modifican la idea que teníamos de este distinguido matamorense; de quien mal se ha hablado, aunque poco se dice que fue el militar que llevó a la presidencia de México en 1876 a Porfirio Díaz. Sí, en lo del Plan de Tuxtepec, reformado en Palo Blanco, fue Manuel González quien ganó las principales batallas que llevaron a Porfirio Díaz a la presidencia de México, que fueron la de Matamoros y la de Tecoac Ahora bien, al ver la vida del general Pedro Hinojosa, un hombre  más ecuánime y centrado por ser un niño bien de Matamoros, entendemos que la actitud de militar violento y equivocada orientación ideológica con la que se presentó Manuel González ante los militares del país, fue producto de sus carencias y problemática niñez y juventud. Sí, la madre de Pedro Hinojosa, doña Mamerta de la Garza Falcón, pertenecía a la familia de los más poderosos terratenientes de la región, los De la Garza Falcón; condición que le permitió a Pedro Hinojosa desenvolverse, primero entre los distinguidos militares y políticos de la región y luego a nivel nacional, además de llevar una vida ordenada en su matrimonio y vida personal; por último, incluimos en esta publicación el fusilamiento de Agustín de Iturbide, acontecimiento que nos metió en un aprieto a los tamaulipecos, ya que quienes entronizaron a Agustín de Iturbide como emperador de México no nos la perdonan. Sí, a poco tiempo de independizarse México surgió la diferencia entre la gente del centro y la del norte del país; la del centro, centralista y conservadora y la del norte liberal y republicana. Los conservadores se hicieron la ilusión de tener a un emperador, sólo que nosotros lo matamos. El problema surgido está vigente.

En fin, de esto trata mi nuevo libro, que se titulará

HISTORIA E IDENTIDAD.