Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA

Narrativa de una manera inútil y mediocre de vivir

En mayo de 1999 ingrese al centro de rehabilitación que me vio nacer,  AMAAR de Chihuahua, entre por mi propia voluntad, di por hecho, que se trataba de una Oceánica Chiquita, pero sin mar, llegue con sendos y severos fondos, no podía parar, prendido de la cocaína, de las pastillas, del Nubain, morfina sintética, de la botella diaria de vodka y de las tres cajetillas de cigarros que me fumaba todos los días, de entrada, me dieron la bienvenida tres internos, llamados apoyos, con un lenguaje humillante, por demás denigrante, por demás agresivos.- El chingon, chingo a su madre.- Vas a aprender a amar a Dios en tierra ajena hijo de tu puta madre.- Me desnudaron supervisando que no trajera droga escondida en mis partes íntimas, .- Me dijeron hasta de lo que me iba a morir, mi mujer cuando se despidió de mí, me dio la bendición, diciéndome lo que siempre me ha dicho.- Acuérdate mi amor, que somos tres, Dios, tu y yo.- me echo la bendición.  eso basto para que se burlaran de mí, de putete no me bajaron, después de tres horas pasamos a un cuarto donde había más de cien adictos dormidos, pise la alfombra de cuerpos, después me aventaron al baño, no había espacio, me acomode al lado de la tina de orines, éramos 18 adictos, de los cuales, 17, han muerto, la mayoría menores de edad,   mi primer fondo fue el cigarro y el síndrome del encierro en unas condiciones infrahumanas totalmente desagradables, por supuesto que de inmediato, quise salir del encierro, pero no me dejaron, la terapia, de adicto a adicto, era repetitiva, aburrida y con una tonadita fastidiosa, nos daban el caldo espiritual, repollo con agua hirviendo,  con una tortilla, tres minutos para comer, por las mañanas avena sin azúcar, sin pan y por la noche, frijoles con gorgojos desabridos, fue un proceso, lento, duro y doloroso, agresivo, vulgar y tedioso, me pega el síndrome de supresión, cada vez que voy a obrar arrojaba chorros de sangre, cuabales, mas,   sangre, el dolor de huesos era interminable, al igual que el fastidio, no hay terapia psicológica, ni actividades recreativas, estamos 120 internos apretados, no hay literatura,  ni ningún tipo de ayuda terapéutica, yo hago la lucha por salir,  en cada intento me someten, me castigan y me reprimen, al pasar del tiempo, tengo un despertar espiritual,  siento la luz dentro de mí, le pido a El que me ilumine, me guie para saber el por qué me hice adicto, por qué toque los fondos que viví y comencé a escribir mi inventario de conductas toxicas, los apoyos, se burlaban de mí, aun así, me inspiraba para detectar mis patrones de conducta, no solo pude escribir el perfil de mí mismo, mi inventario moral,  escribí sobre el perfil del adicto, cuando salí libre,   domingo a domingo, comencé a trabajar mis conductas toxicas escribiendo en mi columna, De adicto a ADICTO, me queda claro que  no pretendo quedar blanco y puro como la nieve, ni ser el Alcohólico del año, lucho por mi libertad,  por dejar de dañar a los demás, no estoy de acuerdo con esos anexos que carecen de un plan terapéutico, de instalaciones dignas, de ética y por desgracia el país está saturado de centros de mala muerte,  hay una pésima imagen, los antecedentes de un buen número de anexos hablan por sí mismo, salvo honrosas excepciones,  yo llegue anémico, desnutrido, desintegrado y hecho garras, me daban de comer todos los días, un caldo espiritual vil  repollo y una tortilla, era un programa de valorización, con  toda la cosa, intente suicidarme, pero me falto valor para cortarme la yugular, el encierro se tornó, insoportable. Sé que el adicto es mediocre, enano, nacido para perder..- https://www.youtube.com/watch?v=CFtWizIYEwo

Narrativa de una manera inútil y mediocre de vivir