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¡No más víctimas!

El victimario, al igual que sus víctimas, se presentan en un espectro amplio de características diferentes. Los criminólogos han encontrado que los maleantes no escogen a sus víctimas al azar, existe un perfil de víctima que ellos favorecen: buscan la presa fácil, aquella que podrían someter con el menor esfuerzo. 

Los criminales notan cuando una persona muestra un comportamiento desorganizado, distraído, titubeante, y al igual que en la naturaleza, donde el animal depredador escoge al animalito más lento y vulnerable de la manada para engullirselo, los victimarios suelen atacar a quien se apartan de los demás  y se aisla, aunque este rodeado de personas. 

¡No más víctimas!

Hay comportamientos obvios que marcan a una persona como una “buena víctima”, por ejemplo el llevar consigo grandes cantidades de efectivo y  mostrando sin precaución, usar piezas de joyería fina y ostentosas, transitar por lugares propicios para el crimen como los lugares oscuros y apartados. Pero hay otros aspectos más sutiles que marcan a las futuras víctimas de un crimen, y están relacionados con su estilo de vida, el tipo de personas que frecuentan, su manera de hablar, y ciertos aspectos de su personalidad, como por ejemplo la timidez, su postura, su manera de caminar, es decir las señales no verbales de comunicación que proyecta una persona.  

David Buss, psicólogo evolutivo en la Universidad de Texas, ha compilado una lista de comportamientos que parecieran invitar a que haya individuos que abusen, engañen, manipulen sexualmente y maltraten a otros. Los estudios que se han llevado a cabo con criminales convictos a los que se les presentan escenarios  donde interactúan con diferentes personas, han demostrado que aunque no estén conscientes de la razón de criterio de selección de víctima, los diferentes criminales participantes en el estudio siempre seleccionan el mismo tipo de persona para llevar a cabo sus posibles fechorías, a quien parece vulnerable. 

En el caso de los criminales sexuales, contrario a lo que generalmente se cree, no escogen como víctimas a mujeres provocativas, seguras de su sexualidad, sino que van tras las mujeres que visten más modestamente, que se muestran tímidas y sumisas, que suelen esquivar la mirada de los demás y sobre todo que no serian capaces de dar pelea al momento del ataque. 

Aquel consejo que daban las abuelas de no hablar con extraños, todavía es efectivo hasta el día de hoy, pues hay ocasiones en las que entablar una conversación con un desconocido es como abrir la puerta de oportunidad para que se lleve a cabo una agresión.  

Cada año, el condado de Hidalgo lleva a cabo un programa de entrenamiento básico de defensa personal, es abierto al público y se recomienda pero no está limitado para mujeres que se consideran vulnerables, las que son mayores, las que viven solas, y aquellas que han sido sometidas a violencia doméstica. Todos debemos aprender a defendernos, y un primer paso es dejar de andar por la vida mostrándonos como víctimas. Debemos actuar con seguridad y aplomo bajo cualquier circunstancia, aun y cuando por dentro uno tiemble como una hoja, hay que tratar de no aparentarlo, piensa que Dios está contigo para librarte de todo mal, y actúa acorde con esa idea.

…Y recuerda que Dios te ama y yo también.

Mons. Juan Nicolau, Ph.D. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville.

Licenciado en Teología Sagrada. Es terapeuta familiar y consejero profesional con licencias.